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Lunes, 12 de Mayo de 2014

Pensando Críticamente: "El diseño inteligente ¡vaya timo!"

Aquí os traigo la última entrega de Pensando Críticamente, el podcast de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico. En esta ocasión el entrevistado es un servidor y el tema no es otro que el estupendo libro “El diseño inteligente ¡vaya timo!”(lo siento, no tengo abuela). La entrevista es entretenida, e incluso, algo divertida, diría yo.

Os podéis suscribir al podcast de diferentes maneras: a través de iTunes, o en Yahoo, o directamente a su feed o con iGoogle.

Jueves, 8 de Mayo de 2014

Es mejor callar y parecer tonto que abrir la boca y confirmarlo

El pasado 22 de enero el popular científico Stephen Hawking hacía público un artículo donde sostenía que el horizonte de sucesos de un agujero negro no es, en realidad, esa superficie de no retorno.

Básicamente un agujero negro es un cuerpo cuya gravedad es tan intensa que ni siquiera la luz puede escapar de él. Cuanto más te acercas a un agujero negro más y más difícil es escapar de su tirón gravitatorio. El límite de no retorno es a lo que se le llama horizonte de sucesos, una vez que pasas ese límite, no hay nada que hacer, es imposible escapar, o al menos eso es lo que se pensaba hasta el nuevo trabajo de Hawking. El famoso científico propone que, al tener en cuenta los mecanismos de la mecánica cuántica, la situación es bien distinta y el horizonte de sucesos no sería tal, sino más bien un “horizonte aparente”.

El artículo de Hawking, publicado en el sistema Arxiv, y de título Information preservation and weather forecastign for black holes(1) todavía no ha pasado por el peer review, es decir, no ha sido evaluado por otros expertos de forma anónima para ver la validez de su trabajo, de hecho, el saber que es del señor Hawking ya está minando el anonimato del peer review ya que este debe darse en ambos sentidos.

Hoy no quiero centrarme en el trabajo del señor Hawking si no en algunas de las inesperadas reacciones. No cabe duda que todo astrofísico interesado en los agujeros negros, a buen seguro, habrá leído el artículo en cuestión, nada extraño ni reseñable, algo lógico y normal cuando alguien realiza un trabajo que parece de importancia para tu campo de estudio.

Lo que resulta más sorprendente es que el trabajo del señor Hawking haya tenido repercusiones entre algunos políticos estadounidenses, ¿qué puede importar los agujeros negros en la arena política? En principio nada, lo que interesa a algunos es poder atacar a la ciencia, es decir, negar que la ciencia consiga un conocimiento objetivo del mundo. Michele Bachmann política miembro del Tea Party, ha realizado las siguientes declaraciones:



Pues si los agujeros negros ya no existen, probablemente haya otros ejemplos y teorías que vosotros, científicos, habéis intentado que nos tragáramos y que tampoco existen como la evolución y el calentamiento del planeta(2)




¿Resulta creíble verdad? Pues resulta que la señora Bachmann nunca ha dicho eso(3),(4),(5). Gracias a Iñaki Rodriguez he descubierto el gazapo, hay que reconocer que yo mismo me lo había tragado, aunque la fuente de donde lo saque no es la red, como está indicado en la cita. A pesar de la falsedad del testimonio, la reflexión puede seguir teniendo su valor, por lo que solo he realizado un par de cambios sobre el original, a fin de cuentas, no es difícil escuchar a politicos que "tienen primos que les dicen que no hay cambio climático" o ver como se promueven acciones contra alimentos transgénicos cuando nunca se ha probado científicamente todos los males que se les atribuyen. Estos ejemplos nos ponen de manifiesto como las ideologías pueden hacernos no aceptar la ciencia, negando su capacidad de generar conocimiento objetivo. Si la ciencia genera conocimiento objetivo entonces amenaza todas nuestras creencias, entendiendo por creencias aquellas afirmaciones sobre el mundo que aceptamos como verdaderas sin saber si en realidad lo son. Si creo que el cambio climático no existe, entonces, cuando la ciencia aporta sus evidencias, solo hay dos opciones; o aceptar las evidencias y cambiar mi creencia o, atacar la ciencia y negarla aquello que precisamente mejor hace, que es darnos conocimiento sobre el mundo. Si creo que Dios creó el mundo y a los seres humanos, entonces, la evolución por medio de la selección natural debe ser negada, y si la ciencia ha aportado evidencias de que la evolución es real, entonces que mejor que menospreciar la ciencia y negar su capacidad para decirnos cómo es el mundo, confundiendo el carácter perfectible del conocimiento científico con una supuesta incapacidad congénita de la ciencia para explicarnos el mundo. A pesar de la falsedad de las declaraciones de la señora Bachmann no es difícil encontrar negacionistas del cambio climático y crecionistas, no solo dentro de la política sino en casi cualquier otra esfera de la actividad humana.

Y aunque el ejemplo de Michele Bachmann corresponde a una parte del espectro político, no hay que olvidar que este problema sucede también en otras ideologías políticas. Volviendo a este caso en concreto, y por si hubiera algún despistado sobre lo que ha dicho o no el señor Hawking la declaración pone de manifiesto que no se ha entendido nada sobre le trabajo de Hawking, él no niega la existencia de los agujeros negros, sino que una propiedad de los mismos, el conocido horizonte de sucesos, no es cómo se pensaba hasta ahora. Por otro lado, en realidad, el trabajo de Hawking es una hipótesis, habrá que intentar comprobar observacionalmente si tiene razón o no. Además no hay que confundir los hechos con las explicaciones, por ejemplo, que la Tierra sea más o menos redonda se debe a que el campo gravitatorio tiene una simetría esférica, supongamos que mañana descubrimos que esta no es la razón por la que la Tierra tiene la forma que tiene, entonces sabríamos que esa explicación no es correcta, pero eso no implica que la Tierra no sea más o menos redonda, eso es un hecho que pide una explicación, las explicaciones pueden ir perfeccionándose según se avanza en la investigación. Otro ejemplo, si tuviéramos dos teorías para explicarnos el fenómeno de la gravedad, las manzanas no se quedarían levitando a la espera de que descubriéramos cual es la más correcta, las manzanas seguirían cayendo al suelo.

La disonancia cognitiva, el sesgo de confirmación, así como muchos otros sesgos, son las herramientas que nuestras ideologías usan para hacernos negar lo que no nos gusta. En última instancia son los culpables de que en muchas ocasiones abramos la boca para confirmar que somos tontos, cuando era mejor estar callados y no confirmarlo, y de esto, por desgracia, no estamos ninguno a salvo, de ahí la necesidad de ser escépticos y esforzarnos por evaluar a fondo nuestras creencias y opiniones para desechar aquellas que sean falsas o carezcan de justificación alguna.

- (1) Hawking, Stephen. Information Preservation and Weather Forecasting for Black Holes 
- (2) Filosofía Hoy, nº31
- (3) Michele Bachmann's Stephen Hawking quotes are fake, people
- (4) No, Stephen Hawking Did Not Say Black Holes Don't Exist
- (5) STEPHEN HAWKING’S BLUNDER ON BLACK HOLES SHOWS DANGER OF LISTENING TO SCIENTISTS, SAYS BACHMANN (Columna satírica, fuente original de la "cita" de Bachmann)
- Zeeya, Merali. There are no black holes. Nature.
Miercoles, 30 de Abril de 2014

Convocatoria de Escépticos en el Pub

Este próximo día 10 de mayo, habrá un nuevo Escépticos en el pub, en esta ocasión es un poco especial, bueno, en realidad es como cualquier otro, la diferencia estriba en que es especial para mí, porque seré yo el que de la charla. ¿Y de que va a ir el tema de la charla? Pues sobre El diseño inteligente ¡vaya timo!:

En la oscuridad de la noche, cuando las estrellas tachonan el cielo, la mente humana se enfrenta al infinito, a lo insondable, al misterio de los misterios: el universo. Las preguntas nos llenan la cabeza ¿de dónde ha venido el universo? ¿Cómo apareció? ¿Es eterno? Muchos afirman que el universo ha sido creado o diseñado por un dios todopoderoso y que hay pruebas científicas de que así es. Esto es lo que vamos a someter a examen. Saber cómo es, cómo ha sido y cómo será el universo es una de las cuestiones más profundas que nos podemos plantear. ¿Fue creado? ¿Está diseñado para que existamos los seres humanos? ¿Hay datos científicos que avalen esas creencias? Preguntas difíciles, pero a las que podemos acercarnos gracias a los avances que ha experimentado la ciencia y, haciendo uso del pensamiento crítico, podemos conseguir separar el grano de la paja.


Solo recordaros que será donde siempre, en el pub Irish Corner(Calle Arturo Soria nº6), a las 19:30h y completamente gratuito. Espero que nos veamos todos por allí.
 
Martes, 8 de Abril de 2014

Twitgénesis


Twitgénesis


Miercoles, 5 de Marzo de 2014

¿Por qué hay algo en lugar de nada?

El libro afronta esta famosa cuestión filosófica, ¿cómo es que hay algo en lugar de nada? Y lo hace de forma rigurosa, adentrándose en conceptos filosóficos y analizándolos en profundidad. El texto, aunque ilustrativo no es de lectura fácil, tienes que tener paciencia y un gran interés en el tema para que el libro te sea de provecho.

Bede Rundle analiza los conceptos de causa, de necesidad, de agencia, de tiempo, el de explicación, etc. Para ver como deben ser aplicados a la hora de intentar abordar la cuestión que da título a su libro. Tradicionalmente la respuesta a esta pregunta ha sido la de postular la existencia de un ser necesario y trascendente, que se ha tendido a identificar con Dios. Para Rundle ese intento de “respuesta” en realidad no supera el análisis filosófico, es más, dar esa respuesta no aclara nada el asunto, sino que lo único que hace es complicarlo más, además, esa respuesta, como bien muestra Rundle carece de sentido, pues retuerce los conceptos de tal manera que, aunque gramaticalmente es correcta, en realidad, no tiene sentido hablar de que un ser trascendente es la causa del universo.

En resumen, el libro es interesante pero como comenté más arriba no es una lectura fácil ni ligera, debes tener un gran interés en el tema para que el texto te resulte interesante.
Domingo, 11 de Mayo de 2014

El Evangelio y el Corán: entre el mito y el documento histórico







Ése es el título de la charla que daré el próximo sábado 8 de marzo en el ciclo de "Escépticos en el Pub" de Madrid.
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Prometo hablar sólo un poquito sobre Regalo de Reyes (que se lanza en Ediciones Click -y con ello en Amazon y todas las plataforams- sólo 3 días después; aprovechad para comprarla en Ediciones Tagus ahora que todavía cuesta un euro menos).
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Espero poder colgar dentro de unos días el vídeo de la charla. De momento, os dejo las diapositivas y alguna foto.


El Evangelio y el Corán: entre el mito y el documento histórico







Ése es el título de la charla que daré el próximo sábado 8 de marzo en el ciclo de "Escépticos en el Pub" de Madrid.
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Prometo hablar sólo un poquito sobre Regalo de Reyes (que se lanza en Ediciones Click -y con ello en Amazon y todas las plataforams- sólo 3 días después; aprovechad para comprarla en Ediciones Tagus ahora que todavía cuesta un euro menos).
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Espero poder colgar dentro de unos días el vídeo de la charla. De momento, os dejo las diapositivas y alguna foto.


Martes, 25 de Febrero de 2014

Debate entre el Cardenal George Pell y Richard Dawkins

Miercoles, 19 de Marzo de 2014

La dificultades de un Dios creador

William L. Craig es uno de los defensores de que el universo ha sido diseñado. En mi libro, “El diseño inteligente ¡vaya timo!” dedico algo de espacio al argumento kalam que él mismo ha defendido en sus obras.

Recientemente,  en un número de la revista Philosophy Now dedicado a Dios, ha aparecido un artículo de Craig donde da ocho razones para creer en Dios. En una de ellas, el señor Craig dice basarse en los trabajos de los cosmólogos y matemático Vilenkin, Guth y Borde. Según él,  en el teorema que presentan en su trabajo Inflationary spacetimes are not past-complete(1) se defiende que el universo tuvo que tener un principio. Lo primero que cabe decir es que el señor Craig no parece haber entendido dicho artículo. El propio Vilenkin, en una correspondencia mantenida con el físico Victor Stenger(2), niega que eso sea lo que su teorema dice. Según Vilenkin lo que dice su trabajo es que el universo tuvo que empezar a expandirse en algún momento determinado del pasado. Como se puede apreciar, eso es algo muy distinto a que el universo haya tenido un principio. Es más, ante la pregunta directa de si su teorema demuestra que el universo debió haber tenido un principio, Vilenkin responde categóricamente(2):

No. Pero demuestra que la expansión del universo sí debió tener un principio. Puedes evadir el resultado del teorema si postulas un universo que estuvo en contracción en un tiempo anterior.
Por lo tanto, estamos una vez más ante una argumentación pseudocientífica, se dice que la ciencia dice determinada cosa cuando en realidad no es así. No obstante, supongamos por un momento que Craig estaba en lo cierto. Entonces caben varias críticas a su postura. Por un lado, que algo tenga un principio, entendido como que empezó a existir en algún determinado momento del pasado, no implica que tenga que haber sido creado. Esto es un error muy extendido, se confunde el tener un principio, un origen, con el haber sido creado, se tratan ambos conceptos como casi sinónimos cuando en realidad no los son.

Aun así, concedamos también que el hecho de tener un principio es porque fue creado. En este punto Craig da una vuelta de tuerca más y afirma que la causa del universo, el ente creador del universo, debe ser un ser transcendental, inmaterial, una mente descarnada. Craig argumenta como sigue(3):

La causa del universo físico debe ser un ser inmaterial. Ahora, solo hay dos tipos de cosas inmateriales que podrían encajar en esa descripción: o un objeto abstracto como los números, o una mente descarnada. Pero los objetos abstractos no entran en relaciones causales con los objetos físicos. El número 7, por ejemplo, no tiene efecto sobre nada. Por lo tanto la causa del universo es una mente descarnada. Así de nuevo no solo nos vemos conducidos a una causa transcendente del universo sino a su Creador Personal.

Este tipo de argumentación, por llamarlo así, cae dentro de lo que he llamado el problema de la información(4). De forma resumida, la información, para ser almacenada, transmitida o para hacer algo con ella, necesita sí o sí de un soporte físico, por lo tanto una mente descarnada no puede almacenar ni tener información, y por lo tanto es imposible que sepa como hacer el universo pues por su propia naturaleza no puede contener nada de información.

Por otro lado, hablar de mentes descarnadas carece de sentido. La mente, con el conocimiento actual en la mano es algo que esta ligado al cerebro, es el producto del cerebro, cualquier neurólogo dirá esto, y esto es extensible no solo a la mente humana, sino a la mente o protomentes que pueden tener otros animales. Hablar de mente descarnada no es que sea una concepción falsa, es que es peor aún, ni siquiera parece tener sentido.

Otro problema añadido es que el señor Craig no explica como es que lo no-físico, lo inmaterial, puede actuar sobre lo material, sencillamente esto parece ser imposible, solo lo físico puede actuar sobre lo físico.

Por último, cabe señalar que el señor Craig tiene un problema filosófico tremendo y que parece obviar. Y es que el concepto de causa no tiene sentido aplicarlo como él lo hace. El concepto de causa es un concepto que tiene que ver con lo físico. Cuando hablamos de la causa de algo, estamos hablando de un evento que sucede en el tiempo y que tiene una determinada duración y que tiene como consecuencia, o al menos hasta ahora siempre ha tenido, otro evento determinado. ¿Cómo sacar el concepto de causa que es físico y aplicarlo en sentido metafísico? Afirmar que un ser inmaterial y transcendental es la causa del universo, es decir que ese ser llevó a cabo un acto creador. Un acto, una vez más, es algo que sucede en el tiempo y que tiene una duración determinada, algo que por la propia naturaleza del ser transcendente no puede ser, pues estaría fuera de todo espacio y tiempo. Así pues, lo que se está haciendo es despojar de la dimensión temporal al concepto de causa, y por lo tanto nos quedamos con un sin sentido. El concepto de causa no puede entenderse fuera del tiempo, por lo tanto decir que  "un ser divino, inmaterial y transcendente ha creado el universo", es como la frase "el coche desayunó un tazón de cereales", que serán gramaticalmente correctas, pero no es que sean falsas, es que, como ya he afirmado más arriba, es mucho peor, ni siquiera tiene sentido. 

Para pensar más:
Viernes, 14 de Febrero de 2014

La inmortalidad ¡vaya timo!


La genial serie de libros ¡Vaya timo! cuenta con un título maravilloso: La inmortalidad ¡Vaya timo!

En este libro podremos encontrar una reflexión amena, franca y racional de porque la creencia en la inmortalidad es algo sin sentido. Más que una apuesta por la desazón es una mirada sensata que invita a disfrutar la vida y que salvaguarda de los timadores que se lucran con base en esta idea.

Gabriel Capote, autor de esta obra responde a continuación una entrevista de Radio Campus. Compartimos esta entrevista.

Escrito por Luis Javier Capote Pérez

¿Cómo surge la idea de hacer un libro como "La inmortalidad ¡vaya timo!" (Laetoli)?

Casi todo el mundo tiene curiosidad respecto a qué ocurre después de la muerte, y esto es precisamente lo que ha incentivado la enorme cantidad de mitos y religiones que intentan dar respuesta a esta incógnita. No obstante, no todos los intentos de respuesta proceden de mitos y religiones. Ha habido alguna gente que ha intentado demostrar con argumentos supuestamente racionales y con evidencia, que hay un más allá. Ha habido fundamentalmente dos disciplinas encargadas de esto: la parapsicología y la filosofía. Quizás a algunas personas estos argumentos les parezcan convincentes. Mi intención en el libro ha sido evaluar con cierto detenimiento estos argumentos, y al final, concluyo que ninguno en realidad es muy contundente. Creo, en todo caso, que los argumentos filosóficos a favor de la inmortalidad tienen acaso más poder persuasivo que las supuestas pruebas procedentes de la parapsicología.
En mi caso, me considero una persona egoísta. No veo el egoísmo como un vicio; antes bien, considero que ser egoísta es una postura perfectamente racional y aceptable. Y, puesto que me preocupa tanto mi propio bienestar, tengo la inquietud de saber qué será de mí cuando llegue el momento de mi muerte. Hay muchas preguntas religiosas que el hombre se ha hecho: ¿de dónde venimos?, ¿existe Dios?, etc. Para una persona egoísta como yo, esas preguntas no son tan importantes como la pregunta central: ¿se acabará en un momento mi existencia? De ahí surge la idea para escribir este libro.


¿Es realmente un timo la inmortalidad o es simplemente una excusa para vender cierto tipo de productos en la forma de esperanza?

En todas las creencias, hay diversos grados de certeza. Yo estoy absolutamente seguro de que existo, por aquello que señalaba Descartes (pienso, luego existo). Yo estoy casi absolutamente seguro de que la Tierra gira alrededor del sol (pero, es posible que esté equivocado, pues un genio maligno puede estar engañándome). No estoy muy seguro de que haya habido una guerra de Troya; estoy casi absolutamente seguro de que Jesús no resucitó, y estoy absolutamente seguro de que los círculos cuadrados no existen. Pues bien, respecto a la inmortalidad, estoy casi seguro de que es un timo, pero dejo un espacio de duda. Creo que, para afirmar la existencia de algo, debe proveerse evidencia a su favor. Y, me temo de que no hay ninguna evidencia a favor de la inmortalidad. Ahora bien, el hecho de que no haya evidencia a favor de la existencia de algo no prueba que no exista. Pero, en virtud de la ausencia de evidencia, debemos tentativamente (nunca definitivamente) asumir su inexistencia. De manera tal que, hasta que no aparezca alguna evidencia significativa, debemos asumir que la inmortalidad es un timo.

Respecto a la venta de productos en forma de esperanza, creo que, en efecto, a veces la creencia en la inmortalidad funciona de esa manera. Aunque, para ser franco, creo que las personas que deliberadamente mienten y manipulan a los demás con creencias sobre la inmortalidad son minoría. Ciertamente, ha habido en la historia episodios tan lamentables como la venta de indulgencias por parte de la Iglesia Católica. Pero, honestamente, opino que la creencia en la inmortalidad es más bien espontánea en la mayoría de la gente, sin necesidad de que haya una elite de explotadores que se aprovechen de esto.


En algunos analistas se ha percibido la idea de una vida ultraterrena como una forma de controlar la vida terrena, en el sentido de una recompensa futura a cambio de pasarlas canutas en este valle de lágrimas ¿está de acuerdo con esta idea?


Ésa es la conocida tesis de Marx: la religión (y la creencia en la inmortalidad) es el opio del pueblo. De hecho, es la misma tesis de Diderot, Voltaire y otros grandes de la Ilustración: hubo una conspiración de sacerdotes que, con sus enseñanzas religiosas, lograban controlar al pueblo y los mantenía en condiciones de opresión. Yo creo que esta tesis no es muy adecuada. La creencia en la inmortalidad es mucho más compleja, y no obedece estrictamente a una conspiración de los sacerdotes. No dudo de que, en algún momento, algún obispo, rabino o mulá ha usado la amenaza del fuego infernal para controlar a su feligresía, pero creo que, aun sin esta amenaza, la gente igualmente creería en la inmortalidad. Por otra parte, no deja de ser cierto que en los países con mejores condiciones de vida en el mundo (Noruega, Dinamarca, Suecia, Japón), el número de personas que cree en la inmortalidad es cada vez menor.



La historia de la humanidad está llena de mitos en torno a la inmortalidad: desde el mito del retorno artúrico hasta el tratamiento criogénico de Walt Disney, pasando por la reencarnación ¿es un mito que se resiste a desaparecer? ¿hay siempre un espacio en nuestras cabezas para que anide el deseo de vivir eternamente o vivir más allá de la muerte?


Muchos psicólogos evolucionistas opinan que, en efecto, nuestro cerebro está programado para tener una tendencia a creer en la inmortalidad. Por razones evolutivas, tenemos una tendencia a atribuir agencia a fenómenos desprovistos de agencia. En la sabana africana, sobrevivían en mayor proporción aquellos homínidos que, ante una ráfaga de viento, o una sombra, o cualquier movimiento, huyeran. Esta tendencia, si bien propicia paranoias, también permite escapar frente a los peligros, especialmente de los depredadores. Y, en este sentido, tenemos la tendencia a atribuir agencia y propósito a fenómenos desprovisto de ello: vemos caras en las nubes, oímos voces en las olas del mar, etc. Ahora bien, el atribuir agencia termina por propiciar la idea de que existe algo que hace que las cosas inanimadas tengan vida propia, y ese algo es, por supuesto, el alma. Así, tenemos una tendencia natural a creer en las almas, y esto, eventualmente, conduce a las personas a creer en una forma de inmortalidad.

Además, la evolución también hizo que desarrollemos una capacidad para sentir empatía y colocarnos en la mente de los demás. De nuevo, en la sabana africana, los homínidos que lograsen anticipar lo que sus compañeros o algún depredador pensase, tuvieron más oportunidad de sobrevivir. Esta tendencia, eventualmente, conduce a la idea de que hay una misteriosa sustancia que permite a las personas salirse de su cuerpo y ocupar el cuerpo de los demás. Y, eventualmente, esta idea lleva a la conclusión de que la muerte del cuerpo no significa la muerte de la persona, pues esa misteriosa sustancia persiste.

De manera tal que la evolución ha hecho que tengamos una tendencia a creer en la inmortalidad. Ahora bien, esa tendencia es reversible con la educación. Nuestro cerebro nos condiciona a tener muchos sesgos y creer cosas irracionales, pero no nos impide del todo aplicar criterios de racionalidad y comprender que, aquello que muchas veces creemos por intuición, en realidad es erróneo.

Respecto al tratamiento criogénico de Walt Disney, en efecto, es un mito. Pero, no es un mito que otros personajes (entre ellos el popular jugador de béisbol Ted Williams) sí están congelados con técnicas criogénicas. La inmortalidad no es enteramente un timo, pues existe la posibilidad de que, en un futuro, los científicos puedan ofrecernos algún tipo de inmortalidad. Revivir a los cuerpos que ya se han descompuesto es prácticamente una misión imposible. Revivir a los cuerpos preservados es difícil, pero los científicos no desechan del todo esa esperanza. Ahora bien, hay más entusiasmo en otras alternativas. El científico Aubrey de Grey, por ejemplo, está trabajando duro para detener, e incluso, revertir, los procesos de envejecimiento, y esto, en teoría, podría suspender indefinidamente la muerte. Los científicos Raymund Kurzweil y Hans Moravec han planteado la posibilidad de que, en un futuro, nuestras mentes sean emuladas en un ordenador, y esto garantizará una forma de inmortalidad. El movimiento filosófico conocido como el ‘transhumanismo’ considera seriamente estas alternativas. Y, si bien por ahora son ciencia ficción, tienen un mayor halo de plausibilidad que las fantasías tradicionales de la religión. Lamentablemente, por cuestiones de espacio, no pude discutir en el libro las promesas científicas respecto a la inmortalidad, pero es un tema que no debe descuidarse.


¿Qué le diría a aquellas personas que leen esta entrevista para animarles a leer el libro?

Les diría que es un libro escrito por un filósofo, pero dirigido a todo tipo de gente. No hay tecnicismos, ni argumentos complicados. Hay un recorrido por apariciones fantasmales, sesiones de médiums, supuestos casos de reencarnación, experiencias cercanas a la muerte, y otras cosas que, seguramente los jóvenes han visto en la televisión, pero que tienen buenas explicaciones racionales. Hay, además, preguntas más intrigantes como, por ejemplo: ¿cómo puedo estar seguro de que la persona que va al cielo (o al infierno) es la misma persona que vivió en la Tierra? Y, también, trata de ofrecer alguna perspectiva de madurez respecto a cómo podemos vivir tranquilamente sin tener que creer en la inmortalidad.

Las preguntas respecto a la inmortalidad han mortificado a mucha gente desde los inicios de nuestra especie. En el libro, trato de presentar con humor y sencillez un tema que genera muchas inquietudes.


La colección ¡Vaya timo!

La colección de Editorial Laetoli consta hasta el momento de los títulos siguientes:

1. El creacionismo ¡vaya timo! - Ernesto Carmena. 

2. Los ovnis ¡vaya timo! - Ricardo Campo.

3. La sábana santa ¡vaya timo! - Félix Ares.

4. El yeti y otros bichos ¡vaya timo! - Carlos Chordá.

5. La parapsicología ¡vaya timo! - Carlos J. Álvarez.

6. Las abducciones ¡vaya timo! - Luis R. González.

7. El psicoanálisis ¡vaya timo! - Carlos Santamaría y Ascensión Fumero.

8. Los vampiros ¡vaya timo! - Jordi Ardanuy.

9. La religión ¡vaya timo! - Gonzalo Puente Ojea.

10. La conspiración lunar ¡vaya timo! - Eugenio Fernández Aguilar.

11. El tarot ¡vaya timo! - Javier Cavanilles.

12. La homeopatía ¡vaya timo! - Víctor-Javier Sanz.

13. Las brujas ¡vaya timo! - Manuel Bear.

14. Las pseudociencias ¡vaya timo! - Mario Bunge.

15.Los productos naturales ¡vaya timo!  J. M. Mulet.

16. La inmortalidad ¡vaya timo! - Gabriel Andrade.

17. El nacionalismo ¡vaya timo! - Roberto Augusto.

18. La acupuntura ¡vaya timo! - Victor-Javier Sanz.

19. El posmodernismo ¡vaya timo! - Gabriel Andrade.

20. El diseño inteligente ¡vaya timo! - Ismael Pérez Fernández.

Cómo cambió con Darwin nuestra visión del mundo

Reproduzco el articulín (¡que no me entere yo de que ese articulito pasa hambre!) que me sacaron ayer en DivulgaUNED, con motivo del aniversario de Darwin.
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La concepción del mundo que nuestros antepasados tenían durante la Edad Media y la Antigüedad entendía la historia universal como un relato, cuyos protagonistas eran los seres humanos (por supuesto, algunos más que otros) y ciertos seres sobrenaturales, que cambiaban según la religión de cada grupo o sociedad. La naturaleza sería, en esa concepción, poco más que un mero escenario de la tragedia o tragicomedia en la que consistía la historia humana, un escenario construido por dios o por los dioses según el plan de la obra que se representaba en él.
En la Edad Moderna, esta concepción se fue modificando hasta comprender la naturaleza como un sistema que obedecía ciegamente, pero de forma determinista, un puñado de leyes, seguramente establecidas por dios en la creación del universo, y que el ser humano era capaz de descubrir mediante su razón. Este elemento, la razón era lo único que podía verse como algo no natural, y que seguía conectando al hombre con una realidad trascendente; algo que seguía, por lo tanto, estableciendo un sentido a la existencia y a la historia humana, aunque dicho sentido ya no pudiera ser considerado como un relato literario al modo de los mitos clásicos o medievales sino, más bien, como algún otro tipo de fórmula filosófica.
El descubrimiento darwiniano de la evolución mediante selección natural fue el golpe de gracia a estas cosmovisiones: independientemente de si el origen del universo y de sus leyes son o dejan de ser fruto de una mente divina (algo que la ciencia y la filosofía han terminado considerando básicamente indemostrable), el caso es que la evolución del hombre hay que dejar de verla como resultado de un “plan”, y nuestra racionalidad hay que comprenderla como una mera capacidad biológica más, desarrollada por modificación y selección a partir de las capacidades de nuestros antepasados no humanos.
En cierto sentido, la aceptación de la teoría de Darwin (y no la mera llegada de la Ilustración, como quería el filósofo Immanuel Kant) es lo que ha supuesto verdaderamente la entrada de la especie humana en su mayoría de edad, al hacernos comprender que no tenemos a nadie que nos lleve de la mano, ni hay un plan trascendente ni sobrenatural marcado en ningún sitio (o en un no-sitio) que establezca adónde tenemos que llegar y por dónde tenemos que ir, sino que estamos completamente solos en la naturaleza (salvo el resto de la naturaleza, animales y plantas incluidas, por supuesto), y todo lo que hagamos es pura responsabilidad nuestra. Pero, sobre todo, que no hay nadie más que nosotros para juzgar nuestras acciones. La historia, ni la humana ni la natural, no tiene algo así como un sentido, y hemos de acostumbrarnos a vivir con esa nueva certeza.
Jueves, 6 de Febrero de 2014

De los 10 mandamientos, el diablo y las libertades religiosas

Viernes, 31 de Enero de 2014

Algunas ideas del porqué organizaciones religiosas son hervidero de abusadores

Jueves, 30 de Enero de 2014

La religión se basa en el miedo… Bertrand Russell

Miercoles, 29 de Enero de 2014

Merchandising Vaticano o ¿cómo vender un Papa en 3 fáciles pasos?

Debatiendo si el universo tiene algún propósito

Como probablemente ya sabréis, recientemente ha sido publicado El diseño inteligente ¡vaya timo! Para los que se hayan leído el libro, o para abordar cuestiones que han quedado fuera de él, voy a ir utilizando distintas entradas del blog. La de hoy es un debate entre Deepak Chopra y Richard Dawkins. Las cuestiones que se les plantean son varias, entre ellas, si el universo tiene un propósito. Esta cuestión muy ligada con la de si el universo ha sido diseñado, os dejo con el debate:

Martes, 24 de Diciembre de 2013

Los argumentos contra el aborto son abortos de argumentos

Nuevos debates en Opus Prima.
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¿El hecho de que los países con la legislación más permisiva sobre el aborto tiendan a ser los países con menores tasas de violencia, con mayores índices de bienestar, y con mayor grado de respeto a los derechos humanos en general, no te hace sospechar del argumento de que “el yoismo es una enfermedad moral”? Moralmente hablando, las sociedades “tradicionales”, férreamente regidas por códigos religiosos, han sido más bien las que veían c
ometerse en su seno mayor proporción de inmoralidades de todo tipo. Lo que tú llamas “yoísmo” ha sido, en cambio, parte de la receta de la vacuna que nos está inmunizando en las últimas décadas contra las innumerables barbaridades y barrabasadas que nuestros abuelos tenían que soportar. Sobre esta cuestión, recomiendo encarecidamente el último libro de Pinker, “Los ángeles que llevamos dentro”.
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Por otro lado, como en casi todos los casos de argumentos motivados consciente o inconscientemente por creencias religiosas (¿no te sugiere nada sobre la presunta “imparcialidad” de tus ideas el hecho de que el deseo de criminalizar el aborto sea muchísimo más frecuente entre los creyentes, y tanto más cuanto más próximos a organizaciones más fundamentalistas?) tomas como premisas universalmente válidas e intuitivamente obvias lo que muchísima gente considera un mero prejuicio: el que sea SUFICIENTE con ser un organismo humano para ser una PERSONA. Todos los que condenamos la criminalización del aborto tenemos al menos tanto respeto como tú a las PERSONAS, pero no consideramos que un embrión, o un feto de pocas semanas, sea una PERSONA. Al fin y al cabo, un óvulo es un organismo independiente (puede mantenerse fuera del cuerpo de la madre por bastante tiempo, en las condiciones adecuadas), igual que un espermatozoide, que genéticamente son distintos a la mujer o al hombre de los que proceden. Así que, si un óvulo humano es un ser vivo, se sigue por un silogismo perfectamente válido que es también un ser humano. ¿Sería un asesinato, entonces, el impedir que un óvulo sea fecundado, condenándolo así a su muerte segura?
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Puedes decir que al óvulo le falta algo para convertirse en (… ¿en qué, en una persona?). Pero TAMBIÉN le faltan MUCHAS cosas a un embrión recién fecundado. De hecho, le faltan MUCHAS MÁS a un óvulo recién fecundado para convertirse en un niño nacido, que lo que le falta a un óvulo sin fecundar para convertirse en un embrión recién fecundado (a éste sólo le falta absorber un espermatozoide).
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Así que los que condenamos como una abominación moral la criminalización del aborto no negamos ningún derecho a ninguna PERSONA. Lo que negamos es, simple y llanamente, que un embrión humano o un feto humano de pocas semanas sea una PERSONA. Y en esto coincidimos con casi todas las legislaciones del mundo, incluso con las de países muy restrictivos con el aborto. Casi NINGUNA legislación (por supuesto, no la española, ni hay NINGUNA presión social para cambiarlo) considera que yo haya cometido un HOMICIDIO si conduzco borracho, atropello a una mujer embarazada, y como resultado del atropello la mujer aborta, aunque ella no sufre ningún otro daño grave. La legislación española actual (y la de casi todos los países) considera que he cometido un delito de LESIONES CONTRA LA MUJER, pero ni se le pasa por la cabeza condenarme por homicidio DEL FETO. Digo yo que alguna razón habrá para que, incluso los legisladores más conservadores de los países avanzados, no hayan incluido este supuesto como un supuesto de homicidio.
Jueves, 19 de Diciembre de 2013

Reflexiones prenavideñas sobre ciencia y religión

Fragmento de un debate en el blog Opus Prima sobre si "dios es la mejor explicación":


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Es interesante que una persona que se define de escéptica como tú muestre tanta generosidad hacia un determinado método del saber por el que considera que es útil para conocerlo todo.

Creo que no has entendido lo que he dicho. Mi tesis no es que hay UN "método de saber" que nos permitirá conocerlo todo. Mi tesis es, más bien, que hay MONTONES de métodos, muy diferentes entre sí. De entre esos métodos, unos llevan únicamente a certezas subjetivas, imposibles de transmitir racionalmente a otras personas mediante argumentos intersubjetivos (p.ej., los "métodos" que llevan a alguien a creer en la reencarnación, en la eficacia de la homeopatía, en la existencia de Matusalén, etc.). Y hay OTROS métodos (fíjate en el plural) que sí permiten que eso de lo que uno está convencido pueda convencer a otros sólo mediante la exposición intersubjetiva, imparcial y reflexiva de sus argumentos. A esos otros métodos los llamamos "científicos". Es decir, no es que PRIMERO sepamos en qué consiste "el" método científico, y luego neguemos validez racional a lo que no supera la criba de ese método. Es justo al revés: cuando un método nos parece suficientemente válido, ENTONCES empezamos a considerarlo científico. La cuestión relevante es que las razones por las que tú crees en el cristianismo u otros creen en los platillos volantes no son transmisibles de manera imparcial e intersubjetiva a otras personas, y POR ESO no las consideramos racionalmente aceptables. .
no se le puede otorgar a este método fundamentos absolutamente sólidos e incontrovertibles

Desde luego. NADA tiene "fundamentos sólidos e incontrovertibles". Pero hay métodos que proporcionan conocimientos MÁS firmes, y métodos que proporcionan conocimientos MENOS firmes. La física proporciona conocimientos más firmes que la economía, p.ej. Pero las creencias religiosas NO LLEGAN NI SIQUIERA a la categoría de "conocimientos", y mucho menos, de "conocimiento de unos fundamentos sólidos e incontrovertibles".
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inventándote, porque no existe base sólida para ello, que lo que no se ha observado por medio de los sentidos no se puede afirmar¿¿¿??? Obviamente no. Podemos afirmar con altísima seguridad que hay infinitos números primos, y no los observamos mediante los sentidos. Tampoco podemos observar los quarks, pero estamos bastante seguros de que existen. Lo que digo es que NO PODEMOS AFIRMAR QUE EXISTE aquello cuya ÚNICA base para afirmar su existencia es EL SENTIMIENTO DE SEGURIDAD que tienen en ella algunas personas.
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olvidas que la ciencia es una acomulación de hipótesis no comprobadas.
¿Cómo voy a olvidar eso? Es una trivialidad. Pero algunas hipótesis están mucho más comprobadas que otras. Las hipótesis de la religión, en cambio, no están NADA comprobadas ("comprobadas" en el sentido de que hay algún procedimiento público que permita convencer de ellas a alguien que intente considerar los argumentos a favor y en contra de modo imparcial).
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Me parece bien, si así lo quieres, ignorar el conocimiento intelectual
No sé a qué te refieres con "conocimiento intelectual". Si las matemáticas no te parecen lo bastante "intelectuales", no sé qué te lo parecerá. Me temo que esa expresión la reservas para designar a tus CERTEZAS SUBJETIVAS sobre supuestos "temas trascendentes", certezas desde luego no compartidas por mucha otra gente.
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la ciencia en sí, positivista, no puede lograr resultados aplicables fuera del laboratorio

No se averiguó en un laboratorio el teorema del binomio, ni que la tierra gira al rededor del sol.
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las llamadas observaciones científicas no son objetivas, sino que están armadas con la hipótesis que el científico acepta como válidas en este determinado momento a partir de una determinada visión de la realidad

Por supuesto. Pero no la diferencia relevante no es entre "objetivo" y "subjetivo", sino entre "más o menos susceptible de argumentación crítica e imparcial". La ciencia consigue lo que consigue, precisamente, permitiendo a todo el mundo PONER EN TELA DE JUICIO los supuestos e intentando ver de la manera más imparcial posible cómo de justificables son en cada caso. Ningún método científico es ABSOLUTAMENTE objetivo. El problema para tus creencias es que los procesos por los que has llegado a ellas son MUCHÍSIMO MENOS objetivos que cualesquiera métodos que hayamos decidido que merecen la calificación de "científicos". Tu argumento es algo parecido a decir que alguien no debe ocupar un cargo público porque pagó un billete de autobús con el dinero de su oficina, pero que quien sí que debe ocuparlo es un mafioso condenado por estafas multimillonarias.
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el método científico es incapaz de responder a determinadas cuestiones

Claro que sí. Y cuando tengamos ALGÚN método capaz de responder a ellas, entonces ese método formará parte de la ciencia. De momento, nuestra lamentable situación es, más bien, que NO TENEMOS NINGUNA RESPUESTA VÁLIDA EN ABSOLUTO para esas cuestiones. Simplemente, tenemos gente que se cree algunas respuestas POR MOTIVOS QUE NO JUSTIFICAN RACIONALMENTE esas creencias, por muy seguras que esas personas estén de ellas.
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La ciencia no puede explicar quién es el hombre, si cómo es el hombre,

Exacto. Pero NADA puede explicar eso, en el sentido de "explicar" que consiste en "llegar a poseer una explicación intersubjetivamente validada desde el punto de vista más imparcial posible". Es más, ni siquiera tenemos ninguna RAZÓN para pensar que la pregunta es una pregunta objetivamente válida, en vez de una forma de poner en palabras UNA MERA INQUIETUD SUBJETIVA. Tal vez la pregunta sea en sí misma tan absurda como la de "¿qué hay más al norte del polo norte?". Puede que alguien no consiga dormir planteándose una y otra vez ESA pregunta, pero sus insomnios no son razón suficiente para admitir que la pregunta es una pregunta objetivamente planteable y respondible.
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la ciencia, en definitiva, estudian unas determinadas facetas de la realidad y sólo da razones explciativas de esa parte concreta de la realidad

Y tan contentos, oye. Cuando haya razones objetivamente validables para admitir que existen ALGUNAS OTRAS facetas de la realidad, y no meras sensaciones subjetivas nuestras de que las hay, entonces me molestaré en empezar a considerar si merece la pena buscarles una explicación.
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esa gran certeza desaparece por completo cuando quiere ocuparse del conocimiento general de la realidad, en ese momento es incapaz de obtener un conocimiento integrado, como es la de alcanzar una visión eleborada del mundo, asunto que compete más bien a la actividad intelectual y a la reflexión.

Cierto. Esa certeza (certeza procedente de MÉTODOS INTERSUBJETIVAMENTE VALIDABLES) no la hay, ni con la ciencia, ni con la güija, ni con el cilicio. Sencillamente, no la hay. Lo que hay es gente que confunde SU certeza (la "fe") con la posesión de una respuesta racionalmente válida. Llamar a eso "intelectual" es más bien cosa de chiste. Yo entiendo por "intelectual" más bien el tipo de cosas que tenemos que hacer CON NUESTRO INTELECTO para lograr algo tan asombroso como demostrar esto.
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Un saludo y feliz navidad.