Ateología: definición

Hace unos meses, Alejandro, autor del blog Filosofía y café y parroquiano de esta casa, publicó un interesante post sobre la definición tradicional del término «teología», que aún pueden leer en la entrada correspondiente del diccionario de la Real Academia, es decir:

Ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones

El post señala las incongruencias e inexactitudes de esta definición, por lo que no vamos a hacerlo aquí de nuevo, pero vamos no obstante ha añadir algunas observaciones:
Los errores de esta definición proceden de dos malos hábitos típicos de muchos diccionarios: una fe excesiva en la etimología y la aplicación abusiva de fórmulas definitorias: como la ornitología es la ciencia que estudia los pájaros y la epidemiología las epidemias, se reproduce la fórmula sin más aplicándola al «théos». Si hubieran seguido el mismo método para la filología esta hubiera resultado ser la ciencia del amor. La traducción literal de los componentes latinos o griegos de las palabras cultas nos harían creer que los cinéfilos aman el movimiento o que los homófobos odian lo que es igual.

María Moliner enmienda la definición académica cambiando
«ciencia» por un más neutro «tratado sistemático» y «perfecciones» por un menos parcial «existencia y atributos», lo que da:

Tratado sistemático de la existencia y los atributos de Dios.

Si esta evita ya algunos de los problemas de la precedente, conviene, más que remendar la tradicional, escribir una definición de nueva planta: la que propone el prestigioso diccionario francés Le Petit Robert, que traducimos literalmente, hila más fino aún:

Estudio de las cuestiones religiosas fundado principalmente sobre los textos sagrados, los dogmas y la tradición.

Alegoría de la teología
Alegoría de la teología, por Rafael

Efectivamente, la teología no habla únicamente de Dios, sino también de otras cuestiones, como el pecado, la libertad y, según las épocas, incluso de cuestiones hoy relegadas a la geografía, la zoología o la astronomía, por ejemplo. A demás deja claro su naturaleza acientífica al señalar sus fuentes, que la distinguen también de aproximaciones antropológicas, psicoanalíticas, etc. Osamos nuestra propia definición, que, si no sorprenderá a los parroquianos habituales, ya que se alude a ella en numerosas entradas anteriores, no está de más explicitarla aquí:

Género literario especulativo que pretende salvar las incongruencias e inverosimilitudes en las que incurren los textos sagrados y la teología precedente, especialmente en las religiones monoteístas.

Las incoherencias en las tradiciones y ciclos narrativos son un importante estímulo para la creación y la interpretación y los monoteísmos son ricos en ellas, tanto internas, debido a las fuentes dispares de sus tradiciones, textos y dogmas, como en relación con el mundo real, al proponer una visión fantástica del mundo. El fenómeno se observa en ciclos legendarios como el del rey Arturo o en Robin Hood e incluso, como hemos comentado aquí con frecuencia, en personajes tan modernos como Sherlock Holmes (en particular aquí y aquí). Nos hemos interesado también en el caso de la tradición cristiana, los ejemplos son innumerables y esperamos poder tratar más en el futuro; por citar algunos:
El discurso dirigido a los pobres, necesario en el contexto
mesiánico milenarista de la Palestina del s. I , entraba en en contradicción con la riqueza de la posterior Iglesia constantiniana, provocando corrientes a finales de la Edad Media como los espirituales o los valdenses. Las leyendas milenaristas y la tradición apocalíptica judía se sincretizó en el cristianismo con la escatología particular, entrando en abierta contradicción, lo que generó en teología la escatología intermedia. La teología de los movimientos cristianos del desierto, muy activos en la palestina entre el s. II a.E.C. y el s. II d.E.C. (naasenos, nazarenos, etc.) se basaba en la figura de un cristo angélico, lo que entró en contradicción con los ungidos militares de carne y hueso al sincretizar con los movimientos militares urbanos (zelotes, etc.) esto produjo las más prolíficas controversias de la cristiandad, la cristología, que se extendieron hasta el s. IV y más allá. Y así, un largo ectétera que abarca toda la literatura teológica.

Detectores de Dios comercializados por Yo God

A diferencia de otros tipos de ensayo
, es un género únicamente especulativo, como la metafísica. En ese amplio y noble sentido se usa el término «literario», evadiendo la cuestión de si se trata de literatura de ficción o no, tal como proponía Borges en su famosa frase:

La teología es un género de la literatura fantástica

ya que la adscripción a la fantasía no depende de si el objeto tratado es real o ilusorio (¿no son acaso auténticos ensayos los dedicados al flogisto?) ni de las creencias particulares del escritor, ni si de éste escribe de buena o mala fe. Teniendo esto en cuenta, la teología no difiere en nada de la ateología.


Letra capitular montada sobre una imagen de The Brick Testament, la Biblia en Lego.

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