Marquise du Châtelet

La historia es un tema que siempre me ha fascinado y quería compartir con ustedes la de una mujer fascinante, Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, Marquesa de Châtelet. Ella es poco conocida (al menos yo supe de ella sólo recientemente), pero a mi juicio fue de aquella estirpe de mujeres por las que vale la pena perder la cordura, cordura que de hecho perdieron algunos.

Voltaire, uno de los grandes, fue amante de Du Châtelet. Él tenía 39 años cuando la conoció y ella 27 (llevaba ya 9 años de casada y 3 hijos con el marqués Florent Claude de Châtelet). Se conocieron cuando Voltaire cayó en desgracia por sus escritos subversivos. Ella le dio albergue en su castillo, en Cirey... y comenzó una relación que pocos conocen ahora pero que a mi juicio debió ser una de las más deslumbrantes historias de amor dentro de la historia del pensamiento.

Ella era una mujer brillante y preparada - no en vano Voltaire se enamoró - y en el castillo de Cirey (en donde ella, para él, transformó una de las habitaciones en un laboratorio de experimentación de física y construyó un pequeño teatro) ambos colaboraban y se comentaban sus trabajos. ¿Puedes imaginar esas veladas? Voltaire le hizo conocer las ideas de Descartes, de Leibnitz y de Newton y ella fue una excelente alumna. Tanto que cuando la Academia de Ciencias Francesa llamó a un concurso para escribir un ensayo sobre la naturaleza del fuego, los amantes no se pusieron de acuerdo y enviaron sendos ensayos (ella bajo un pseudónimo, pues las mujeres no podían formar parte ni participar de la Academia). No ganó ninguno de los dos (de hecho el ganador fue el genial matemático Leonhard Euler)... pero los tres trabajos fueron considerados tan buenos que la Academia de Ciencias decidió publicar los tres.

¡Mujeres brillantes! No he conocido muchas en mi vida, quizá no les gusta hacerse ver como tales, pero la Marquesa de Châtelet no era de ésas: junto con Voltaire escribieron un libro ("Los elementos de la filosofía de Newton") que abría las puertas de las teorías de Newton a los lectores que no estuviesen preparados en las complicadas matemáticas que se requerían para entender al sabio inglés.

¡Mujeres brillantes! La capacidad de la Marquesa de Châtelet superaba a la de Voltaire en varios aspectos. Ella escribió un libro en el que explicaba sintéticamente - y de manera más clara que muchos de sus brillantes contemporáneos - las teorías de Descartes, Leibnitz y Newton. Antecedió a Karl Popper y su falsación cuando dedicó un capítulo de ese libro al método científico planteando que cualquier proposición iba acercándose a la verdad en la medida que soportase intentos de falsarla, que una confirmación no era suficiente para establecerla como verdadera. ¿Cómo no iba Voltaire a enamorarse perdidamente de una mujer así?

¿Y si les digo que la traducción que hizo de los "Principia Mathematica" de Newton ha permanecido hasta ahora como la mejor traducción al francés y que se considera incluso más clara que el original? Y no sólo tradujo a Newton, sino que actualizó la información que él había usado con datos recientes de la primera expedición a Laponia y los estudios de las mareas del matemático Bernoulli.

No tuvieron hijos, ella ya tenía tres y quizá Voltaire era estéril ("Evolution is cleverer than you are", la Segunda Ley de Olson). Me recreo pensando en el tipo de educación que hubiese tenido un hijo de ambos... pero pasó el tiempo y como dice Vinicius de Moraes sobre el amor ("Que no sea eterno, puesto que es flama/mas que sea infinito mientras dure"), es posible que ella se aburriera, puesto que se enamoró de un poeta gigoló diez años menor que ella y murió en 1749, a los 43 años, después de dar a luz una hija (del poeta) que tampoco sobrevivió.

Voltaire vivió casi 30 años más, quién sabe qué recuerdos abrigaría de ella, mujer brillante que se sobrepuso a las envidias cortesanas (la tildaban de fea y machona, he visto su retrato y es atractiva), que vivió de igual a igual con las mentes más preclaras... pero, quién sabe por qué también, cedió al fin ante la luz de la juventud, que resultó ser la última que vio.

Sirva este correo como mi homenaje a todas aquellas mujeres inteligentes que rondan por allí, a todas aquellas Marquesas de Châtelet que hacen que uno se diga "con amantes así ¿para qué esposas?" :-)

Los comentarios han sido cerrados para esta nota