Contra el cambio climático, hazte vegetariano

David Batty, David Adam

Comer carne podría acabar siendo algo tan socialmente inaceptable como el consumo de alcohol cuando se ha de conducir. Es debido a su impacto en el calentamiento global, de acuerdo con la opinión de una de las máximas autoridades en el tema.

Lord Stern of Brentford fue consejero del Ministerio de Economía británico en cuestiones sobre el cambio climático, y afirma que la gente preocupada en reducir las emisiones de carbón a la atmosfera deberían pensar en hacerse vegetarianos.

«La carne es un desperdicio de agua y genera gran cantidad de gases de efecto invernadero. Su consumo pone una enorme presión en los recursos mundiales. Una dieta vegetariana es mucho mejor» dice Stern.

Se calcula que la cría de rumiantes para su consumo es la responsable de un cuarto de las emisiones humanas de metano a la atmósfera a lo largo del mundo.



En un informe publicado en 2006 Stern avisaba de que los países deberían gastar hasta el 1% de su PIB en detener la emisión de gases de efecto invernadero, y que un acuerdo en la Conferencia sobre el Cambio Climático que ha de tener lugar en Copenhague en diciembre implicará un aumento masivo del coste de producir carne.

La preocupación de la gente sobre el cambio climático ha de llevarles a pensar que comer carne es inaceptable, predice.

«Creo que es importante que la gente piense sobre lo que hace, y eso incluye lo que come» afirma a The Times. «Tengo 61 años y mi actitud hacia, por ejemplo, el hecho de conducir habiendo bebido ha cambiado radicalmente desde que fui estudiante. La gente cambia su percepción sobre lo que es responsable. Y se preguntarán cada vez más sobre el impacto sobre el clima de lo que comen».

Stern fue economista jefe en el Banco Mundial y ahora es profesor de economía IG Patel en la London School of Economics. Avisa también de que ayudar a los países en desarrollo a compensar su impacto sobre el calentamiento global llegará a costar a los contribuyentes británicos hasta 3.000 millones de libras en 2.015.

Mientras tanto, el esfuerzo internacional para intentar asegurarse de que el biofuel utilizado por Gran Bretaña y otros países occidentales para combatir el cambio climático no daña de otras formas el entorno está a punto de colapsar.

La RSPO o Ronundtable for Sustainable Palm Oil es una iniciativa de distintas compañías en el sector que sufre una división sobre las acciones a tomar para controlar las emisiones de dióxidos que podría llevar a su ruptura en los próximos días, dicen fuentes internas.

El pasado año, el ministerio demandó a los suministradores de carburante que reemplazaran un 2,5% del petróleo y diesel vendido por biofuel, del cual al menos un 8% hoy en día es aceite de palmera.

La RSPO hubo establecido una serie de estándares para la producción de este aceite de palmera, pero actualmente está en problemas después de que plantaciones de palmeras en Indonesia y Malasia hayan bloqueado los esfuerzos para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.

«Si no se resuelve este asunto y las emisiones de gases de efecto invernadero no se incluyen en el estándar, no veo como la RSPO puede seguir emitiendo certificaciones» dice Marcus Silvius del grupo ambiental Wetlands International, el cual forma parte de la citada RSPO.

Visto en The Guardian. Foto de didbygraham.

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