La selección natural sigue funcionando con los humanos

Aunque los avances en la medicina han mejorado nuestra esperanza de vida, los humanos no están aislados de las fuerzas de la selección natural, como demuestra un estudio reciente.

«Existe la creencia de que dados los avances de la medicina en la reducción de la mortalidad, eso quiere decir que la selección natural ya no opera en los humanos» afirma Stephen Stearns, de la Universidad de Yale. Un reciente análisis de Stearns y sus colegas, sin embargo, le da la vuelta a esa idea. Como parte de un grupo de trabajo patrocinado por el National Evolutionary Synthesis Center de Durham, un grupo de expertos ha decidido intentar averiguar si la selección natural —la fuerza que dirige la evolución de las especies— sigue funcionando en la especie humana. ¿El resultado? La evolución en la especie humana no se ha detenido y, de hecho, el resultado parece indicar que evolucionamos al mismo ritmo que el resto de las especies.

Aprovechando los datos recogidos como parte de un estudio sobre más de 2.000 mujeres norteamericanas que el Framingham Hearth Study lleva más de 60 años realizando, los investigadores hay analizado una buena cantidad de datos relacionados con la salud humana. Midiendo rasgos en los hijos que esas mujeres han tenido a lo largo de su vida, los investigadores han sido capaces de estimar la fuerza de la selección y hacer predicciones a corto plazo sobre cómo esos rasgos podrían evolucionar en el futuro.



Ajustando factores como la educación, o incluso el hecho de que la madre sea fumadora, los modelos predicen que sus descendientes serán más bajos, pesarán más, tendrán una presión sanguínea inferior o más altos niveles de colesterol. O también si tendrán su primer hijo a una edad más temprana y llegarán a la menopausia más tarde en sus vidas.

«El mensaje es que los humanos aún evolucionan» dice Stearns. «La selección natural aún funciona con nosotros».

Los cambios son por supuesto lentos y graduales, pero el ritmo predicho para esos cambios no es diferente del observado en otras especies de la naturaleza, dicen los investigadores. «El ritmo de evolución observado en las mujeres del estudio Framingham es similar a la media medida en otras plantas y animales» dice Stearns. «Esos resultados colocan a los humanos en el rango, digamos, medio a bajo de los ritmos observados para otros seres vivientes» añade. «Pero lo que eso significa es que la especie humana no es especial con respecto a cómo de rápido evoluciona. Estamos en la media».

Visto en PhysOrg.com vía RichardDawkins.net. Foto de kevindooley.

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