El presidente que hablaba con Dios
El presidente que hablaba con Dios
Juan Gelman
Página 12
Es notorio: cuando el presidente de EE.UU., W. Bush hablaba con Dios o, mejor dicho, Dios hablaba con él. “Me conduce una misión de Dios. Dios me dice ‘George, ve y lucha contra esos terroristas en Afganistán’. Y lo hice. Y luego Dios me dice ‘George, ve y termina con la tiranÃa en Irak’. Y lo hice†(The Guardian, 7-10-5). Son afirmaciones ciertas para algunos, blasfemas para otros. En su rancho de Crawford, Texas, W. mantuvo en el 2002 la reunión con el premier británico Tony Blair en la que se decidió invadir a Irak y trascendió que ambos rezaron juntos por el éxito de la empresa. El autor cristiano Stephen Mansfield relata en su libro The Faith of George W. Bush (Strang Communications & Penguin Group, USA Inc., 2003) numerosos hechos y dichos de la misma Ãndole.
Menos conocido –más bien poco conocido– es el razonamiento que el ex mandatario norteamericano manejó para convencer a sus aliados de que brindaran apoyo militar a las dos aventuras. Jean-Claude Maurice lo revela en su libro Si vous le répétez, je démentirai (Si usted lo repite, yo desmentiré, Plon, ParÃs, 2009). El periodista francés tuvo encuentros frecuentes con Jacques Chirac, entonces presidente de Francia, que le relató que poco antes de la invasión a Irak de marzo del 2003 recibió un llamado telefónico de Bush instándolo a participar en la guerra. “Bush Jr. utilizó un argumento singular, afirmando que ‘Gog y Magog están actuando en Medio Oriente’ y que ‘las profecÃas de la Biblia están a punto de cumplirse’. En ese momento Chirac quedó estupefacto y no reaccionó†–documenta Maurice–, pero pidió asesoramiento al especialista suizo Thomas Römer, profesor de teologÃa de la Universidad de Lausana. Cuando supo, Chirac no se rió: pasó del pasmo al miedo.
Se trataba de lo que podrÃa llamarse el Código Ezequiel. Gog y Magog aparecen en el Génesis y sobre todo en dos de los capÃtulos más sombrÃos del Libro de Ezequiel (38 y 39) del Antiguo Testamento, en los que Jehová pronuncia la profecÃa apocalÃptica de un ejército mundial que libra en Israel la última batalla y barre a los enemigos de su pueblo para que comience una nueva era: tal es la voluntad de Dios. Este oráculo se repite en el Apocalipsis o El libro de la Revelación del Nuevo Testamento, en el que San Juan prenuncia la derrota de la Bestia por los ejércitos del Cielo, su captura y encierro de mil años en los que quienes no adoraron al Diablo revivirán y reinarán con Cristo (Apocalipsis, 20). Chirac entiende –subraya Maurice– que las palabras de W. Bush debÃan interpretarse asÃ: “Un ejército mundial islamita fundamentalista amenaza al mundo occidental que apoya a Israel. La prueba son los atentados del 11/9 contra las Torres de Manhattanâ€. Y fue la invasión y fueron muertos miles y miles de civiles iraquÃes y soldados estadounidenses que seguramente ni idea tenÃan de Gog y Magog.
Thomas Römer, el especialista consultado por el ElÃseo, escribió sobre el tema dos años antes que Maurice, pero su artÃculo, publicado en el número de septiembre de 2007 de la revista Allez savoir, de la Universidad de Lausana, pasó inadvertido. En ese texto, Römer señala los enigmas de El Libro de Ezequiel que han originado diferentes explicaciones y especulaciones a lo largo de veinte siglos. En las distintas traducciones de la Biblia –indica– puede leerse “Gog y Magog†o “Gog de Magog†o “Gog del paÃs de Magogâ€, es decir, “Gog, prÃncipe de Magogâ€. W. Bush lo buscó en Irak y Afganistán y en esto no fue el primero.
“Ronald Reagan conocÃa bien la Biblia –apunta Römer– y estimó que la Guerra FrÃa y la existencia de la bomba atómica tornaban realizable la profecÃa apocalÃptica de Ezequiel.†Gog fue entonces la URSS del socialismo real, pero la caÃda del Muro de BerlÃn le evitó el apocalisis. Muchos historiadores y teólogos buscan hoy en el pasado, no en el futuro, la explicación de la batalla contra la coalición de ejércitos encabezada por Satán. “Algunos identifican a Gog con un cierto Gygnos, rey de Anatolia en el siglo VII antes de Cristo, quien podrÃa haber sido el origen del texto apocalÃptico –indica Römer. Otros piensan que Nerón es el famoso 666 evocado en el Apocalipsis de San Juan, que la Gran Prostituta es Roma y que la caÃda anunciada es la del imperio romano.†Según este especialista, un análisis histórico permitirÃa aclarar las profecÃas bÃblicas apocalÃpticas mirando atrás.
Se explica que el poderoso lobby proisraelà de EE.UU. presione a la Casa Blanca y al Congreso en favor de polÃticas favorables a Tel Aviv, incluida la ocupación de territorios palestinos que dura ya 42 años. Paradójica es la concepción de los evangelistas fundamentalistas, que votaron a Bush masivamente: piensan que el Apocalipsis o Armagedón caerá sobre Israel y lo apoyan para que éste se destruya y vuelva el reino de Cristo.
Juan Gelman
Página 12
Es notorio: cuando el presidente de EE.UU., W. Bush hablaba con Dios o, mejor dicho, Dios hablaba con él. “Me conduce una misión de Dios. Dios me dice ‘George, ve y lucha contra esos terroristas en Afganistán’. Y lo hice. Y luego Dios me dice ‘George, ve y termina con la tiranÃa en Irak’. Y lo hice†(The Guardian, 7-10-5). Son afirmaciones ciertas para algunos, blasfemas para otros. En su rancho de Crawford, Texas, W. mantuvo en el 2002 la reunión con el premier británico Tony Blair en la que se decidió invadir a Irak y trascendió que ambos rezaron juntos por el éxito de la empresa. El autor cristiano Stephen Mansfield relata en su libro The Faith of George W. Bush (Strang Communications & Penguin Group, USA Inc., 2003) numerosos hechos y dichos de la misma Ãndole.
Menos conocido –más bien poco conocido– es el razonamiento que el ex mandatario norteamericano manejó para convencer a sus aliados de que brindaran apoyo militar a las dos aventuras. Jean-Claude Maurice lo revela en su libro Si vous le répétez, je démentirai (Si usted lo repite, yo desmentiré, Plon, ParÃs, 2009). El periodista francés tuvo encuentros frecuentes con Jacques Chirac, entonces presidente de Francia, que le relató que poco antes de la invasión a Irak de marzo del 2003 recibió un llamado telefónico de Bush instándolo a participar en la guerra. “Bush Jr. utilizó un argumento singular, afirmando que ‘Gog y Magog están actuando en Medio Oriente’ y que ‘las profecÃas de la Biblia están a punto de cumplirse’. En ese momento Chirac quedó estupefacto y no reaccionó†–documenta Maurice–, pero pidió asesoramiento al especialista suizo Thomas Römer, profesor de teologÃa de la Universidad de Lausana. Cuando supo, Chirac no se rió: pasó del pasmo al miedo.
Se trataba de lo que podrÃa llamarse el Código Ezequiel. Gog y Magog aparecen en el Génesis y sobre todo en dos de los capÃtulos más sombrÃos del Libro de Ezequiel (38 y 39) del Antiguo Testamento, en los que Jehová pronuncia la profecÃa apocalÃptica de un ejército mundial que libra en Israel la última batalla y barre a los enemigos de su pueblo para que comience una nueva era: tal es la voluntad de Dios. Este oráculo se repite en el Apocalipsis o El libro de la Revelación del Nuevo Testamento, en el que San Juan prenuncia la derrota de la Bestia por los ejércitos del Cielo, su captura y encierro de mil años en los que quienes no adoraron al Diablo revivirán y reinarán con Cristo (Apocalipsis, 20). Chirac entiende –subraya Maurice– que las palabras de W. Bush debÃan interpretarse asÃ: “Un ejército mundial islamita fundamentalista amenaza al mundo occidental que apoya a Israel. La prueba son los atentados del 11/9 contra las Torres de Manhattanâ€. Y fue la invasión y fueron muertos miles y miles de civiles iraquÃes y soldados estadounidenses que seguramente ni idea tenÃan de Gog y Magog.
Thomas Römer, el especialista consultado por el ElÃseo, escribió sobre el tema dos años antes que Maurice, pero su artÃculo, publicado en el número de septiembre de 2007 de la revista Allez savoir, de la Universidad de Lausana, pasó inadvertido. En ese texto, Römer señala los enigmas de El Libro de Ezequiel que han originado diferentes explicaciones y especulaciones a lo largo de veinte siglos. En las distintas traducciones de la Biblia –indica– puede leerse “Gog y Magog†o “Gog de Magog†o “Gog del paÃs de Magogâ€, es decir, “Gog, prÃncipe de Magogâ€. W. Bush lo buscó en Irak y Afganistán y en esto no fue el primero.
“Ronald Reagan conocÃa bien la Biblia –apunta Römer– y estimó que la Guerra FrÃa y la existencia de la bomba atómica tornaban realizable la profecÃa apocalÃptica de Ezequiel.†Gog fue entonces la URSS del socialismo real, pero la caÃda del Muro de BerlÃn le evitó el apocalisis. Muchos historiadores y teólogos buscan hoy en el pasado, no en el futuro, la explicación de la batalla contra la coalición de ejércitos encabezada por Satán. “Algunos identifican a Gog con un cierto Gygnos, rey de Anatolia en el siglo VII antes de Cristo, quien podrÃa haber sido el origen del texto apocalÃptico –indica Römer. Otros piensan que Nerón es el famoso 666 evocado en el Apocalipsis de San Juan, que la Gran Prostituta es Roma y que la caÃda anunciada es la del imperio romano.†Según este especialista, un análisis histórico permitirÃa aclarar las profecÃas bÃblicas apocalÃpticas mirando atrás.
Se explica que el poderoso lobby proisraelà de EE.UU. presione a la Casa Blanca y al Congreso en favor de polÃticas favorables a Tel Aviv, incluida la ocupación de territorios palestinos que dura ya 42 años. Paradójica es la concepción de los evangelistas fundamentalistas, que votaron a Bush masivamente: piensan que el Apocalipsis o Armagedón caerá sobre Israel y lo apoyan para que éste se destruya y vuelva el reino de Cristo.