Nº 57: Desmontando el creacionismo – El tiempo


Seguimos refutando los argumentos de una conocida web creacionista recomendada hace tiempo por un lector cristiano.

El tiempo necesario para la evolución:

Argumento creacionista: "La evolución enseña que la vida comenzó de más o menos 2,5 a 3,5 millones de años, cuando un accidente remotamente probable sucedió, y gradualmente se ha desarrollado a través de una serie de COINCIDENCIAS REMOTAS en acontecimientos fortuitos y al azar, en un proceso que no fue planificado por nadie. [...] Pues, a través del tiempo y a través de un proceso llamado selección natural, una célula se dividió y se convirtió en dos células, y así sucesivamente hasta que llegó el hombre. Pero, ¿Es la cantidad de tiempo que se imaginan los evolucionistas suficiente para el lento proceso que ellos creen que ha causado las condiciones presentes y las formas de vida que hoy existen? [...] De acuerdo con las computadoras del Instituto Tecnológico de Massachusetts, esta proposición no es realista en lo absoluto. Las computadoras calcularon que si los cambios que los evolucionistas sugieren ocurrieran cada segundo [...], todavía no hubiese tiempo suficiente para que una simple célula hubiese cambiado a un organismo complejo como lo es el hombre, ni si para que tal cambio ocurriese se le diera a esa única célula 10,000,000,000 de años. Esta cantidad de tiempo es mayor del doble del tiempo que los evolucionistas le dan ¡a todo el universo! Solamente una inteligencia suprema pude causar o ser la fuente de la existencia de tal complejidad como la que demuestran los organismos vivos, tales como el hombre en tan corto lapso."

Respuesta científica: Este argumento creacionista comienza y termina con dos errores de magnitudes astronómicas. El autor afirma que los científicos creen que la vida comenzó hace unos 3 millones de años, cuando en realidad los científicos calculan que la vida se originó hace 3 mil millones de años, una cifra mil veces superior. El autor termina diciendo que 10 mil millones de años es más del doble de la edad que los científicos dan al universo, cuando en realidad la edad calculada científicamente se estima en más de 14 mil millones de años. Como en ocasiones anteriores, vamos a dar ventaja a los creacionistas y a pensar que estos errores son solamente de carácter tipográfico.

Desconozco en que consisten los cálculos citados por el autor creacionista, ya que no aporta ningún dato concreto, pero me resulta curioso que un resultado de ese tipo se haya obtenido en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el mismo instituto que este año esta celebrando el bicentenario de Darwin (enlace). En cualquier caso, supongo que los trabajos a los que se refiere el autor están relacionados con los postulados de Henry Morris, el fundador del Instituto para la Investigación de la Creación (ICR) y padre del creacionismo moderno. Su argumento se puede resumir en que las mutaciones son necesarias para la evolución, sin embargo, las mutaciones son muy escasas en la naturaleza. Morris calcula, por ejemplo, que si una determinada característica funcional necesita de 200 mutaciones beneficiosas la probabilidad de que esta aparezca será de r elevado a 200 (donde r es el ratio de mutaciones beneficiosas). Según los cálculos de Morris, si una de cada dos mutaciones fuese beneficiosa (r = 0,5), lo cual estaría muy por encima del ratio real, la probabilidad de que se acumulasen dichas mutaciones sería inferior a una de cada 10 elevado a 60, es decir, prácticamente imposible. Sin embargo, y como ya es costumbre, los cálculos creacionistas parten de una premisa falsa, los cálculos de Morris presuponen que las 200 mutaciones beneficiosas deben tener lugar de forma consecutiva sin que pueda haber ninguna mutación de otro tipo entre ellas, algo totalmente ridículo en base a lo que sabemos de genética. Si eliminamos esa premisa infundada nos encontramos con que, según el absurdo modelo de Morris, 200 mutaciones beneficiosas a un ratio de 0,5 pueden acumularse en apenas 400 generaciones, algo que para una bacteria supondría unas horas, para una mosca unos 5 años y para un humano unos 8000 años, unos tiempos ridículamente pequeños desde el punto de vista de la evolución. En cualquier caso, estos cálculos implican tal grado de reduccionismo que no tienen ninguna validez. Si tenemos en cuenta factores como el tamaño de las poblaciones, la recombinación sexual y otros procesos implicados en la variabilidad genética la acumulación de mutaciones se produce a un ritmo razonablemente alto y perfectamente consistente con la evolución de las especies.

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