El intercambio de modelos


Cada ciencia tiene sus propios modelos, que son su manera de aprehender la realidad. De vez en cuando una parcela de la realidad que se estudiaba con un modelo encuentra en otro un medio que permite una perspectiva mejor o, simplemente, una perspectiva complementaria.

Así, por ejemplo, algunos temas de ciencias políticas se han podido encajar de manera natural en la Teoría de los Juegos, como los modelos de votaciones. Las matemáticas han ofrecido, de manera sistemática, modelos en los que acomodar la Física. La Biología y la Teoría de la Evolución han permitido el desarrollo de la Psicología Evolutiva. Existe un Análisis Económico del Derecho y existe una invasión de la Psicología en la Economía del  Comportamiento.  En alguna entrada anterior he mostrado cómo la Economía puede ayudar a formular con precisión conceptos desarrollados por algún filósofo. 

La Teoría de los Juegos permite calcular equilibrios estáticos y dinámicos, la Teoría de la Evolución ofrece el concepto de selección natural, las matemáticas ofrecen soluciones y así sucesivamente. De esta manera, en cada una de estas relaciones interdisciplinares se consigue un avance en nuestro conocimiento.

Ocurre que, de vez en cuando, alguien postula que cierto concepto o hipótesis de alguna ciencia se puede entender como una metafísica. Es posible que así sea, depende mucho de lo que se defina por metafísica. Pero lo que de verdad importa no es poner nombre a las cosas, sino acomodarlas en un modelo que permita la mejor comprensión del tema de estudio de que se trate. Hasta donde yo sé, eso nunca ha ocurrido con ninguna de las intromisiones de la metafísica en la ciencia o en la moral.

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