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La partÃcula de dios
La solidaridad como bien público
El buen samaritano. Solidaridad vs. caridad.
“Ahora volvamos al solidario de Samaria. Su historia es tan atractiva que tendemos a pasar por alto una circunstancia obvia: el buen samaritano actuó libremente. De hecho, su ejemplaridad depende crucialmente de ello. Para comprobarlo, introduzcamos un nuevo personaje en la parábola y supongamos que un centurión obliga al de Samaria a asistir al judÃo apaleado y moribundo. ¿No privarÃa dicha intimación a la parábola de su vigor y al samaritano de su mérito? Obsérvese que superficialmente el desenlace podrÃa ser idéntico en ambos casos: el judÃo es rescatado, llevado a la posada y felizmente curado. Pero si eliminamos la libertad, eliminamos la virtud.
“El intervencionismo de toda laya ha provocado tal confusión que ahora se presenta como moralmente superior al caso del centurión, a la falta de libertad, es decir, precisamente lo que recorta el mérito moral de la conducta humana. El 0,7% como tal (y cualquier redistribución forzada), por tanto, no es generosidad, sino un grupo de presión más que aspira a obtener dinero de los ciudadanos no con su libre y directo consentimiento, sino de modo indirecto, a través de la coacción polÃtica: el protagonista es el centurión, no el samaritano.â€
“En este artÃculo se argumenta que la figura del samaritano no es un antÃdoto frente al mercado (afirmación que puedo compartir), pero se basa en una argumentación errónea. Carlos RodrÃguez tiene razón en que la libertad de mercado no le impide al samaritano llevar a cabo su acción, y que precisamente el mérito es más ejemplar porque nadie le fuerza a ello (pensemos, nos dice, cómo verÃamos su acción de haber sido obligado por un centurión).
“Sin embargo, si es socialmente aceptable y bueno que se atienda a los accidentados, no debemos dejar su atención a manos de la buena voluntad de los que puedan pasar por ahÃ, ni a manos de un centurión que nos obligue a pasar por ahà o a ayudar si pasamos. Hay opciones mejores, podemos pagar con nuestros impuestos un servicio de atención a accidentados y desprotegidos, podemos financiar unas patrullas al mando de centuriones con este objetivo. Tal vez sea menos poético y más forzado (los impuestos son obligatorios), pero serÃa un mecanismo mucho más efectivo para lograr el fin deseado que el encomiable voluntarismo. Esto es asà porque el bien (fraternidad, solidaridad…) que queremos administrar no es privado, sino público y necesita de mecanismos que nos obligue a su provisión. Piensen, si no, en cuántas inversiones en bienes públicos tendrÃamos si pagar impuestos fuera voluntario.â€
“…sostener que la solidaridad no es un bien privado es una disparatada exageración, aunque ello no comporte negar sus ingredientes públicos. Está claro que, por ejemplo, en la medida en que otras personas sean samaritanas, yo puedo escaquearme y no contribuir a causas solidarias. La forma de impedir que yo sea un free-rider, naturalmente, es cobrarme impuestos y obligarme a ser bueno.
“La lógica del free-rider está, sin duda, detrás de la gran expansión del Estado en nuestro tiempo, pero no es evidente que tal desenlace deba ser asà ni que sea el más plausible, menos aún cuando depende de una definición de bien público tan imprecisa que al final, como dice Anthony de Jasay, es el propio Estado el que dictamina qué bien es público y hasta cuándo.â€
El parlamento proporcional (2)
Los cambios de gobierno en Europa
English as she is spoke
“Nobody can add to the absurdity of this book, nobody can imitate it successfully, nobody can hope to produce its fellow; it is perfect.”
El parlamento proporcional
¿Existe el método moral?
Los sesgos cognitivos (3)
Los sesgos cognitivos (2)
Una voz sensata y otra no tanto
¿El comienzo de la cordura?
Problemas existenciales
Dos propuestas
¿Con qué probabilidad ganaremos la Copa?
No es una buena objeción, aunque da pie para aclarar el significado de probabilidad. Como siempre, entenderé que la definición de probabilidad será interesante mientras sea operativa, es decir, mientras sepa cómo usarla y mientras eso me permita hacer cosas con ella mejor que sin ella.
Esta es mi respuesta a Arriero:
Imagina que sabemos que el 50% de una población tiene un gen que le hace tener una probabilidad del 100% de morirse de una enfermedad X y que el otro 50% tiene una probabilidad del 0%.
Hay una posible cura: una droga que te libra de esa enfermedad con total seguridad (si la tienes), pero que te puede matar por efectos secundarios el 10% de las veces (tanto si tenÃas el gen como si no. Si eres un individuo de esa población, ¿quieres tomar la droga? Por supuesto, querrás primero saber si tienes el gen o no. Pero si eso no es posible ¿qué haces? A todos los efectos tienes un 50% de probabilidad de padecer la enfermedad y morir, aunque Aquiles insista que no, que tienes un 100% o un 0% según el caso. La precisión de Aquiles no importa nada. El problema es tomar la droga o no en una situación de incertidumbre. Saber lo que desdeña Aquiles permite tomar una buena decisión y, con ella, la droga.