Nº 59: Pruebas de la evolución – La uniformidad de la vida


Las últimas entradas de este blog se han dedicado a rebatir una serie de argumentos a favor del creacionismo de Tierra joven (una creencia religiosa que sostiene que el universo tiene alrededor de 6.000 años de antigüedad). Los interesados en leer la serie de argumentos creacionistas y su refutación científica pueden comenzar en el siguiente enlace.

Una vez evidenciada la ausencia de fundamento científico en los planteamientos creacionistas, pasamos a exponer una serie de hechos probados que demuestran la evolución de todas las formas de vida en la Tierra a partir de un ancestro común gracias a la selección natural. Afortunadamente ya existe un trabajo excelente al respecto en una web imprescindible (enlace), recomiendo su lectura a todos los visitantes de este blog, especialmente a los creacionistas. Dado que este trabajo está en inglés y no todo el mundo podrá entenderlo me limitaré a traducir y resumir cada una de las secciones en las que se divide.

Prueba 1: La uniformidad fundamental de la vida

Según la teoría de un ancestro común, todos los seres vivos modernos somos descendientes de una única forma de vida originada en un pasado remoto (unos 3.000 millones de años). A pesar de la gran variedad de formas de vida actuales (bacterias, animales, plantas, etc.), existen varios criterios fundamentales que caracterizan la vida, estos son (1) la capacidad de replicación, (2) la herencia de caracteres, (3) la catálisis de reacciones bioquímicas y (4) la utilización de energía por medio del metabolismo. Si todas las especies actuales descienden de una única especie original, entonces todas las células actuales deberán compartir los mecanismos y estructuras que intervienen en los procesos básicos para la vida. Esta predicción ha quedado plenamente confirmada por hechos como los siguientes:

- Los polímeros comunes de la vida:

Absolutamente todas las formas de vida estudiadas hasta el momento utilizan los mismos polímeros para realizar sus funciones básicas. Estos son el DNA, el RNA, las proteínas y los polisacáridos, independientemente de la especie y a pesar de que en la práctica se pueden sintetizar cientos de polímeros distintos a estos. De hecho, aunque los componentes de estos polímeros (nucleótidos, aminoácidos y monosacáridos) pueden presentar dos o más formas quirales, todas las células actuales contienen el mismo estereoisómero para cada uno de ellos.

- Las proteínas catalíticas

Para poder llevar a cabo las funciones básicas para la vida se deben catalizar ciertas reacciones químicas. Absolutamente todos los seres vivos estudiados hasta el momento utilizan proteínas (enzímas) para la catálisis de estas reacciones (para un número reducido de reacciones se utiliza RNA, también de forma común en todos los seres vivos). Las proteínas son básicamente cadenas de aminoácidos y, a pesar de que en la naturaleza existen más de 390 aminoácidos distintos, solo 22 de ellos forman parte de todas las proteínas presentes en los seres vivos (los mismos 22 aminoácidos en todas las células actuales).

- Los ácidos nucleicos como soporte de la información genética

Todas las formas de vida conocidas utilizan los mismos polinucleótidos (DNA y RNA) como soporte para la información genética que se transmite de una generación a otra. La replicación de todas las células se basa en la duplicación del DNA. El DNA esta formado exclusivamente por cuatro nucleótidos comunes para todos los organismos vivos conocidos, a pesar de que en la naturaleza existen más de 100 nucleótidos distintos.

- El código genético universal

Debe existir un mecanismo para traducir la información contenida en el DNA a proteínas que realicen las funciones básicas de la célula. Todos los organismos conocidos hasta la fecha utilizan el mismo código para traducir a proteínas la información contenida en los ácidos nucleicos (este código universal aparece en la ilustración de esta entrada). Existen raras excepciones a este código universal consistentes en sutiles variaciones del mismo (en apenas 1 o 2 de los 64 codones posibles) en un reducido grupo de microorganismos. El hecho de que el código sea universal y este formado por tripletes no solapantes fue predicho con anterioridad a su descodificación en base a un razonamiento evolucionista, todas esas predicciones resultaron ser ciertas (incluidas las pequeñas variaciones en grupos filogenéticos muy distantes). Si todas las formas de vida provienen de un ancestro común el código debe conservarse en el tiempo, dado que cualquier cambio significativo en el mismo alteraría todas las proteínas y sería incompatible con la vida. Sin embargo, si cada especie o cada gran grupo taxonómico (mamíferos, artrópodos, plantas fenerógamas, etc.) fuesen creaciones independientes no habría razón alguna por la cual tuvieran que compartir dicho código.

- El metabolismo común

Todos los organismos conocidos utilizan rutas y enzimas metabólicas extremadamente similares, cuando no las mismas, para obtener la energía acumulada en determinadas moléculas. Por ejemplo, los sistemas metabólicos fundamentales de todas las células son la glucólisis, el ciclo de ácido cítrico y la fosforilación oxidativa. En todas las células eucariotas y en la mayoría de las procariotas la glucólisis se produce en los mismos diez pasos, en el mismo orden y usando las mismas enzimas, a pesar de que existen miles de rutas alternativas para la glucólisis con el mismo rendimiento energético, lo mismo ocurre con el ciclo del ácido cítrico o la fosforilación oxidativa. Además, la unidad básica de almacenamiento de energía, la adenosina trifosfato (ATP), es la misma en todas las especies conocidas a pesar de que se obtendría el mismo resultado utilizando alguna de las cientos de moléculas alternativas.

Encontrar alguna forma de vida que utilice un polímero distinto al ADN o el ARN para codificar su información genética, que traduzca la información de estos polímeros siguiendo un código distinto al que conocemos, que presente una quiralidad alternativa en los componentes de sus macromoléculas u obtenga y almacene su energía mediante rutas y moléculas distintas a las que hasta ahora aparecen como universales podría ser un argumento en contra del origen común y la evolución de las especies. Hasta el momento no se ha encontrado ninguna.

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