El dÃa que el periodismo mató a Dios
© William Grimes
Cualquier periodista quiere escribir un artÃculo que sea la sensación, y John T. Elson, editor de temas religiosos en la revista Time, no era una excepción. Pero en 1966 consiguió más de lo que hubiera podido esperar.
Durante más de un año, Elson habÃa trabajado en un artÃculo que examinaba radicales nuevas aproximaciones a la idea de Dios que habÃa ido ganando contenido en seminarios, universidades, y con el público en general.
Una vez completado, se convirtió en portada del ejemplar del 8 de abril, según se acercaba la Semana Santa. La propia portada atrapaba tu atención, la primera en los 43 años de historia de la revista en aparecer sin fotografÃa o ilustración alguna. Letras gigantes en color rojo sangre contra un fondo negro deletrando la pregunta «¿Dios ha muerto?»
El ejemplar causó una sensación sólo igualada por el comentario hecho por John Lennon meses después en una revista para adolescentes afirmando que The Beatles eran más famosos que Jesucristo. El ejemplar con el «¿Dios ha muerto?» resultó ser el ejemplar más vendido en más de 20 años y provocó 3.500 cartas al director, el mayor número en su historia. Permanece como un momento clave de la década de los 60, testimonio de los cambios sociales que transformaban a los Estados Unidos.
El tranquilo y estudioso Elson, fallecido el pasado 7 de septiembre a la edad de 78 años, no era en realidad un sensacionalista, y su artÃculo, para cualquiera que decidiera pasar de la portada, reflejaba su exquisita formación académica. Tibiamente titulado en el interior como «Hacia un Dios Escondido» comenzaba asÃ: «¿Dios ha muerto? es una pregunta que excita tanto a los creyentes, quienes secretamente temen que asà sea, como a los ateos, quienes probablemente sospechan que la respuesta es no».
Durante seis páginas los lectores eran guiados a través de una controversia teológica y un panorama religioso en desplazamiento. Estaban sucediendo profundos cambios en la relación entre los creyentes y su fe, que se expresaban a través de las palabras de gente tanto eminente como ordinaria, enfrentandose a problemas fundamentales. Se citaba a Simone de Beauvoir, Claude Lévi-Strauss, Billy Graham o William Sloane Coffin. Pero también a un paseante en Tel-Aviv, a una clérigo holandesa y a un guionista de Hollywood.
Más de 30 corresponsales en el extranjero fueron implicados en el proyecto, llevando a cabo hasta 300 entrevistas para medir el pensamiento contemporáneo sobre Dios y el mundo.
«Secularización, ciencia, urbanización, todo hace comparativamente fácil para el hombre moderno preguntarse dónde está Dios ahora y difÃcil para el hombre de fe dar una respuesta, incluso a sà mismo» escribió Elson.
John Truscott Elson habÃa nacido el 29 de abril de 1931 en Vancouver. Su padre, Robert T. Elson pasó de reportero en Canadá a editor de alto nivel en Time y Life, y ayudó a escribir dos volumenes de la serie de tres Time, Inc., la historia oficial de la revista. Murió en 1987.
John Elson fue educado en la Escuela de San Anselmo en Washington, y recibió su tÃtulo de bachiller en 1953 en Notre Dame, además de un tÃtulo de maestro en Inglés en Columbia en 1954.
Ese año se casó con Rosemary Knorr. Ella cuenta que su marido muere en su casa de Manhattan después de dos años de salud muy delicada. Sobreviven a Elson también dos hijos, Hilary Elson Alter y Amanda Elson; dos hermanas, Elisabeth Elson y Brigid Elson, un hermano, R. Anthony Elson, y un nieto.
Después de servir para la fuerza aerea en Japón, Elson trabajó para la agencia de prensa canadiense antes de ser fichado por Time y ser asignado a sus oficinas en Detroit. Como editor comenzó desde abajo, trabajando en distintos departamentos, llegando a alcanzar el puesto de editor jefe. Colaboró en la edición de todas las secciones de la revista excepto la dedicada a los negocios. Se retiró en 1987 pero siguió escribiendo para la revista hasta 1993.
Como editor de temas religiosos Elson dejó su más profunda huella. Escribió numerosos artÃculos de portada sobre temas religiosos, y su «¿Dios ha muerto?» fue el décimo. Su seria cobertura sobre estos temas y argumentos hasta entonces sólo era posible encontrarla en revistas más especializadas.
«Era Católico, con C mayúscula, y con c minúscula en sus intereses, profundamente y ampliamente leÃdo» dice Jim Kelly, antiguo editor jefe de Time en una entrevista concedida la pasada semana. «Su capacidad para absorber una gran cantidad de información y transformarla en una historia legible era asombrosa».
Sin duda Elson tocó un nervio. Los clérigos respondieron al desafÃo lanzado por la portada con el «¿Dios ha muerto?» en sus sermones dominicales. Las publicaciones y periódicos religiosos también se lanzaron. El titular que muchos leyeron no como una pregunta sino como un simple «Dios ha muerto» provocó una gran sensación.
«Su fea portada es un desafÃo blasfemo y, tratándose de las vÃsperas de Semana Santa, una afrenta a cualquier judÃo o cristiano creyente» escribÃa un lector. Otros escribieron también para explicar su fe de forma fervorosa. Los ateos se limitaron a regodearse.
Algunos consiguieron explicar sus sensaciones con una sola palabra. Norine McGuire desde chicago respondió al bombazo de Time con un simple «Señor: No». Inmediatamente debajo de su carta Time incluyó la de Richard L. Storatz desde Notre Dame, que decÃa: «Señor: Sû.
Visto en La Media Hostia.
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