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Jueves, 7 de Marzo de 2019

Estrategia de ocultamiento de casos de abuso sexual estalla en la cara del Vaticano

La Iglesia Católica vive días turbulentos por causa de la pederastia en sus filas. En enero del año pasado la visita de Francisco a Chile resultó en un fracaso pues el país austral, una vez de mayorías católicas, se mostró crítico con Francisco por pedir pruebas del ocultamiento del obispo Barros al sacerdote y depredador sexual Fernando Karadima. Francisco tendría después que disculparse, y por primera vez en la historia todos los obispos de un país presentarían su renuncia al Sumo Pontífice. La baja asistencia de fieles a sus misas, y la acérrima crítica de los medios y de las redes sociales a Francisco resultó en un duro golpe para el Vaticano.

En una carta abierta una de las víctimas de Fernado Karadima le escribió a la cabeza de la Iglesia de Roma:
"No. Usted no es parte del problema… usted es el problema. Usted nombró y elevó al protector de un depredador. Usted lo protegió incondicionalmente durante tres años, a pesar de la enorme evidencia en favor de su remoción del obispado y del ministerio sacerdotal.
Usted reprimió e ignoró el tsunami de pedidos, súplicas y evidencias sobre la complicidad del obispo Juan Barros y su involucramiento con el sacerdote depredador, el P. Fernando Karadima. En 2011, Karadima fue removido de sus deberes sacerdotales y desterrado a una vida de penitencia tras ser encontrado culpable por la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano.
Usted se burló de su propia “política de tolerancia cero.”
No terminaba de reponerse de ese escándalo cuando se reveló un vergonzoso estudio de la Fiscalía de Pennsylvania, EE.UU. que mostraba que hubo allí abusos sexuales a más de 1.000 menores por más de 300 religiosos durante siete décadas, y lo peor, fue que desde 1963 el Vaticano conocía algunos de esos casos y optó por ocultarlos.

En agosto de 2018 Francisco visitó a la otrora católica Irlanda y encontró tramos de su recorrido en su papamóvil desiertos. La secularización y los escándalos de abuso sexual, también en ese país, mostraba una feligresía en retirada.

Luego vino el turno para prelados de gran nivel dentro del Vaticano. En noviembre de 2018 la justicia francesa mandó a prisión a ocho meses de cárcel al ex obispo André Fort por no haber denunciado los abusos sexuales del sacerdote Pierre de Castelet, quien fue castigado con dos años de prisión firme. El Obispo André Fort se había escudado en que los casos de abuso cometidos por el sacerdote le fueron contado en confesión y que por ello no podía ir a la justicia gala. La justicia del país donde nació el laicismo no hizo caso a ese argumentó y le condenó.

Sin embargo, un jerarca de más alto rango traería mayor desprestigio para la Iglesia de Roma. Se trata del número tres del Vaticano, el gran tesorero del Vaticano: George Pell. Este cardenal que fue considerado en la elección papal anterior como un posible sucesor de Benedicto XVI, acaba de ser declarado culpable de un cargo de agresión sexual y de otros cuatro cargos de atentado al pudor contra dos monaguillos que entonces tenían 12 y 13 años, por unos hechos ocurridos en la sacristía de la Catedral de San Patricio de Melbourne en los años 1990.

Toda está serie de escándalos, cada vez más abundantes, muestra tres elementos conocidos, pero no por ello menos escalofriantes: 1). La pederastia y el abuso sexual de menores está ampliamente distribuido entre el clero católico; 2). El comportamiento sistemático de la jerarquía católica es tratar de ocultar los hechos, trasladar a los agresores y generar impunidad; y 3). El Vaticano, en mayor o menor medida, siempre ha sabido de esta aberrante conducta.

En un mundo más secularizado y en el que las amenazas al infierno son menos creíbles, decenas de víctimas han decidido salir a hacer escuchar su voz develando la siniestra estrategia de ocultamiento y traslado de los abusadores. La Iglesia, en sus inicios intentó revictimizar a las víctimas, se les acusó de querer lucrarse o de querer acabar con la institución. Sin embargo, la miríada de casos está mostrando que ese libreto se le está agotando a la autodenominada Santa Madre Iglesia.

Hace pocos días el propio Francisco pareció regresar a la estrategia de contratacar y afirmó que “Quienes se pasan la vida acusando a la Iglesia no son los hijos del diablo porque el diablo no tiene hijos, pero si son sus amigos, sus primos y sus familiares”.

Sin embargo, el imaginario diablo al que Francisco hacía referencia parece estar más dentro de sus filas, vistiendo sotana y organizando catequesis. Exorcizarlo requeriría que se entregaran a la justicia local todos los casos, aún los conocidos bajo el llamado “secreto de confesión”, cosa que ha escandalizado a muchos jerarcas católicos.

Justamente en agosto del año pasado el Vaticano se oponía a levantar el secreto de confesión para casos de daño a niños con estas palabras: “El sello sacramental es inviolable, por lo tanto, está absolutamente prohibido que un confesor traicione de manera alguna al penitente en palabras o de cualquier manera y por cualquier motivo”.

Mientras que en Australia y Chile las autoridades judiciales actuaban con fuerza contra los clérigos acusados de ocultar estos casos, en países en donde la Iglesia sigue teniendo una alta valoración social los sistemas judiciales parecen ser más débiles o lentos en hacer cumplir la ley e indisponer al clero.

En Colombia, por ejemplo, a pesar de que la Corte Suprema de Justicia condenó a la Diócesis de El Líbano, Tolima a pagar una reparación a la familia de dos menores de edad desplazados que fueron abusados por el sacerdote Luis Enrique Duque. Este sacerdote fue escondido por la misma iglesia después de conocidos los hechos. Sin embargo, el fallo de 2015 sigue sin hacerse cumplir – hasta donde se sabe- tras acciones dilatorias de los abogados de la Iglesia.

De igual manera resultó escandaloso el caso de la Monseñor Darío de Jesús Monsalve, de la Diócesis de Cali quien se ha mostrado renuente a que su diócesis tenga que pagar reparación a las víctimas del sacerdote William de Jesús Mazo Pérez. Monseñor llegó a decirle al abogado de las víctimas en 2017 "Dígame cuáles son sus honorarios. Renuncie al tema y nosotros nos encargamos de las víctimas". Se supo que la Diócesis de Cali pagó a psicólogos para que disuadir a las víctimas de proseguir de sus denuncias contra la Iglesia.

También causa asombro la acción del arzobispo de Medellín Monseñor Ricardo Antonio Tobón Restrepo quien permitió el traslado a la Diócesis de Brooklyn al padre Roberto Cadavid, un sacerdote que tenía antecedentes de abuso sexual en dos colegios de los que fue rector. Una de las víctimas de Cadavid presentó a El Tiempo un cheque por seis millones de pesos, parte de un pago total por 88 millones, con los que, según el entonces monaguillo, el sacerdote habría comprado su silencio.

Sacerdote Roberto Cadavid, trasladado a Brooklin
tras dos casos de abuso reportados en Medellín
El periodista Juan Pablo Barrientos de La W quiso averiguar si la Diócesis de Brooklyn sabía que el sacerdote Roberto Cadavid tenía indicios de abuso de menores y obtuvo dos cartas, una de 2012 y otra de 2015, en las que monseñor Tobón, no solo ocultó el pasado tenebroso de Cadavid, sino que recomendó y autorizó al padre para trabajar en esa diócesis. Hay que señalar que para esa época Ricardo Tobón sabía que Cadavid había sido suspendido por acusaciones de pederastia en dos parroquias de Medellín.

Ver: Encubrimiento de pederastas en la Arquidiócesis de Medellín 

Estos hechos parecen indicar firmemente que la Iglesia Católica en Colombia no se escapa al terrible fenómeno de abusos, ocultamiento y traslado de depredadores sexuales. Esperemos que algún día las víctimas de sacerdotes pederastas y sus encubridores en Colombia también tengan justicia.
Martes, 23 de Octubre de 2018

La pederastia en la iglesia Católica es endémica (Recuento de casos recientes)

De Australia a Colombia y desde Irlanda hasta Chile se han destapado centenares de casos de abuso sexual por sacerdotes católicos, que muestran que estas historias de pederastia no son "casos aislados" como dice la Iglesia, sino que han sido tolerados y sistemáticamente escondidos. Sin embargo, el ocultamiento está llegando a su fin y con este también ha sufrido la imagen de esta institución amparadora de monstruos.

Otras religiones como los testigos de Jehová y los  adventistas también han saltado a los titulares de prensa por casos de abuso en las últimas semanas.

Chile

La Iglesia Católica chilena se encuentra con la menor credibilidad en su historia. La causa es la investigación de abusos desde los años 60 que involucra a 158 personas -obispos, sacerdotes o laicos ligados a la iglesia. Los abusos afectaron a menores y adultos, y fueron en la mayoría de los casos ocultados.

La justicia chilena, a diferencia de muchas otras en la región, está investigando a 73 personas de las 38 investigaciones que involucran un centenar de víctimas que fueron en su mayoría menores de edad.

El Papa encontró en su visita a Chile que la gente empezaba a pasar factura por su encubrimiento. Con escenarios con muy baja asistencia empezó defendiendo al obispo Juan Barros, acusado de encubrir al cura Fernando Karadima.  "El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar", dijo en Chile el Papa Francisco notablemente molesto.

Sin embargo, sus palabras solo lograron molestar mucho más a los ciudadanos. Tras ser hallado culpable Karadima, la Iglesia sentenció a este sacerdote a dedicar su vida a "la oración y a la penitencia". "No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia". Dijo Francisco en Chile.  Tras su error garrafal el pontífice en mayo invitó a Roma a cientos de víctimas y convocó a todos los obispos chilenos que presentaron su renuncia en bloque tras reunirse con Francisco, que aceptó la dimisión de cinco, entre estas la de Juan Barros.

En el transcurso de las investigaciones se descubrió que el cardenal Francisco Javier Errázuriz envió una carta al nuncio apostólico Ivo Scapolo en febrero de 2009 en el que pide que â€œPor respeto a Karadima no le pedí al promotor que lo interrogara y sólo le pedí a Andrés Arteaga, obispo auxiliar de Santiago, su parecer”, señala la misiva.

“Como se trata de hechos prescritos cerré la investigación. Así quise protegerlos, consciente de que mi manera de proceder, si los acusadores llevasen algún día el caso a la prensa, se volcaría en contra de mí”, dice el texto.

Para el abogado de una de las víctimas de Karadima este antecedente es una muestra de la actitud de encubrimiento que ha tenido la Iglesia Católica frente a las denuncias de abusos sexuales.


En las últimas horas se informó que un tribunal chileno resolvió que el Arzobispado de Santiago deberá pagar 450 millones de pesos chilenos (unos 670.000 dólares) a James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, tres víctimas del párroco Fernando Karadima. Sin embargo, el juez aclaró que esta sentencia aún no ha sido dictada. 

Estos aberantes casos, que son la norma en esta nefasta institución, han tenido su impacto en la feligresía católica de Chile. La periodista y vaticanista argentina Elisabetta Piqué decía en la ruinosa visita de Papa a Chile que “estamos en un país católico que parece que ya no es tan católico”.


Australia

En el país de Oceanía el escándalo de abuso sexual tocó al número tres del Vaticano: el cardenal George Pell. Este cardenal, de 76 años, enfrenta a la justicia australiana por agresiones sexuales contra menores cometidas entre 1979 y 1990.

El cardenal reconoce haber "fallado" en la gestión de los curas pederastas en el estado de Victoria en los años 1970.  El abogado del cardenal dijo que los testimonio de las presuntas víctimas no eran creíbles. "son el fruto de problemas mentales, fantasías o son pura invención, con el objetivo de castigar al representante de la Iglesia católica en ese país por no haber impedido las agresiones pederastas cometidas por otros", declaró el abogado del ensotanado.

Las autoridades australianas indican que el proceso iniciado en este 2018 involucra a "múltiples denunciantes". Será enjuiciado por ello.

El 30 de julio, el papa Francisco aceptó la renuncia del arzobispo de Adelaida Philip Wilson, condenado a un año de detención por haber encubierto los crímenes cometidos por el cura Jim Fletcher en los años 1970 en el estado de Nueva Gales del Sur. 

A sus 67 años Wilson es uno de los eclesiásticos de mayor rango en ser condenado por el endémico encubrimiento de casos de abuso sexual.


Scott Morrison, primer Ministro de Australia, ha pedido perdón por la omisión estatal en la ionvestigación de los casos de abuso sexual, que son más que los de George Pell y Jim Fletcher. Hubo abusos también en orfanatos y escuelas a cargo de la Iglesia Católica.

Una de las víctimas de más edad es Katie, quien fue puesta a los seis años al cuidado de las monjas de St Joseph, en un orfanato del norte de Sídney, en donde fue maltratada por las religiosas y violada por una de sus compañeras.

“Cuando se trata de abusos sexuales, no creo que muchas personas se den cuenta de que es una cadena perpetua”, comentó la anciana de 96 años en una entrevista emitida hoy por la cadena local ABC.


Francia

En el país galo la justicia anunció que en enero de 2019, el arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, será juzgado por no haber denunciado el caso del padre Bernard Preynat, acusado de haber abusado de unos 70 niños scouts. En junio de 2017, el ex obispo de Orleáns, André Fort, fue acusado de no haber querido ver los abusos a varios menores.




Irlanda

Durante décadas el arzobispado de Dublín ocultó los abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Cerca de 14.500 niños fueron víctimas de esos abusos. Cuatro obispos renunciaron en el marco de uno de los escándalos que enfrentó el papa Benedicto XVI (2005-2013).


Alemania

En el país teutón la Iglesia católica ha sido objeto desde 2010 de una serie de acusaciones, procedentes sobre todo de niños que estuvieron en escuelas e internados en los años 70 y 80. El número de Diócesis involucradas es de 19 de las 27 existentes.

Uno de los casos más sonoros es el del abuso a los niños del Coro de Ratisbona, dirigido de 1964 a 1994, nada más y nada menos por el hermano del papa Benedicto XVI, monseñor Georg Ratzinger.

El resultado de la investigación fue un sólido informe de 440 páginas, que fue presentado por el abogado Ulrich Weber. En este se establece que 547 niños sufrieron abusos y 67 de ellos sufrieron abusos sexuales. Los nombres de los responsables, algunos de los cuales ya han fallecido, eran bien conocidos.

En el informe se dice también que monseñor Georg habría podido impulsar una investigación y haber contribuido para que los culpables fueran identificados y entregados a la justicia hace muchos años. Se afirma (en la página 381 del informe) que Ratzinger cuando se enteró de los rumores de abuso sexual los menospreció. El hermano del Papa Ratzinger se habría enterado de algunas noticias desde 1969, después en 1978 y finalmente en 1989. Sin embargo, y de acuerdo a la usanza católica, no pidió que se adelantara ninguna investigación, a pesar de tener a su hermano en aquel entonces como obispo.

Vatican Insider afirma que en otra de las páginas del informe (380, nota 2495) se confirma que el hermano del Papa emérito ofreció su testimonio. Georg declaró en esa ocasión que se había enterado de abusos como “medios de corrección”, pero no de abusos sexuales: «No había comprendido que había abusos de carácter sexual». Y lo mismo indicó en algunas entrevistas públicamente en 2010.


México

La nación latinoamericana fue protagonista de uno de los casos más graves y significativos de este mal endémico de la iglesia católica.

El caso del padre Marcial Maciel, fundador de la influyente congregación ultra conservadora los Legionarios de Cristo, se conoció en el 2006, bajo el pontificado de Benedicto XVI. Este monstruo de Marcial Maciel abuso de menores y fue protegido por el papa Juan Pablo II, quien por años se negó a escuchar a las víctimas y lo defendió. Por estas razones muchos ateos denominan a Juan Pablo II "el santo patrono de los pederastas".

Una vez en el pontificado de Ratzinger el Vaticano decidió obligar a Maciel a llevar "una vida reservada de oración y penitencia, renunciando a cualquier forma de ministerio público". Demasiado poco castigo para documentadas acusaciones de abusos sexuales en varios países. Como disculpa, Roma apeló a la edad avanzada del encausado, casi nonagenario. Maciel moriría poco más tarde, en enero de 2008, en Cotija (Michoacán, México).

El caso de Marcial Maciel abriría el capítulo de la pederastia en el seno de la Iglesia Católica.

Pero el caso de Marcial Maciel no es el único. Un arzobispo de San Luis Potosí, monseñor Luis Morales Reyes, actuó con displicencia ante el ahora prófugo sacerdote Eduardo Córdova Bautista. En lugar de reprenderlo, lo premió nombrándolo representante legal de la arquidiócesis.

Y sobresale también el caso del cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de la ciudad de México. Se le imputa haber protegido y apoyado a Marcial Maciel y a los Legionarios, así como al depravado sacerdote Nicolás Aguilar, acusado de haber abusado a más de 100 niños entre Tehuacán, ciudad de México y Los Ángeles.




Estados Unidos

"La Iglesia permitió los abusos de un cura durante años". Este fue el demoledor titular con el que el equipo de investigación del diario The Boston Globe acusó en el año 2002 a la Arquidiócesis de Boston y a su máxima autoridad, el arzobispo Bernard Law, de encubrir los abusos sexuales a niños por parte de uno de sus curas.

Aunque en un principio el diario apuntaba a un solo responsable, la investigación culminó en una serie de historias que acusaban a la iglesia de Boston de encubrir los abusos de más de 250 sacerdotes pedófilos entre 1984 y 2002. Esta historia se presenta en la película ganadora del Oscar "Spotlight"

Ya en este año, una investigación del fiscal de Pennsylvania, publicada en agosto, destapó abusos sexuales perpetrados por más de 300 "curas depredadores" y su encubrimiento por parte de la Iglesia católica de ese estado, donde al menos 1.000 niños fueron víctimas de esos actos.

A finales de julio, el papa Francisco aceptó la dimisión del cardenal Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington, de 88 años, acusado de haber abusado sexualmente de un adolescente.

Otros altos prelados se vieron obligados a dimitir por haber cerrado los ojos, como los cardenales Roger Mahony (Los Ángeles) y Bernard Law (Boston), fallecido a finales de 2017.

Entre 1950 y 2013, la iglesia estadounidense recibió denuncias de aproximadamente unas 17.000 víctimas de abusos cometidos por unos 6.400 miembros del clero.

El número de abusados alcanza la escalofriante cifra de 100.000 menores. Varios prelados importantes tuvieron que renunciar a inicios de los años 2000 por haber cerrado los ojos.



Colombia

El país cafetero y denominado "país del sagrado corazón de Jesús" tiene también casos horripilantes. Uno de sus cardenales más famosos, Darío Castrillón, encubrió al pederasta mexicano Marciel Maciel. “Un hombre escogido por Dios, como Marcial Maciel, que tomó la luz divina e hizo lo que Dios quería como gloria a la Legión aunque víctima de la debilidad humana, víctima de la fuerza del mal, un hombre escogido por Dios”.

Este encubridor también fue noticia al conocerse una carta que dirigió al obispo de la diócesis francesa de Bayeux-Lysieux, monseñor Pierre Pican, en la que lo felicitaba por haberse negado a entregar a los tribunales civiles a un cura acusado de abusos sexuales a menores.

En la ciudad de Medellín se tiene el caso de dos sacerdotes: Mario Castrillón y Juan Diego Rodas Rojo. El primero fue condenado por la Corte Suprema de Justicia, pero curiosamente absuelto por la justicia canónica. El segundo caso, el del Arzobispo de Medellín, Ricardo Tobón, por no poner en conocimiento de las autoridades un depredador sexual.

Mario Castrillón abusó de dos menores de edad que, al momento de los hechos, tenían 9 y 11 años. Su pena fue de "casa cural por cárcel" Cabe señalar que la casa cural se encuentra con todos los lujos y servicios en un exclusivo sector de la capital paisa. Nunca pago los 8 años de pena que le fue impuesta.


Sin embargo, el Tribunal eclesiástico de Colombia no tiene ninguna credibilidad. De hecho en el 2007 dicha entidad declaró inocente al padre Efraín Rozo, quien en un vídeo confesó haber violado a niños y jóvenes, y tiene abierto un proceso por pederastia en una corte de California, Estados Unidos. 



Volviendo a Ricardo Tobón, Arzobispo de Medellín, su pecado fue hacerse el de la vista gorda con el sacerdote Roberto Cadavid. En 1998, Cadavid fue nombrado párroco de la iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá, en Bello, departamento de Antioquia. Allí abusó de un par de chicos. Salió custodiado por la Policía a un centro carcelario, pero rápidamente quedó en libertad luego de negociar una millonaria conciliación con uno de sus acusadores, según constató una investigación periodística.

El dinero pagado salió del presupuesto del colegio Pablo VI, donde Cadavid fue rector en la misma época de los criminales hechos. La institución recibe dineros públicos de la Alcaldía local por ser de cobertura estudiantil para niños de bajos recursos de la comuna 3 de Medellín. De ahí salieron los 30.481 dólares con los que el padre compró el silencio de uno de sus ex monaguillos.

Pese al escándalo, el entonces arzobispo Alberto Giraldo nombró al padre Cadavid, de 57 años, en la parroquia de Santa Ana y lo mantuvo como rector del colegio parroquial Pablo VI. En 2012 se repitió la historia y, nuevamente, no fue acusado por los abusos. Al contrario, siguió aumentando su experiencia parroquial -y la lista de víctimas- en otras iglesias codiciadas de Medellín.

A pesar de las dos denuncias el Arzobispo Tobón recomienda a Cadavid en la Diócesis de Brooklin a donde el sacerdote huyó.

Más recientemente se ha conocido el caso del rector del colegio San Viator, el sacerdote Albeyro Vanegas Bedoya, quien ha sido señalado de acoso sexual al estudiante Nicolás Machete Hernández, a su vez se ha llamado a responder, como cabeza de la institución, por el suicidio de un joven llamado Daniel Osorio.  Osorio, exalumno del San Viator, fue abusado mientras era estudiante de este colegio católico y dejó cartas que dice que sus victimarios habrían sido sacerdotes. 

Daniel Osorio narró que era abusado por muchos sacerdotes -"me querían prostituir", escribió. Estos abusos ocurrieron en la fincas de recreo de la institución. La madre señaló al sacerdote Carlos Luis Claro Arevalo, entonces rector del Colegio San Viator.

El caso es demasiado grave, como todos los anteriores. Pero causa asombro que hayan salido padres y estudiantes a defender el colegio  cuando hay dos casos relacionados con el actual rector el  tiene antecedentes de abuso del Gimasio Los Pinos. La Fiscalía pidió la captura inmediata del rector, pero “el juez 32 Penal del Circuito lo absolvió en 2007, al calificar como “inverosímil” la declaración del niño, cuya defensa no aportó pruebas suficientes de que el hecho había ocurrido”, dice el expediente del caso en la Corte Suprema de Justicia.

Mientras estos hechos son noticia se conoció que hubo condena en contra del padre Fausto Coronel Riveros y un sacristán conocido como Evelio Ortiz Macías, por abuso contra un menor de 14 años en la ciudad de Villavicencio, Meta

Los hechos ocurrieron en diciembre del año 2017. Presuntamente, el religioso habría tocado de manera abusiva a un menor de 13 años para esa fecha. Los delitos que se les imputaron al párroco y al sacristán fueron de acceso carnal abusivo con menor de 14 años en concurso homogéneo y sucesivo.

El padre fue condenado a 16 años y dos meses de prisión, mientras que el sacristán Evelio, habría sido condenado a 12 años y seis meses de cárcel. La denuncia fue puesta por el padre del menor.

Más casos hay en Colombia en otros países. Estaremos atentos para informarles.
Domingo, 21 de Enero de 2018

Cinco feas verdades del Papa Francisco

Hay muchas cosas que a los católicos les da pena de su Iglesia, como la Inquisición y las cruzadas, que consideran que son cosas del pasado, y que ya los tiempos presentes son mejores para la Iglesia, especialmente desde que Francisco asumió el papado, mostrándose más moderno y aperturista. Sin embargo, hay algunos hechos que empañan la imagen de este Papa y que Utero.pe ha listado.

Aquí se las traemos:

Texto de Andy Livise. @Elcholaco

1. Su apoyo a un obispo cuestionado

El papa viene de Chile, donde se armó un escándalo. Resulta que Francisco pidió perdón por los abusos sexuales de los sacerdotes en ese país. Sin embargo, uno de los obispos que fue invitado a una de las misas fue Juan Barros, líder religioso acusado de encubrir los abusos del cura Fernando Karadima. Una de las víctimas dijo incluso que Barros estuvo presente cuando Karadima lo tocaba.

Podrás decir que Barros se coló en la misa de Francisco, pero no solamente es ese roche. Francisco nombró a Barros como obispo de Osorno cuando ya existían las denuncias contra Karadima. Incluso hubo protestas, pero Pancho no tuvo mejor idea que decir que la ciudad que protestaba “sufría por tonta” y no hizo leña del árbol caído, o sea, defendió a Barros.




2. Su perdón a los Legionarios de Cristo

No es su única indulgencia con los acusados de pederastia. En México, por el 2006, también se denunciaron los abusos sexuales perpetrados por el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel. El católico fue un comprobado pederasta y tuvo hijos con varias mujeres e incluso abusó de sus propios hijos. Logró años de impunidad gracias al santo padre Juan Pablo II y murió en el 2008.

En el 2010, sin embargo, aparecieron más denuncias y Benedicto XVI intervino a Los Legionarios de Cristo para saber quiénes fueron todos los cómplices de Maciel. A los 5 años, Francisco ya era papa y los perdonó para que la congregación pueda festejar “dignamente los 75 años de su fundación”. Todo volvió a estar OK y nadie fue a la cárcel.


3. Su apoyo asolapado a El Sodalicio

OK, perdón por lo de “asolapado”. Si Chile tiene su Karadima y México, su Maciel; Perú tiene a su Luis Fernando Figari. El líder del Sodalicio es acusado de abusos sexuales, físicos y psicológicos a menores de edad y se encuentra refugiado en Roma. La Fiscalía peruana ha pedido la prisión preventiva para Figari.

Desde el Vaticano, justo la semana pasada, se ordenó la intervención del Sodalicio (igualito que con los Legionarios de Cristo). Sin embargo, la Iglesia ya se pronunció por este caso en un informe y afirmó que “no hubo pederastia en el caso Figari”, sino “actos impuros”. Todo indica que esta intervención es un saludo a la bandera, o para este caso, a la Biblia, y nadie irá a prisión.

Ah, por cierto, el caso del Sodalicio no es el único en Perú en el que se denuncia abusos de miembros del catolicismo. Aquí puedes ver de qué hablamos.


4. Su lucha contra la ideología de género

La lucha contra la inexistente “ideología de género” no es exclusiva de los evangélicos. Francisco ha emprendido una lid internacional contra la “ideología de género” que no es otra cosa que la igualdad de derechos humanos entre hombres y mujeres, y para la comunidad LGTBi (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales).

Las frases del jerarca argentino, básicamente, son las mismas que gritan los de #ConMisHijosNoTeMetas:
 â€œEn Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas –lo digo claramente con nombre y apellido– ¡es la ideología de género!”.
 â€œEs contra natura (…) Una cosa es cuando alguien tiene esa tendencia… y otra es cuando se enseña en los colegios”. â€œHoy en día, en los colegios les están enseñando a los niños… ¡a los niños! … que todos pueden elegir su género”. 
Por todo eso es que no le basta con tener un curso exclusivo de catolicismo en las escuelas y pide “no enseñar identidad de género en los colegios”.

5. Antiderechos
Aunque al inicio casi se gana la chapa de “El papa gay friendly” por decir sobre los homosexuales: “¿Quién soy yo para juzgar?”, luego se dio cuenta de que él era el representante de diosito en la Tierra y empezó a juzgarlos.

Francisco desestimó los testimonios de los abusados
por sacerdotes católicos en su fracasada visita a Chile.
Por ejemplo, en el 2014, excomulgó a un cura brasileño que defendió a la comunidad LGTBi. Un año después, no dudó en despedir a un cura polaco que hizo pública su homosexualidad.

Se acordó de que era el papa y empezó a condenar a la comunidad LGTBI.
En el 2015 también dijo esto en la ONU:

“(La unión o el matrimonio homosexual) es “un estilo de vida anómalo, extraño a la identidad de los pueblos e irresponsable”.


Justo la Corte Interamericana de Derechos Humanos (el organismo judicial máximo de la OEA a la que estamos adscritos) acaba de ordenar en una opinión consultiva que todos los Estados deben permitir los matrimonios igualitarios. La posición del papa va en contra de la Corte IDH, al menos hasta que su Iglesia se adapte a la realidad, como lo ha hecho por los siglos de los siglos, amén.