CÁTEDRA PEDRO JOTA DE TEOLOGÍA

Sobre el artículo "Dios probablemente existe", de Juan Antonio Herrero Brasas.


De un Jota Pedro a un Pedro Jota: parece que el diario El Mundo ha tomado partido en la polémica levantada por la campaña del bus ateo. De momento, ha sacado una "Tribuna" en el número de ayer, publicitando algunos de los argumentos más simplones y populistas en defensa de una "creación inteligente" del universo y de la vida. Los argumentos sorprenden viniendo de un autor con pedigrí de progre, como Juan Antonio Herrero Brasas (profesor de ética en Northridge, California), lo que, por otro lado, demuestra que el ser de izquierdas no inmuniza, ni mucho menos, contra el virus de la religión. No sé de las creencias del autor en su juventud, pero el hecho de que el artículo comience hablando sobre la "conversión" a la fe del anciano y otrora gran ateo Anthony Flew sea un reconocimiento inconsciente del hecho biológico de que la proximidad al final de la vida hace más atrayente la oscuridad lumínica e intelectual de las capillas y mausoleos..
El artículo en cuestión, de todos modos, tiene poca chicha argumentativa, en parte por la estrategia demagógica (muy evangélica, por cierto) de ponerse en el lugar del que "no es un intelectual de élite" (Dios nos guarde de los intelectuales "de élite", dicho entre nosotros; a mí lo que me gustaría es que cada cual se esforzara por ser un poco más "intelectual"). La cuestión es si este movimiento de monseñor Pedro Jota quedará ahí, o habrá posibilidad de contestar para el otro bando autobusero, o si más bien el director de El Mundo habrá pensado en esa profunda máxima filosófica de que, "para ser conductor de primera, acelera, acelera" (o, "al enemigo, ni agua"). Veremos.
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Y ahora, varios comentarios sobre el artículo de Juan A. Herrero Brasas:
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- La religión PRETENDE tratar sobre “verdades últimas”, o dicho de otra manera, platea PREGUNTAS para las que, si hubiera una respuesta, ésta sería una “verdad última”; pero no hay ABSOLUTAMENTE ninguna razón para pensar que las RESPUESTAS que da la religión a esa cuestión sean ni siquiera aproximadas a las verdaderas respuestas (si es que las hay… no todas las preguntas tienen respuesta -p.ej., ¿cuál es el mayor número primo?). Lo más que podemos decir es, por tanto, que las religiones han INVENTADO algunas respuestas a esas “preguntas últimas”. Pero, tras cincuenta mil años de religiones, aún estamos esperando que nos proporcionen algún método para ESTIMAR si esas respuestas tienen algo que ver con la verdad sobre el tema, o si andan tan desencaminadas con respecto a la auténtica verdad como la cosmología babilónica lo estaba con respecto a la astronomía actual.
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- Los mejores teólogos (p.ej., Agustín de Hipona, Tomás de Aquino) ya mostraron que la cuestión de si el universo tiene una CAUSA es diferente de la cuestión de si tiene un COMIENZO en el tiempo. Por lo tanto, que el universo haya empezado a existir en un momento determinado (cosa que tampoco sabemos EN ABSOLUTO: lo que sabemos es que hace 13.500 millones de años todo estaba mucho más junto que ahora; no tenemos NI IDEA de qué pasaba antes, ni de si hubo un "antes") es IRRELEVANTE para la cuestión de si el mundo ha sido creado o no: puede que el mundo sea eterno y haya sido creado, que tenga un comienzo y haya sido creado, que tenga un comienzo y no haya sido creado, y que sea eterno y no haya sido creado. Cuando Bertrand Russell (ese "mal ejemplo de filosofía" donde los haya -¿?-) se preguntaba que quién o qué ha creado al creador del universo, no necesitaba preguntarse CUÁNDO, sino cuál es la causa de que el creador exista; si el creador no necesita tal causa, ¿por qué el universo la va a necesitar?
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- En mi opinión, el problema que subyace a todo esto es que no tenemos NI IDEA de qué queremos decir con "causa": afirmamos que X es causa de Y cuando vemos que Y se sigue regularmente de X; los filósofos empiristas de la Ilustración ya aclararon suficientemente que no podemos aplicar "con fundamento" (que diría Arguiñano) el concepto de causa en situaciones en las que no tenemos constancia empírica de X, de Y, y del hecho de que van unidos por una conexión regular. Así que, cuando preguntamos por la "causa" del universo, no sabemos QUÉ estamos preguntando, pues lo único que podemos averiguar son las LEYES (o "regularidades") que obedecen las entidades del universo; no hay ningún SENTIDO en el que podamos averiguar (ni siquiera saber qué es lo que estamos intentando averiguar) al preguntar "¿por qué las leyes del universo son las que son?" . Las únicas respuestas posibles consisten en DEDUCIR MATEMÁTICAMENTE esas leyes a partir de otras -que tengamos razones empíricas independientes para pensar que son correctas-; pero entonces, por definición, no podemos preguntar con sentido: "si ya hubiéramos descubierto TODAS las leyes físicas del universo, ¿cómo buscaríamos OTRA LEY que las explicara?". Otra forma de expresar lo vano de este propósito es darse cuenta de que sólo podemos saber CÓMO son las cosas, no POR QUÉ: una aparente respuesta a un "por qué" no es más que la descripción de un cómo. La ingenua pregunta "por qué" es aplicable sólo al mundo de la vida cotidiana, no al conocimiento de la naturaleza. Esa es la auténtica razón por la que la existencia del universo y de sus leyes "siempre será un misterio": es un misterio porque es una pregunta SIN respuesta, no porque la respuesta sea "misteriosa", y además, accesible a través de una conexión espiritual con el más allá, o algo así.
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- Quien afirma la “imposibilidad” de entender el origen del universo sin postular un creador, está hablando tal vez de su propia “incapacidad”, de su falta de imaginación, pero es algo que muchas personas pueden “entender” sin el más mínimo problema. Es como si decimos que tiene que haber un número primo que sea el más alto, y damos como argumento nuestra “imposibilidad” de pensar un conjunto infinito. De hecho, postular que el universo ha sido creado como resultado de la INTENCIÓN de un ser, supone olvidar que, POR LO QUE SABEMOS, “intenciones” es algo que sólo pueden tener determinada clase de seres vivos: una estalactita o una bacteria no tienen intenciones, ni un abeto, ni posiblemente un mejillón… hace falta, como mínimo, un cerebro que produzca DESEOS. Los deseos son un FENÓMENO BIOLÓGICO, tan biológico como la digestión o como la fotosíntesis, y es absurdo atribuir a un ser “trasdencente al universo”, y que, por lo tanto, ni siquiera es material, las características de un ANIMAL. Decir que el universo es resultado final de un DESEO es tan ridículo como decir que es el resultado final de una DIGESTIÓN.
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- La misma FALACIA se observa en la sorprendente afirmación de que "si no hay Dios, nos encontramos con que el Universo -en última instancia una roca inmensa- ha decidido existir y ha dado lugar a su propia existencia" (cursivas mías). Me temo que Juan Herrero está preso aún en la trampa animista de considerar que las "causas últimas" deben tener la naturaleza de... ¡¡¡nada más y nada menos que una DECISIÓN!!! Hace falta ser, al menos, un BICHO para poder tomar decisiones: porque, como he dicho, hace falta tener deseos, además de alguna capacidad de razonamiento, y sólo un cerebro muy desarrollado puede hacer eso. Además, lo de que el universo es un pedrusco enorme es un hallazgo metafórico fundamental. No sé qué tendrá el autor del artículo contra las piedras, que al fin y al cabo están constituídas por elementos interesantísimos, como los quarks, electrones, etc., que si no son algo, es "pasivos", sino más bien "espontáneos": ¡hasta tienen la capacidad de aparecer y desaparecer aleatoriamente! (según una determinada ley de probabilidades).
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- No hay ABSOLUTAMENTE ningún motivo para pensar que la relación entre cerebro y pensamiento sea una de esas “cuestiones últimas”. De hecho, cada vez se conocen más DETALLES sobre la forma en que las conexiones neuronales (o su falta o mal funcionamiento) afectan a los procesos psicológicos. Esta es, sencillamente, una cuestión científica PARTICULARMENTE DIFÍCIL, pero tampoco se pensaba hace doscientos años que la ciencia podría enviar un hombre al espacio. Por otro lado, puestos a explicarle las cosas al que no es un "intelectual de élite", la afirmación de que "si dios existe, la relación entre cerebro y alma/pensamiento representaría el internet final" no deja de ser la típica metáfora biensonante que, en el fondo, todos ignoramos lo que significa ni a cuento de qué viene.
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- Por último, se agradecería que el autor del artículo hubiera ejemplificado las “afirmaciones disparatadas” del libro de Dawkins. Yo me lo he leído y no he encontrado ninguna. Al menos, ninguna tan disparatada como muchas de las que leo en lo que escriben los defensores de las religiones.
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