¿SERÁ EL FUTURO DE LOS CREYENTES?



Leo, a través del blog Humanismo Naturalista Científico, un interesante artículo de Susan Blackmore sobre "por qué ya no cree que la religión sea un virus de la mente": a saber, porque los virus son parásitos, se reproducen a costa de la costosa inversión que obligan a hacer a su huésped, mientras que las creencias religiosas parecen contribuir estadísticamente a la tasa reproductiva de quienes las tienen.
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Con independencia de lo enjundioso que sea este dato para los debates sobre la religión, su enseñanza, y sus prerrogativas sociales, quisiera contribuir con unos pequeños apuntes. Aun admitiendo que los creyentes tienen más hijos por término medio que los no creyentes, para sacar la conclusión de que eso llevará a largo plazo al ateísmo a su extinción, o a ser una proporción marginal de la población, hace falta, además, suponer varias cosas:
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1) que los hijos de creyentes tienen más probabilidad de ser creyentes que los hijos de no creyentes (eso puede depender de varias cosas, entre ellas las características del entorno social); si esto fuera NECESARIAMENTE así, no se explicaría cómo ahora hay TANTÍSIMOS no creyentes en las sociedades occidentales, cuando nuestros abuelos eran todos, o casi todos, tan creyentes;
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2) aunque la probabilidad de que un hijo de creyentes sea no creyente sea mucho menor que la probabilidad de que un hijo de no creyentes sea no creyente, aún así, si los creyentes tienen muchos hijos, y hay una cierta proporción de hijos de creyentes que son no creyentes, entonces por eso mismo también habrá MUCHOS no creyentes que sean hijos de creyentes (no porque en cada familia de creyentes hay muchos hijos no creyentes, sino porque hay MUCHAS familias creyentes con MUCHOS hijos, y una pequeña proporción de un conjunto muy grande, se hará tanto más grande cuanto más grande sea el conjunto).
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En cualquier caso, la asociación de las creencias religiosas con la fertilidad me parece una razón más para eliminar los incentivos económicos a las familias numerosas: si nadie puede ser discriminado por sus creencias, el ser no creyente te hace estadísticamente, según aquellos datos, ser discriminado en el reparto de beneficios fiscales.
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Enrólate en el Otto Neurath

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