Charlie Charlie: Un juego para comprobar que tan crédulos somos.
En las redes sociales ha hecho furor un juego presuntamente paranormal llamado Charlie Charlie. En este se ponen un par de lápices, en equilibrio inestable, sobre una hoja de papel en la que se ha dividido en cuatro sectores con las opciones si y no, y luego se procede a invocar el espÃritu de un tal Charlie, el cual debe responder moviendo el lápiz.
Entre los adolescentes el juego se ha convertido en viral y no han faltado los casos de histeria colectiva, como se han documentado en la ciudad de Cali, asà como de otras crisis nerviosas en jóvenes y niños.
¿Por qué se mueven los lápices?
Por la fuerza de gravedad y porque los lápices se encuentran en movimiento inestable. La posición de los lápices es muy inestable lo que hace que la menor variación en el ambiente, tan como una corriente de aire o una vibración en la mesa pueda afectar su equilibrio. (Ver Equilibrio mecánico).
Ahora si los lápices tienen una superficie facetada muy grande, es probable que los lápices no se muevan.
¡Razonamiento crÃtico por favor!
Salir gritando ¡Hay un fantasma! por que se mueva un lápiz en equilibrio inestable es igual de absurdo que decir aliens al ver un meteorito o una nube lenticular. ¿Dónde están las pruebas?
Si de verás hubiera un espÃritu de un tan Charlie, ¿Este conoce inglés, francés, español, portugués y otros para responderle a cualquier adolescente? ¿Sabe tanto de la vida de cada persona? ¿Es capaz de mover un lápiz en equilibrio inestable pero harÃa los mismo si se tratara de un par de bloques de ladrillos?
¿Puede un espÃritu poner objetos en movimiento? ¿Y que tal si levantase la cinta para poder mover el lápiz? ¿O porque no mejor levantar el lápiz y escribir la respuesta? Asà no habrÃa lugar a dudas. Pero no. Los espÃritus son escurridizos, no se presentan ante ateos, responden con golpecitos tontos, n lugar de respuestas concretas. Responden cosas fáciles o cotidianas. Nada de responder con la cura para el cáncer de páncreas o el número de la loterÃa de la siguiente semana. Y si presuntamente lo hacen, no dejan testigos o evidencias.
La estupidez religiosa otra vez
El viceministro de Educación Preescolar, Básica y Media e Colombia, Luis Enrique GarcÃa de Brigard pidió a los padres de familia y docentes que hagan pedagogÃa sobre el fenómeno fÃsico que mueve los lápices, “más bien deberÃamos utilizar esto en distintas clases para explicar fÃsica y matemáticas, de tal manera que todos lo entendamos. El principal mensaje que tenemos hoy es que este es un fenómeno fÃsico perfectamente explicable. Hay unos lápices que se mueven como efecto de la gravedad, y no hay nada paranormal involucrado en este procedimiento".
No obstante, no pocos representantes de la Iglesia Católica han salido a los medios de comunicación a afirmar que este juego es peligroso, por "abrir puertas desconocidas a espÃritus".
El sitio Catholic.net ha salido a defender el absurdo y la irracionalidad con estas palabras:
"Hay que advertir que, aunque se lo juegue por curiosidad, se está abriendo camino para el demonio y no es de extrañar que la persona quede espiritualmente afectada. El bien que el sujeto pensaba percibir no se logra, resulta ser un engaño."
Terrible que en pleno siglo XXI l gente siga creyendo que detrás de un fenómeno natural se escondan invisibles fantasmas. Si por la religión fuese aún estarÃamos sin vacunas y haciendo procesiones para que la Virgen sacara la viruela y la peste bubónica de en medio de nosotros.
Recordando a Sagan
Al ser interrogado sobre presuntos fenómenos paranormales, el astrónomo Carl Sagan tomó el caso de un medium que supuestamente canalizaba el espÃritu de un antiguo aborigen americano, no con lápices, sino en su voz. En su momento Sagan respondió:
Ahora reconsideremos la canalización. Hay una mujer en el Estado de Washington que afirma entrar en contacto con alguien que tiene 35.000 años de edad: Ramtha (quien, por cierto, habla muy bien inglés con lo que me parece un acento indio). Supongamos que tenemos a Ramtha aquà y supongamos que Ramtha es cooperativo. PodrÃamos hacer algunas preguntas: ¿Cómo sabemos que Ramtha vivió hace 35.000 años? ¿Quién está llevando la cuenta de los milenios que se interponen? ¿Cómo es que son exactamente 35.000 años? Eso es un número muy redondo. ¿35.000 más qué, o menos qué? ¿Cómo eran las cosas hace 35.000 años? ¿Cómo era el clima? ¿Dónde vivió Ramtha? (Sé que habla inglés con un acento indio, pero ¿dónde se hablaba asà hace 35.000 años?) ¿Qué come Ramtha? (Los arqueólogos saben algo sobre lo que comÃa la gente por aquel entonces.) TendrÃamos una buena oportunidad de descubrir si sus afirmaciones son ciertas. Si fuera realmente alguien de hace 35.000 años, podrÃamos aprender mucho sobre hace 35.000 años. Por tanto, de una manera u otra, o Ramtha es realmente alguien de hace 35.000 años, en cuyo caso descubriremos algo sobre ese periodo (que es anterior a la glaciación de Wisconsin, una época interesante), o es un farsante y se equivocará. ¿Cuáles son los idiomas indÃgenas, cómo es la estructura social, con quién más vive Ramtha (hijos, nietos), cuál es el ciclo de vida, la mortalidad infantil, qué ropas lleva, cuál es su esperanza de vida, qué armas, plantas y animales hay? Dinos. En cambio, lo que oÃmos son las homilÃas más banales, indistinguibles de las que los supuestos ocupantes de los OVNIs les dicen a los pobres humanos que afirman haber sido abducidos por ellos.
Ocasionalmente, por cierto, recibo una carta de alguien que está en contacto con un extraterrestre que me invita a "preguntar lo que sea". Asà que tengo una lista de preguntas. Los extraterrestres están muy avanzados, recordemos. Por tanto pregunto cosas como: "Por favor, denme una demostración simple del Último Teorema de Fermat." O de la Conjetura de Goldbach. Y luego tengo que explicar qué son estas cosas, porque los extraterrestres no las llamarán Último Teorema de Fermat, asà que escribo la pequeña ecuación con sus exponentes. Nunca recibo respuesta. Por otra parte, si le pregunto algo como "¿DeberÃamos ser buenos los humanos?", siempre recibo respuesta. Pienso que se puede deducir algo de esta habilidad diferenciada para contestar preguntas. Si son cosas imprecisas y vagas, están encantados de responder, pero si es algo especÃfico, que dé ocasión a descubrir si saben algo realmente, sólo hay silencio. El cientÃfico francés Henri Poincarè hizo una observación sobre por qué la credulidad está tan extendida: "También sabemos lo cruel que es la verdad a menudo, y nos preguntamos si el engaño no es más consolador." Eso es lo que he intentado decir con mis ejemplos. Pero no creo que ésa sea la única razón por la que la credulidad está extendida. El escepticismo desafÃa a instituciones establecidas. Si enseñamos a todo el mundo, digamos a los estudiantes de instituto, el hábito de ser escépticos, quizá no limiten su escepticismo a los anuncios de aspirinas y a los canalizadores de 35.000 años. Puede que empiecen a hacerse inoportunas preguntas sobre las instituciones económicas, o sociales, o polÃticas o religiosas. ¿Luego dónde estaremos?
Al parecer los espÃritus sólo mueven objetos en equilibrio inestable, asà como los dioses sólo curan cánceres con el mismo porcentaje que estos mismos remiten espontáneamente.