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LA FAMILIA QUE PREVARICA UNIDA, PERMANECE UNIDA
Y la que miente unida, mucho más.
LA VENTAJA DEL CREYENTE
Hay una cosa en la que el creyente (me refiero al que cree en la persistencia del alma después de la muerte) siempre llevará ventaja a los que no somos creyentes:
LA VENTAJA DEL CREYENTE
Hay una cosa en la que el creyente (me refiero al que cree en la persistencia del alma después de la muerte) siempre llevará ventaja a los que no somos creyentes:
¿CABE DIOS EN EL LABORATORIO? DEBATE EN INDAGANDO.TV
¿Puede una religión condicionar algún campo de investigación?
JAVIER ARMENTIA, ASTROFÃSICO Y DIRECTOR DEL PLANETARIO DE PAMPLONA, Y CRISTINA HELLER DEL RIEGO, COORDINADORA DE LA CÃTEDRA DE CIENCIA, TECNOLOGÃA Y RELIGIÓN DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE COMILLAS, PARTICIPARÃN EN EL DEBATE MODERADO POR ÓSCAR MENÉNDEZ
¿Esta limitado un creyente a la hora de participar en una investigación? ¿Puede la ciencia confirmar o negar que existe Dios? ¿Se puede ser cientÃfico y creyente?
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Pueden seguir el directo el jueves 25 de Noviembre a partir de las 13.00h en:
www.indagando.tv
Hashtag para Twitter: #DebateA2
¿QUIÉN HA CREADO LA SOCIEDAD DEL BIENESTAR?
Hasta más o menos la revolución industrial, la estructura de la mayorÃa de las sociedades “civilizadas” (es decir, casi todas salvo los grupos de cazadores-recolectores y los de agricultores más primitivos) ha sido, grosso modo, la siguiente:
POR LA DESINTOXICACIÓN DE LOS TEOHÓLICOS ANÓNIMOS: O LECCIONES PARA VIVIR "COMO SI DIOS NO EXISTIERA"
Uno de los grandes logros de la sociedad contemporánea es el habernos enseñado a superar la teodependencia que padecieron nuestros antepasados, o, como le gusta decir a Benedicto XVI, “a vivir como si Dios no existieraâ€. El agnosticismo y el ateÃsmo han dejado de ser posiciones filosóficas reservadas a algunos sabios más o menos excéntricos, como lo fueron en tiempos antiguos, y se han convertido en parte de la forma de vida de millones de personas, sobre todo en los paÃses más avanzados. Incluso para una gran parte de los que todavÃa se consideran “creyentesâ€, la religión ya no es un dogma que les ordene rigurosamente el camino a seguir en la vida, sino una mera peculiaridad más de sus costumbres y de su forma de entender y valorar el mundo, a nivel similar al de sus gustos musicales, gastronómicos o deportivos, pero seguramente un poco menos importante que sus orientaciones polÃtica o sexual. La religión actual es, mayoritariamente, una religión “de consumoâ€. Al fin y al cabo, cinco mil años de religiones organizadas han sido totalmente incapaces de conseguir lo que el avance del conocimiento, del progreso económico y de la democratización social ha materializado en poco más de un siglo (al menos en los paÃses “desarrolladosâ€, y ciertamente no sin convulsiones): unos niveles de bienestar, de paz y de solidaridad social inimaginables en esta tierra para los antiguos visionarios religiosos. La creencia en un Ser Superior, en un Más Allá, en algo que dé un sentido transcendente y absoluto a nuestro fugaz paso por la vida, es, simple y llanamente, una creencia superflua, una especie de homeopatÃa mental, un cuento de hadas del que, con la mano en el corazón, casi todos sabemos que podrÃamos prescindir totalmente y no por ello se iba a desmoronar el mundo.
Por supuesto, para el Presidente-Consejero Delegado de la mayor multinacional del planeta, empresa lÃder hasta el momento en el mercado de las creencias, el hecho de que tantos millones hayamos descubierto que se puede vivir de maravilla sabiendo que la transcendencia, el pecado, la gracia y todas esas cosas no son más que un timo barato, y sabiendo que hay otras maneras más eficaces y satisfactorias de organizar la vida en común, esta súbita caÃda de la demanda mundial de su producto le tiene preocupado, a él y a su numeroso Consejo de Administración. Es como si descubriéramos que los coches andan más rápido y contaminan menos con agua del grifo que con gasolina; serÃa lógico que la industria petrolera anduviese mosqueada. Asà que Su Santidad (como le llaman sus seguidores) anda recorriendo el mundo, y muy en particular nuestro antes tan católico paÃs, con el objeto de intentar convencer a la gente de que eso de vivir sin Dios no es bueno, sino malÃsimo; es más, no sólo es que sea malo, ¡es que es el principal problema de nuestra época! Para volver a incrementar la demanda de su producto, ha montado estos dÃas una cosa que llama “Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelizaciónâ€, y que será una de las estrellas de la Jornada Mundial de la Juventud que cortará el tráfico en mi ciudad el próximo verano.
Pero este intento propagandÃstico se basa en rotundas falacias que extrañan en gente de tanto y tan profundo conocimiento como el profesor Ratzinger. Por ejemplo, la falacia de predicar que el relativismo es la causa del totalitarismo (cuando sabe perfectamente que todos los regÃmenes totalitarios se han fundado siempre en justo lo contrario: en el dogmatismo, en la negación absoluta de que el otro, el distinto, pudiera tal vez tener razón; y cuando sabe perfectamente que tantos regÃmenes dictatoriales se han apoyado precisamente en los dogmas de la multinacional que dirige). O la de que el “relativismo†de los que vivimos sin dios sea un “indiferentismo egoÃstaâ€, o sea, que no tenemos moral y que nos da lo mismo que la gente sufra (cuando sabe perfectamente que “vivir sin dios†no es “vivir sin éticaâ€, sino ser consciente de que tus valores morales no tienen, ni necesitan, un fundamento transcendente, ni tienes el derecho divino a considerarlos absolutamente superiores a los valores de tu prójimo; y cuando sabe perfectamente que las religiones se han caracterizado muy a menudo por insensibilizar a sus fieles ante el sufrimiento de millones de marginados y de oprimidos, cuando no a provocarlo). O la falacia de que el “laicismo†busca algo asà como la aniquilación civil de los creyentes (cuando sabe perfectamente que lo único que busca el movimiento laicista es que las organizaciones religiosas no detenten privilegios en comparación con otras organizaciones sociales por el hecho de ser religiosas).
Todas y cada una de estas falacias las escucharemos una y otra vez, de boca del profesor Ratzinger o sus múltiples voceros. Pero, por fortuna, sabemos que no son más que el canto de cisne de una publicidad cada vez menos creÃble. Asà que, cada vez que escuches su propaganda, recuerda y repite: ¡viva el relativismo!
Más:
El apuro del creyente.
Diálogo “Fe vs Laicismo”
EL APURO DEL CREYENTE
Cuando quiero poner en apuros a un ateo le pido que defina “mal” cientÃficamente (el silogismorreico Irichc, en su blog).
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Aparte de la ignorante pretensión de que los conceptos pueden tener algo asà como una “definición cientÃfica” (cuando lo cierto es más bien que todas las definiciones son postes clavados en el fango, que valen sólo mientras el palafito que soportan no se cae), es gracioso el tonillo de superioridad que la frase chorrea, como si una definición no cientÃfica del mal fuese a tener ni siquiera fango en el que clavarse.
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El ser humano (al contrario que el resto de los animales, aunque habrÃa que ser cauto en las afirmaciones sobre los más cercanos genéticamente a nosotros) tiene ADEMÃS otra capacidad cognitiva, que es la de experimentar ciertas conductas como OBLIGATORIAS y otras conductas como PROHIBIDAS, y la tendencia a realizar las primeras y a evitar las segundas (con tanta más frecuencia, cuanto más intensamente se experimenten esas sensaciones). La idea de “mal” no es más que, simple y llanamente, una forma de llamar a aquellas cosas a las que, al pensar en ellas, les asociamos esa sensación de “prohibición”, o juzgamos que conducen inevitablemente a consecuencias a las que asociamos dicha sensación.
¿SERà EL FUTURO DE LOS CREYENTES?
Leo, a través del blog Humanismo Naturalista CientÃfico, un interesante artÃculo de Susan Blackmore sobre “por qué ya no cree que la religión sea un virus de la mente”: a saber, porque los virus son parásitos, se reproducen a costa de la costosa inversión que obligan a hacer a su huésped, mientras que las creencias religiosas parecen contribuir estadÃsticamente a la tasa reproductiva de quienes las tienen.
CHILE RESCATA A SUS MINEROS CON LA AYUDA DE DIOS
En cambio, al buen Dios no le salió de los cojones echar una manita cuando se estrelló el avión de Spanair, cuando el tsunami de Indonesia, o cuando el naufragio del Princess of Stars.
THE GRAND DESIGN
Lo que más me ha alegrado al leer The Grand Design, de Hawking y Mlodinov es que parece haber sido redactado a propósito para responder la gran duda que expresé en una de las entradas de la serie “FÃsica cuántica y conciencia”, a saber, qué pasaba cuando, en el experimento de la doble rendija, se coloca solamente un detector. La respuesta era (y de ahà mi alegrÃa) la que supuse en la entrada: NO aparece un patrón de interferencias en la nube de puntos formada por las partÃculas que NO han sido detectadas por el detector de la rendija que lo posee. Esto también lo explican como un argumento a favor de la interpretación que mencionaba en la entrada (sin dar su nombre), la interpretación feynmaniana de la “suma de historias”: cada partÃcula “recorre” todos los recorridos posibles, y la probabilidad de cada resultado final (dónde impacta la partÃcula en la pantalla) depende de la suma de la probabilidad de cada recorrido.
ADIVINANZA
¿Qué libro recientemente publicado por un fÃsico muy, muy famoso contiene en su primer capÃtulo la afirmación “la filosofÃa ha muerto”? (Bueno, yo dirÃa que está sólo un poco comatosa).
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A los que lo hayáis adivinado, como premio podéis pinchar aquÃ.
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(VÃa Ebooksdownload)
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Más:
No disparen al cosmólogo.
POR EL DERECHO A QUEMAR EL CORÃN (Y LA BIBLIA, Y EL LIBRO ROJO DE MAO, Y LOS LIBROS DE MATEMÃTICAS DE 4º DE LA ESO)
Pues eso: siempre que los libros que uno quema sean suyos, y que lo haga en un lugar donde no cause peligro de incendio o un posible daño contra las personas, uno tiene el derecho a expresar sus opiniones como le dé la gana, sea quemando Coranes, o Apocalipsis de San Juan (¡qué coñazo!), o el Libro Rojo de Mao, o los libros de matemáticas del curso pasado, o libracos de caballerÃas (¡a la hoguera con ellos, bachiller Carrasco!)
EL RETO DE DIOS
De una discusión en Tendencias21.
ARGUMENTACIÓN DE LA BUENA
No sólo llevan capuchas los etarras del manifiesto del otro dÃa, también algunos de los que comentan aquÃ. No es lo mismo capucha que máscara: la máscara (en latÃn, persona), esto es, el “apodo” o “nick”, identifica al menos al personaje en el que uno ha decidido manifestarse; la capucha, en cambio, aunque la mayorÃa la usan por mera vagancia (una de las virtudes cardinales), otros la aprovechan rastreramente para evacuar su pasión por ofender (naturalmente, sin éxito alguno: ya se sabe que no ofende quien quiere, sino quien puede).
Otra vez que quedas como el culo. ¿Qué tiene la mente de Dios que no colapsa la función de onda? jajaja!!
Y qué tiene la mente humana, que la hace colapsar?’
Y qué tiene la mente de Dios que percibe todo? hummmm
jajaja!! pero que tú que te crees, que Dios es un objeto material sujeto a la fÃsica? Allá tú con tus creencias, pero es que además de hacer preguntas que no van a ningún lado, ni siquiera sabes porque, si la colapsa, la observación humana colapsa la función de onda y preguntas por Dios. Eso por no hablar de tu rollo de “…desmintiendo el romance”, cientos de fÃsicos de todo el mundo estudiando el tema durante décadas y no pueden descartar la interpretación idealista y vienes tú a predicar, a iluminarnos con tu filosofÃa sublime. Patético.
Eres un soberbio muy divertido. Me seguiré pasando por aquà a sacarte los colores.
Salvo lo del quark, que sÃ, posee mayor masa que el electrón y neutrino, pero aunque yo querÃa hacer hincapié en que es indivisible,deberÃa entonces decir que el lÃmite inferior es el neutrino, lo demás que dices es una sarta de tonterÃas para enmarcar. Me lo voy a guardar, mira. Es obvio porqué te pasas la vida escribiendo en internet y no has publicado un sólo libro de relevancia. Necesitas una cura de humildad y superar tu obsesión con aquellos que no comparten tus creencias para ser un tÃo serio. AsÃ, quizás podrÃas publicar algo de provecho.
Yo por mi parte, quizás me pase por aquà de vez en cuando. No para dialogar, hoy por hoy asunto imposible contigo, sino para dejarte en evidencia, que me divierte mucho y hago una buena obra.
¡NO DISPAREN AL COSMÓLOGO!
(Publicado en El Mundo, sábado 4-9-2010).
No creo que la ciencia pueda hallar la explicación de todo. Ninguna teorÃa matemática sobre las propiedades del número 10 millones podrá demostrar que hay 10 millones de euros en mi cuenta (¡ni aunque existieran!). Ninguna fórmula, por complicada o simple que sea, podrá demostrar que ha de haber un cosmos que la obedezca. Justo por ello, tengo una gran curiosidad por leer los argumentos que anuncia Stephen Hawking en su nuevo libro, El gran diseño. Supongo que quiere decir algo asà como que algún tipo de estado de mÃnima energÃa en un campo vacÃo originario, puede generar, por las leyes de alguna teorÃa aún no confirmada, algo parecido a nuestro universo (o a chupillones de universos, entre los que habrÃa alguno familiar); pero, quién sabe, tal vez se trate de algún razonamiento más novedoso.
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Lo que no se puede hacer es arrojar a Hawking a las fieras por repetir lo que se sabe desde hace tanto: que es cientÃficamente inútil la hipótesis de que alguien (¿y por qué tendrÃa que ser un “alguienâ€, con pensamiento y voluntad, salvo por nuestro animismo instintivo?) ha decidido sacar de la chistera el cosmos. La hipótesis de un creador personal del cosmos es pura homeopatÃa intelectual: no añade ningún “principio activo†al conocimiento de la naturaleza, podemos dejar de tomarla sin sufrir ningún coste cognoscitivo. ¿Implica ello que, como la causa de la existencia no puede ser hallada por la ciencia, es materia para la filosofÃa o la teologÃa? No: simplemente, las especulaciones sobre “el serâ€, “la nadaâ€, “el sentido del cosmosâ€, etc., son vana palabrerÃa, ajustada, en el mejor caso, de modo virtuosÃstico para satisfacer el instinto mitológico de algunos. Es más honesto reconocer que jamás lograremos, no ya saber algo sobre ese tema, sino ni tan siquiera saber si nuestros conceptos (ser, causa, pensamiento, nada, …) guardan ni el más remoto parecido con esas realidades trascendentes y eternamente desconocidas que pretendemos pensar mediante ellos.
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Más:
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