El sacerdote que reproduce la ateofobia
El sacerdote católico Jesús Hernán Orjuela, mejor conocido como "El padre Chucho" es el protagonista de un libro para sus devotos católicos, que ya no lo pueden ver en la televisión colombiana. En el libro "Pregúntele al padre Chucho" vierte su opinión sobre los ateos:
"Entonces, con respecto a los ateos, si es que no creen en el amor, tendrán que asumir que Dios no existe y quien asume esto es un terrorista que destruye vidas, pues no hay nada de valor. Quien asume la vida sin amor es un peligro para la sociedad y mucho más si ejerce alguna función de gobierno."Empecemos por analizar su declaración.
1. Si es que [los ateos] no creen en el amor.
¿Quien dijo qué los ateos no creemos en el amor? Muy probablemente la idea venga del cacareado argumento de "Dios es como el amor, no se ve pero se siente" que hemos escuchado los ateos centenares de veces. Lo que ocurre es que los ateos entendemos el amor como lo que es: Un producto de algo material, como lo son nuestras neuronas, sus intrincadas redes y los neurotransmisores que se envÃan entre ellas. Y no lo consideramos algo del reino de los dioses y los duendes, como los religiosos.
En un sentido biológico el amor es un mecanismo que la evolución ha forjado para establecer pareja y mantenerla unida para mejorar las posibilidades de perpetuación de los genes en la descendencia. También los sentimientos de cuidado y ternura hacÃa las crÃas por parte de sus madres, especialmente las mamÃferas, están relacionados con neurotransmisores. Como todo proceso neurológico tiene una base quÃmica en la que están presentes neurotransmisores como la dopamina, la serotonina, norepinefrina y la oxitocina.
La dopamina es el neurotransmisor que se libera para alcanzar objetivos concretos, influye en el cambio de gustos, para poder acoplarse a otra persona. Este neurotransmisor se produce durante el enamoramiento desde el área ventral tegmental y del núcleo caudado. Al aumentar la dopamina, cambian también los niveles de serotonina produciendo el pensamiento obsesivo por el ser amado.
2. Si no existe el amor no existe dios.
Ya explicamos que el amor existe como producto de nuestros mamÃferos cerebros. ¿Y dios? Bueno, como idea también está en el cerebro. Como sensación de relación espiritual, también (Recomiendo "Dios está en el cerebro" de Mattew Alper). ahora, si ese ser está allá afuera en algún lado, es otro asunto. Por el momento no tenemos evidencia directa e incontrovertible sobre este asunto.
Por otra parte, el argumento del padre Chucho pareciera ser también "si existe el amor existe dios" Bueno, también existe la envidia y por razones neurobiológicas. ¿De ello también deducimos que existe un dios? ¿Qué relación hay entre la capacidad neurobiológica de generar sentimientos y la existencia de un ser todopoderoso? ¿Ahora pues si existe el amor podemos decir que existe Krishna?
3. Asumir que Dios no existe te hace terrorista
Ateofobia sin duda. Por lo que vemos los chicos de Estado Islámico que degüellan cristianos, chiitas y hazidÃes en Iraq y Siria no son para nada ateos. De hecho, su fortÃsima convicción de que hacen la voluntad de tal dios es lo que los lleva a imponer con el derramamiento de sangre su visión religiosa.
Los señores del Santo Oficio, que por ocho años torturaron a Giordano Bruno, no eran ateos. PertenecÃan a la misma secta que pertenece el padre Chucho, Al igual que los que masacraron a los habitantes de Beziers o los que hicieron la matanza de San Bartolomé. La historia nos cuenta como cuando llegó la noticia de la matanza de San Bartolomé los colegas del padre Chucho tocaron las campanas llenos de alegrÃa. Y más recientemente, un joven austriaco de bigote particular, afirmó que hacÃa la obra de dios al eliminar a los judÃos. Tampoco este señor era ateo.
No quiero decir con lo anterior que los creyentes son los malvados de la historia. De hecho también han habido ateos malvados. De hecho en ambos lados puedes encontrar buenas y malas personas. Pero lo realmente detestable de la declaración del padre Chucho es su intento de satanizar a los ateos, como si su institución no estuviera empapada de sangre de muchos inocentes.
4. Los ateos son peligrosos para la sociedad.
No. Lo realmente peligroso es alguien que no respete la democracia y los derechos humanos. Y estos personajes pueden venir de cualquier bando. Cabe recordar que el padre Chucho se manifestó contrario a obedecer las leyes que le pedÃan no invadir el espacio público con sus misas campales. en el 2013 respondió asÃ:
“Que venga el alcalde que lo estoy esperando, a ver si me va a sacar, que venga, que primero lo saco yo a él…yo no voy a pedir permiso, yo solo le pido permiso a Diosâ€.
Justamente esas personas, que atropellan a los demás en nombre de un supuesto dios, son los que niegan la eutanasia al paciente sufriente, los derechos a las parejas del mismo sexo, los que terminan inmolándose por un tal Alá. Esas personas, estimados lectores, son los verdaderos peligros para la sociedad.