Crimen por el absurdo celibato
Una terrible historia llega desde Colombia. Un sacerdote católico fue hallado culpable de la muerte de su pareja sentimental y de su hija, en la casa cural, para que nos trascendiera la noticia de que él habÃa faltado a sus votos de castidad. También, y por primera vez en la historia de Colombia se culpó a la Iglesia Católica a pagar una multa por responsabilidad extracontractual de unos 316.000 dólares estadounidenses.
Noticia El Tiempo
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José Francey DÃaz mató y quemó a su compañera sentimental y a su hija, de cinco años de edad.
La FiscalÃa demoró meses armando el rompecabezas de esta trágica historia de amor. EL TIEMPO reconstruyó el caso por el que DÃaz fue condenado a pagar 23 años de cárcel y la Iglesia, a una multa de 600 millones de pesos.
El negativo de una foto, que apareció a un lado de los cuerpos incinerados de una mujer y una niña, fue la primera pista que llevó a develar un crimen por el que esta semana fue condenado el sacerdote José Francey DÃaz Toro, a 23 años de cárcel.
En la reconstrucción de estos asesinatos, por los que la Iglesia Católica tendrÃa que pagar una indemnización de 600 millones de pesos, trabajó por meses un equipo de investigadores del CTI de la FiscalÃa de Anserma (Caldas), Pereira y Bogotá.
El trabajo de este grupo empezó cuando Ebered Antonio Palacios, jefe de la Unidad Seccional del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI ) de Anserma (Caldas) y coordinador de la investigación, reconociera que MarÃa del Carmen Arango Carmona, de 32 años, y su hija MarÃa Camila DÃaz Arango, de 5 años, reportadas como desaparecidas en Pereira, podrÃan ser las personas que encontraron incineradas, el 15 de febrero del 2007, a orillas del rÃo Guática, entre Anserma y Belén de UmbrÃa (Risaralda).
Los cuerpos fueron identificados tres meses después de que fueran enterrados como N.N., y su familia empezó a clamar justicia.
Atando cabos
El CTI empezó a analizar las pocas pruebas halladas cerca de los cadáveres quemados: aretes y accesorios para el cabello. Pero un negativo fotográfico, que se salvó de quemarse, fue la pieza clave para que los investigadores llegaran a la historia de amor secreta.
Con la intervención del Grupo de FotografÃa del CTI de Pereira, que se encargó de realizarle un proceso de humectación al negativo y su ampliación al máximo, se restauraron las imágenes e identificaron a las personas que aparecÃan allÃ: MarÃa del Carmen, MarÃa Camila y el sacerdote DÃaz Toro, párroco de la iglesia de San José, en Mistrató, un pequeño pueblo de Risaralda.
Entonces, empezaron a establecer la relación que podÃa existir entre las vÃctimas y el entonces sacerdote.
Al pedirle colaboración a la familia, Héctor Fabio Arango Carmona, hermano de MarÃa del Carmen, manifestó que ella y la niña, que vivÃan en Dosquebradas (Risaralda), fueron el domingo 11 de febrero del 2007 a Mistrató a visitar a un amigo (el sacerdote) y desde ese dÃa no volvieron a tener noticias de ellas.
La FiscalÃa siguió con los interrogatorios y pudo establecer que la mujer sostenÃa realmente una relación sentimental con el sacerdote y que la niña era su hija y llevaba su apellido.
Se habÃan conocido en 1995, cuando él era párroco de Buenos Aires (Cauca). Según información de la familia de la mujer, ella se fue de la casa con él. Tiempo después se radicaron en Dosquebradas (Risaralda), de allà al sacerdote lo trasladaron a Mistrató, municipio al que MarÃa del Carmen viajaba, al menos cada 15 dÃas, a visitarlo.
Pero faltaba el motivo del crimen. La familia relató que el dÃa en que MarÃa del Carmen llegó a Mistrató, los llamó y contó que tenÃa problemas con DÃaz Toro, al parecer, porque él sostenÃa una relación con otra mujer, historia que fue confirmada por otros testigos.
MarÃa Beiba, la madre y abuela de las vÃctimas, declaró que ella le manifestó ese dÃa, la última vez que la escuchó, que "no se iba a dar por vencida y estaba decidida a denunciarlo en la Diócesis para que renunciara al sacerdocio".
Asesinato después de misa
Pero faltaban las pruebas y, por eso, los investigadores allanaron la casa cural. AllÃ, con luces especiales, encontraron gotas de sangre, desteñidas en color café, en las paredes, en una cama, en el tablado, en las escaleras y otros lugares.
Con estas pruebas y con testimonios, como el de MarÃa Eugenia Vergara Cardona, empleada de servicio en la casa cural, quien declaró sobre la rara actuación del sacerdote después del hecho y de sus historias amorosas, se develó el crimen.
El CTI logró establecer que el lunes 12 de febrero, el párroco, después de dar la misa de 6 mató a MarÃa del Carmen y a su hija, dentro de la casa cural, en complicidad con el sepulturero del pueblo, Jorge Antonio Morales RamÃrez, quien fue condenado, en febrero de este año, a 17 años y dos meses de prisión, por complicidad en el delito de homicidio agravado.
El crimen ocurrió, según la FiscalÃa, aproximadamente, entre las 7:30 y 8 de la noche.
La mujer fue golpeada en la cabeza con una matera, en el tercer piso de la casa cural. El golpe fue contundente, su cuerpo rodó por las escaleras, hasta el segundo piso y, por eso, dejó marcas de sangre en este espacio de la casa. La niña fue asesinada después de su madre, mientras dormÃa en una habitación del segundo piso. La pequeña fue golpeada en la parte de atrás de la cabeza con la misma matera que fue asesinada su madre, inclusive, un pedazo de este objeto se le quedó enterrado en su cráneo.
Los dos hombres envolvieron los cuerpos de las vÃctimas en bolsas negras y en costales de fibra, las subieron al vehÃculo que estaba al servicio de la parroquia, un Samurai de placas PEK 073 y de color blanco, y recorrieron unos 40 minutos por carretera destapada hasta llegar a la orilla del rÃo Guática, en donde rociaron los cuerpos con gasolina y les prendieron fuego con un fósforo.
El sacerdote regresó a la casa cural, a eso de las 2 de la madrugada del dÃa siguiente, lavó la casa con agua y jabón, pero algunas manchas de sangre se le escaparon.
Hoy, el sacerdote, que fue expulsado de la Iglesia, permanece en una celda de la cárcel de varones de Anserma (Caldas), mientras la familia de las vÃctimas, que se mudó a Cali, espera la millonaria indemnización.
Polémica multa a la Iglesia
El 21 de noviembre del 2007 capturaron a DÃaz Toro, quien durante la audiencia preliminar no aceptó los cargos.
Sin embargo, el 12 de diciembre de ese mismo año firmó un acta de preacuerdo con la FiscalÃa, donde se acordó que purgarÃa una pena de 46 años de prisión como responsable del delito de homicidio agravado en concurso homogéneo y sucesivo con homicidio agravado.
La pena quedó reducida a 23 años, gracias a la rebaja del 50 por ciento, por aceptación de cargos y se emitió la condena, en enero del 2008.
El pasado martes, el Juez Promiscuo del Circuito de Belén de UmbrÃa (Risaralda), Otto Gartner, le dictó sentencia a DÃaz Toro, quien hoy tiene 53 años, y además de la pena en la cárcel fue condenado a pagar una multa de 600 millones de pesos, que asumirÃa la Iglesia Católica haciendo uso del recurso de responsabilidad extracontractual por hecho ajeno.
Esta indemnización la recibirÃan los 10 hermanos de MarÃa del Carmen y su madre.
Gartner explicó que esta es la primera sentencia emitida en el paÃs que obliga a la Iglesia a pagar por las acciones cometidas por un sacerdote.
La sentencia fue apelada por los representantes de la Conferencia Nacional Episcopal, la Diócesis de Pereira, la parroquia de San José de Mistrató y el abogado defensor. Ahora, la decisión está en manos del Tribunal Superior de Risaralda, ante quien se impuso la apelación.
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