Catolicismo y abuso
Catolicismo y abuso
1. • ¿Dónde están en España las vÃÂctimas de los atropellos sexuales de curas durante el franquismo?
LEONARD BEARD
LEONARD BEARD
IRENE Boada*
Irlanda logró la independencia en 1922, pero ello no comportó demasiadas mejoras para el paÃÂs. Habiendo quedado al margen de la industrialización, era una sociedad totalmente agrÃÂcola y con una población en constante huida de la pobreza hacia Inglaterra, paradójicamente la antigua colonizadora, o Norteamérica. El historiador Joe Lee ha llegado a afirmar que después de la independencia la situación económica empeoró más si cabe. No existÃÂa una burguesÃÂa que invirtiera en industria y habÃÂa poco sentido de innovación cultural o social. En cambio, lo que se daba era un peligroso fanatismo católico que fue a peor, y quien presidió el paÃÂs durante décadas, Eamon de Valera, representaba una de sus máximas expresiones.
Un Estado, pues, ultracatólico que en 1929 constituyó el Comité de Censura, que prohibirÃÂa centenares de libros durante los siguientes 40 años, la mayorÃÂa extranjeros y prácticamente todos los mejores autores irlandeses, desde Joyce hasta Edna O’Brien, que tuvieron que exiliarse. Ni divorcio, ni aborto, ni derechos básicos para las mujeres, Irlanda se convirtió en un Estado cerrado, fanático, totalmente sumiso a las congregaciones católicas, y quienes pagaron más caro las consecuencias fueron los más jóvenes.
Estos dÃÂas ha aparecido publicada una investigación exhaustiva que muestra que miles de jóvenes fueron vÃÂctimas de abuso sexual, fÃÂsico y psicológico durante décadas en instituciones católicas irlandesas. La investigación ha contado con 1.700 personas que han declarado haber sufrido malos tratos en la infancia, siendo la mitad, aproximadamente, de tipo sexual. Algunos llegaron, incluso, a sufrir fracturas de huesos, y todos fueron vÃÂctimas de daños psicológicos irreparables. La investigación, realizada durante los últimos 10 años, tiene casi 3.000 páginas, ha costado 100 millones de euros y ha involucrado a más de 800 curas. Por si ello fuera poco, algunas cartas a The Irish Times aparecidas estos dÃÂas a raÃÂz de la publicación del informe ya apuntan a más abusos de misioneros irlandeses en otros paÃÂses, como es el caso de Suráfrica. Las compensaciones económicas llegarán a ser de más de 1.000 millones de euros, pero la autoridad católica se niega a pagar más del 10%. Todo ello está creando un ambiente muy contrario a la Iglesia.
El abuso sexual era endémico en instituciones infantiles y los crÃÂos vivÃÂan con pánico, desde palizas a violaciones. Uno de los aspectos más sórdidos es que los niños con discapacidad fÃÂsica y mental eran especialmente vulnerables a la violencia. De momento, pocos de los sádicos curas han sido encarcelados, pero la publicación de esta investigación está generando unos cambios en la opinión pública que serán profundos. Los agresores no eran solo curas. Las monjas también lo fueron, si bien sus ataques no fueron tanto de tipo sexual como fÃÂsico y mental. Una de las pelÃÂculas más duras que se han realizado sobre este tema es Las hermanas de la Magdalena, que muestra las torturas que sufrÃÂan las jóvenes madres solteras o mujeres que, simplemente, habÃÂan flirteado con alguien, y que eran encarceladas en lavanderÃÂas para lavar los pecados, a veces de por vida. Obviamente, también existen pedófilos en otros ámbitos, pero es especialmente paradójico en el caso de los curas, porque caen precisamente en lo que ellos más condenan y muestra que su educación sexual es extraordinariamente deficiente, algo no exclusivo del ámbito católico. En otros ámbitos, a menudo se confunde el respeto a la libertad con el abuso sexual y la prostitución.
Históricamente, Irlanda ha tenido la reputación de ser una sociedad muy ética y religiosa, con curas fantásticos. En cambio, esta investigación demuestra que esto se basaba, en parte, en silenciar la verdad. «Que los escándalos a esta escala no hayan afectado a otras iglesias cristianas irlandesas o británicas --dice el catedrático de Historia Irlandesa de la Universidad de Queen’s Belfast Liam Kennedy-- cuestiona dos temas: la polÃÂtica del celibato y la estructura jerárquica masculina de la Iglesia católica. Son dos caracterÃÂsticas que traen consecuencias desastrosas y que generan fanatismo». Kennedy añade que «la alianza entre Iglesia y Estado es lo que causó que el abuso infantil fuese generalizado y permitió que se produjeran las historias horrorosas que ahora se hacen públicas».
Los posibles paralelismos con la España franquista son evidentes, porque, al fin y al cabo, por muy fanática que fuese Irlanda, no dejaba de ser un sistema democrático, mientras que aquàtenÃÂamos una dictadura. Pero ¿dónde están las vÃÂctimas y las denuncias? ¿Es posible que el anacrónico concordato aún existente entre España y la Iglesia católica esté previniendo estas investigaciones?
Muchos de los hombres a quienes pregunto sobre su experiencia en colegios católicos me han contado casi siempre historias de abuso sexual vividas por ellos o por compañeros, pero, sin embargo, nadie denuncia. En Irlanda todo empezó con unos documentales en la televisión pública en los que aparecÃÂan las primeras vÃÂctimas que rompÃÂan el silencio. Considerando que España tiene poderosos medios de comunicación católicos, ellos mismos podrÃÂan empezar a romper el silencio. SerÃÂa un acto de justicia que también servirÃÂa para generar un debate interno que, hoy por hoy, serÃÂa muy necesario para su futuro.
*Periodista y filóloga
1. • ¿Dónde están en España las vÃÂctimas de los atropellos sexuales de curas durante el franquismo?
LEONARD BEARD
LEONARD BEARD
IRENE Boada*
Irlanda logró la independencia en 1922, pero ello no comportó demasiadas mejoras para el paÃÂs. Habiendo quedado al margen de la industrialización, era una sociedad totalmente agrÃÂcola y con una población en constante huida de la pobreza hacia Inglaterra, paradójicamente la antigua colonizadora, o Norteamérica. El historiador Joe Lee ha llegado a afirmar que después de la independencia la situación económica empeoró más si cabe. No existÃÂa una burguesÃÂa que invirtiera en industria y habÃÂa poco sentido de innovación cultural o social. En cambio, lo que se daba era un peligroso fanatismo católico que fue a peor, y quien presidió el paÃÂs durante décadas, Eamon de Valera, representaba una de sus máximas expresiones.
Un Estado, pues, ultracatólico que en 1929 constituyó el Comité de Censura, que prohibirÃÂa centenares de libros durante los siguientes 40 años, la mayorÃÂa extranjeros y prácticamente todos los mejores autores irlandeses, desde Joyce hasta Edna O’Brien, que tuvieron que exiliarse. Ni divorcio, ni aborto, ni derechos básicos para las mujeres, Irlanda se convirtió en un Estado cerrado, fanático, totalmente sumiso a las congregaciones católicas, y quienes pagaron más caro las consecuencias fueron los más jóvenes.
Estos dÃÂas ha aparecido publicada una investigación exhaustiva que muestra que miles de jóvenes fueron vÃÂctimas de abuso sexual, fÃÂsico y psicológico durante décadas en instituciones católicas irlandesas. La investigación ha contado con 1.700 personas que han declarado haber sufrido malos tratos en la infancia, siendo la mitad, aproximadamente, de tipo sexual. Algunos llegaron, incluso, a sufrir fracturas de huesos, y todos fueron vÃÂctimas de daños psicológicos irreparables. La investigación, realizada durante los últimos 10 años, tiene casi 3.000 páginas, ha costado 100 millones de euros y ha involucrado a más de 800 curas. Por si ello fuera poco, algunas cartas a The Irish Times aparecidas estos dÃÂas a raÃÂz de la publicación del informe ya apuntan a más abusos de misioneros irlandeses en otros paÃÂses, como es el caso de Suráfrica. Las compensaciones económicas llegarán a ser de más de 1.000 millones de euros, pero la autoridad católica se niega a pagar más del 10%. Todo ello está creando un ambiente muy contrario a la Iglesia.
El abuso sexual era endémico en instituciones infantiles y los crÃÂos vivÃÂan con pánico, desde palizas a violaciones. Uno de los aspectos más sórdidos es que los niños con discapacidad fÃÂsica y mental eran especialmente vulnerables a la violencia. De momento, pocos de los sádicos curas han sido encarcelados, pero la publicación de esta investigación está generando unos cambios en la opinión pública que serán profundos. Los agresores no eran solo curas. Las monjas también lo fueron, si bien sus ataques no fueron tanto de tipo sexual como fÃÂsico y mental. Una de las pelÃÂculas más duras que se han realizado sobre este tema es Las hermanas de la Magdalena, que muestra las torturas que sufrÃÂan las jóvenes madres solteras o mujeres que, simplemente, habÃÂan flirteado con alguien, y que eran encarceladas en lavanderÃÂas para lavar los pecados, a veces de por vida. Obviamente, también existen pedófilos en otros ámbitos, pero es especialmente paradójico en el caso de los curas, porque caen precisamente en lo que ellos más condenan y muestra que su educación sexual es extraordinariamente deficiente, algo no exclusivo del ámbito católico. En otros ámbitos, a menudo se confunde el respeto a la libertad con el abuso sexual y la prostitución.
Históricamente, Irlanda ha tenido la reputación de ser una sociedad muy ética y religiosa, con curas fantásticos. En cambio, esta investigación demuestra que esto se basaba, en parte, en silenciar la verdad. «Que los escándalos a esta escala no hayan afectado a otras iglesias cristianas irlandesas o británicas --dice el catedrático de Historia Irlandesa de la Universidad de Queen’s Belfast Liam Kennedy-- cuestiona dos temas: la polÃÂtica del celibato y la estructura jerárquica masculina de la Iglesia católica. Son dos caracterÃÂsticas que traen consecuencias desastrosas y que generan fanatismo». Kennedy añade que «la alianza entre Iglesia y Estado es lo que causó que el abuso infantil fuese generalizado y permitió que se produjeran las historias horrorosas que ahora se hacen públicas».
Los posibles paralelismos con la España franquista son evidentes, porque, al fin y al cabo, por muy fanática que fuese Irlanda, no dejaba de ser un sistema democrático, mientras que aquàtenÃÂamos una dictadura. Pero ¿dónde están las vÃÂctimas y las denuncias? ¿Es posible que el anacrónico concordato aún existente entre España y la Iglesia católica esté previniendo estas investigaciones?
Muchos de los hombres a quienes pregunto sobre su experiencia en colegios católicos me han contado casi siempre historias de abuso sexual vividas por ellos o por compañeros, pero, sin embargo, nadie denuncia. En Irlanda todo empezó con unos documentales en la televisión pública en los que aparecÃÂan las primeras vÃÂctimas que rompÃÂan el silencio. Considerando que España tiene poderosos medios de comunicación católicos, ellos mismos podrÃÂan empezar a romper el silencio. SerÃÂa un acto de justicia que también servirÃÂa para generar un debate interno que, hoy por hoy, serÃÂa muy necesario para su futuro.
*Periodista y filóloga