La presidencia, un trabajo demasiado duro para uno solo



El forum acontecido la pasada semana en la Iglesia Saddleback de Rick Warren fue el primer encuentro entre Barack Obama y John McCain desde los debates presidenciales del pasado enero en New Hampshire. Dado que los candidatos han acordado solo tres debates más durante el resto de la campaña, cabe pensar que la charla en casa de Warren sobre la fe demuestra que la religión es más importante aún para los americanos de lo que fue en pasados años.

Sin embargo, nuevas averiguaciones del Pew Research Center muestran lo contrario:

«Una nueva encuesta muestra a una estrecha mayoría del público expresando que la iglesia no debería inmiscuirse en asuntos políticos, y no expresar sus puntos de vista en asuntos del día a día de la política.»

Puede que lo más sorprendente sea que la fe en el papel de la religión en la política parece haberse erosionado más entre los conservadores:

«Hace cuatro años, sólo el 30% de los conservadores pensaban que la iglesia debía permanecer fuera de los asuntos políticos. Hoy el 50% de los conservadores expresan este punto de vista.»

¿Más estadisticas contra-intuitivas?

«El mayor incremento desde 2004 entre los que expresan que la iglesia no debería inmiscuirse en asuntos políticos ha ocurrido entre los republicanos de menor nivel educativo, gente que afirma que asuntos sociales como el aborto o el matrimonio homosexual serán importantes para elegir su voto.»

Así que, ¿qué quiere decir esta tendencia para nuestros candidatos? Una de las razones por las que Barack Obama ha conseguido la candidatura demócrata ha sido la facilidad con la que ha hablado de su fe. John McCain, por otra parte, se ha mostrado incómodo discutiendo sobre religión. De alguna forma, ambos son influencias moderadas en este sentido para sus respectivos partidos. Obama ha aumentado la influencia de la religión entre los demócratas, mientras que McCain ha ayudado a reducir el fervor evangélico entre los suyos.

Pero predicadores como Warren no están conformes con que la religión tenga un papel menos influyente en el reino político. En una entrevista con Jeffery Goldberg de The Atlantic, Warren proclama:

«Creo en la separación entre iglesia y estado. Pero no creo en la separación de política y religión. La fe es simplemente un punto de vista sobre el mundo. Quien dice dejar de lado la fe cuando toma decisiones es un idiota o un mentiroso.»

A lo que Sullivan responde:

«El fundamento de los gobiernos seculares en occidente descansa en la capacidad de la gente para distanciar verdades absolutas y asuntos políticos. ¿Idiocia o mentira? Me pregunto si Warren ha leído a Locke, a Hobbes o a Maquiavelo, e incluso si sabe lo que significa secularismo si le bajas de su pedestal.»

De hecho, el punto de vista de Warren sobre la fe como prerrequisito para el servicio político resulta más extraño cuando intenta añadir un punto de sensibilidad cultural, pero excluyendo a los ateos.

«No podría votar por un ateo. Porque creo que la presidencia es un trabajo demasiado duro para una sola persona. Hay arrogancia en pensar que no se necesita a nadie más. Podría votar a alguien que profese una religión distinta de la mía, mero no sé si podría votar por alguien que niega que necesitamos a alguien más grande que nosotros para ayudarnos.»

Para Warren, importa menos a quién estamos sometidos —Alá, Yavhé, Jesús o una jarra de leche, véase el videoclip— siempre que lo que no intentemos es hacerlo todo solos. El hecho de que un ateo se vea a sí mismo sometido a la ciencia y a las leyes de la naturaleza no es para Warren una forma legítima de reverencia.



Sobre la mitad del país parece estar de acuerdo con Warren sobre los ateos. A pesar de que el porcentaje de americanos que no votaría por un no creyente continúa cayendo, la mayor parte del país sigue pensando que la presidencia no es un trabajo que permita volar en solitario.

Visto en Political Machine.

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