Archivos del Autor
El relativismo es relativo
Es el problema con ciertos valores, que alcanzan mucho más allá de donde terminan los tuyos. Es una magnÃfica viñeta de Andrés Diplotti para La pulga snob.
Lee también
India no tiene nada que agradecerle a Teresa de Calcuta
Eduardo Robredo
Nadie como el misionero simboliza el valor del humanismo heroico, del altruÃsmo indiscutible basado en las convicciones mÃsticas, opuesto con frecuencia a la brutalidad y la inhumanidad de los conquistadores, los colonizadores, los capitalistas. Y nadie como Agnes Gonxha Bojaxhi —«Teresa de Calcuta», beatificada en 2003— para reunir el entusiasmo por la santidad, incluso entre las personalidades «laicas» occidentales. El aura de beatitud es tan poderosa que cualquier insinuación crÃtica parece casi tabú.
Pero en la misma India no todos comparten el fervor. Sanal Edamaruku —presidente de la Indian Rationalist Association; una asociación escéptica y racionalista con más de 100.000 afiliados— se queja, en la lÃnea de Christopher Hitchens, de que Madre Teresa «ha dado un mal nombre a Calcuta, pintando a la bella metropolis india, interesante, vialista y culturamente rica, con los colores de la suciedad, la miseria, la desesperanza y la muerte.»
La realidad es, sin embargo escandalosa. En las casas pequeñas, superpobladas y primitivas, muchos pacientes tienen que compartir la cama con otros. Aunque hay muchos que sufren tuberculosis, SIDA y otras enfermedades muy contagiosas, la higiene no preocupa. Los pacientes son tratados con buenas palabras y medicinas insuficientes —y a menudo caducadas—, aplicadas con viejas agujas, lavadas en agua turbia. Se pueden escuchar los gritos de la gente con terribles heridas abiertas sin que su dolor sea aliviado. De acuerdo con los principios, los analgésicos fuertes no se suministran ni en los casos más graves. Según la extraña filosofÃa de la Madre Teresa, «partitipar en los sufrimientos de Cristo es el regalo más hermoso que puede recibir una persona». En una ocasión intentó tranquilizar a un paciente que sufrÃa a gritos de este modo: «Estás sufriendo; esto significa que Jesús te está besando». El hombre enfureció y respondió gritando: «Entonces cuenta a tu Jesús que deje de besarme».
STOP The Missionaries of Charity aporta más información desde su grupo en Facebook. Este es el aspecto que presentarÃa, de acuerdo con esta página web, la «casa de los moribundos» dirigida por misioneros en Calcuta, una asociación que recibe millones de dólares cada año:
Visto en La revolución naturalista.
A la ONU se la suda Ãfrica
Es sólo una malvada ilusión óptica. Pero el efecto es devastador. Visto en el Tumbrl de Mediotic.
Lee también
¡Eres la bomba!
Ciertamente, que se lo digan dos soldados occidentales o dos extremistas islámicos no es exactamente lo mismo. Viñeta de Phil.
El efecto CSI y la distorsión de la realidad
Las series de TV son la droga de este siglo, y en lo personal soy un fanático ciego de Dexter Morgan, y aunque otras series de medicina forense como CSI Nueva York, CSI Las Vegas o CSI Miami son apetitosas, no me generan la misma adicción que Dexter. No obstante, las tres CSI son vistas por millones de personas en todo el mundo, sin embargo esto, además de entretener puede generar algún efecto secundario.
Hace tiempo quiero hablar de esto, lo que se ha llamado el ‘efecto CSI‘, el cual implica una democratización indebida de la ciencia hacia el público en general. Y no porque la ciencia no deba democratizarse (al contrario), sino que se escoge una manera contraproducente de hacerlo: el entretenimiento televisivo, en este caso, representado por CSI o Dexter.
En The Economist se habla de ello y con razón. Se citan las opiniones de algunos cientÃficos forenses destacados, quienes están bastante preocupados por cómo las técnicas de investigación utilizadas en estas series pueden causar malas interpretaciones de la labor cientÃfica por parte del público en general, y un mal-entendimiento de la realidad de la medicina forense, que dista bastante de la que narra CSI.
En esta serie una escena del crimen puede resolverse por la posición en la que un cabello de la vÃctima quedó apoyado sobre el suelo, el cual indica la trayectoria del golpe que recibió, su ángulo y el tipo de arma con el que fue asesinada. Todo ello conduce a la identificación del asesino, que si bien es compleja, con un par de interrogatorios se resuelve.
Pasemos ahora al tercer mundo. La falta de recursos demora las investigaciones, y es irreal que los cientÃficos se centren en un caso durante una semana entera. Los casos se multiplican, y por ende el trabajo, y las pruebas no son concluyentes casi nunca. Se puede decir que un acierto es fortuito siempre, y que la medicina forense asà como la antropologÃa forense simplemente reduce la incertidumbre, pero no siempre da en el clavo que resuelve el caso.
Incluso en Estados Unidos las cosas no son tan sencillas. En el artÃculo que menciono se cuentan anécdotas en las que los jurados de los casos se creen con la potestad de cuestionar el trabajo de los forenses del caso debido a que se creen con un conocimiento cabal de las técnicas forenses gracias a las series de TV. Esto es positivo porque aumenta el número de interesados en la materia, pero también es negativo porque el número de opinólogos también se acrecienta.
¿Cómo solucionar este embrollo? CSI no tiene la culpa, Dexter tampoco. En realidad las series son lo que son: ficción, y no tienen que cambiar. La responsabilidad de solucionar esto recae en la propia medicina forense. Difundiendo la realidad de su trabajo hacia un público mayor, explicando sus procedimientos y sus problemáticas, y sobre todo compartiendo la cúspide de la pirámide con un público mayor la gente tendrá las herramientas suficientes para interpretar la realidad de los casos que los forenses intentan resolver, sin confundir realidad y ficción.
Visto en Ojo CientÃfico.
Las limitaciones de la mente humana
La mente humana tiene limitaciones (y no hace falta ser Belén Esteban para tenerlas), porque la mente no fue concebida originalmente para conocer la verdad sino para sobrevivir.
Cuando alguien sostiene que la ciencia tiene sus limitaciones, que su epistemologÃa no es perfecta, abogando por un relativismo cognitivo, por el “nada se sabe seguroâ€, todo es opiniónâ€, olvida que las limitaciones no son tanto de la ciencia en sà como de nuestros cerebros.
La mente es un órgano biológico más que una ventana a la realidad. Asà pues, es lógico que no seamos capaces de comprender bien todos los descubrimientos de la ciencia, tanto reales como potenciales. Por ejemplo, decÃa Richard Feynman que quien afirme entender la fÃsica cuántica… en realidad es que no la entiende en absoluto.
Sencillamente, nuestra arquitectura mental no está diseñada para entender algo asÃ, nuestras intuiciones sobre el espacio, el tiempo y la materia colisonan con la realidad, y debemos recurrir a herramientas extra-mentales para, al menos, operar con la realidad: por ejemplo, las matemáticas.
Por esa razón, la gente sigue preguntando cosas que resultan incoherentes en la realidad fÃsica. Preguntas como ¿qué habÃa antes del Big Bang?. O ¿qué hay más allá de los lÃmites del universo? ¿Cómo se las arregla una partÃcula para pasar a través de dos rendijas a la vez?
Murray Gell-Mann describió la mecánica cuántica como “esa disciplina misteriosa y confusa que nadie de nosotros entiende de verdad pero que sabemos cómo usarâ€. Esta definición, procedente de un Premio Nobel de FÃsica por sus descubrimientos sobre partÃculas elementales como Gell-Mann, habrÃa de dejarnos más tranquilos cuando continuamente nos llegan noticias de cómo el Gran Colisionador de Hadrones está literalmente destejiendo la realidad.
Si no entendemos qué ocurre, es normal, tenemos cerebros que no están diseñados para entenderlo.
Por eso no puede dejar de asombrarme que existan personas que consideren que la verdad no existe o que todo es relativo, u que es opinión subjetiva, tú tu verdad y yo la mÃa. Me asombra porque ni siquiera están diseñados para entender las verdades de la ciencia, ¿cómo van a entender si existen o no aspectos ajenos a esas verdades? (Y si las hay, tened por seguro que no nos incumben, se alejan tanto de nuestra realidad como especie que preocuparse por ellas es estéril, e invocarlas resulta ser una clara maniobra de distracción, como quien invoca al Espaghetti Volador para explicar los misterios que aún no han sido descubiertos.
En todo caso, si queréis leer la mejor explicación sobre los lÃmites epistemológicos del conocimiento, lo que significa verdad absoluta, y la razón de que no exista ninguna senda del conocimiento que opere de manera tan eficaz como lo hace el conocimiento cientÃfico (apoyándose en el método cientÃfico y en herramientras extra-mentales), os recomiendo el capÃtulo dedicado a ello del libro Imposturas intelectuales de Sokal y Bricmont, del que podéis leer una reseña aquÃ.
Mas información en La tabla rasa de Steven Pinker. Visto en Genciencia.