Despreciando la Razón

San Ignacio de Loyola, el fundador de la orden Jesuita escribió con orgullo en 1522 "Sacrificamos el Intelecto a Dios". Veinte años más tarde, Martín Lutero escribiría "La razón es la ramera del diablo, que no sabe hacer más que calumniar y perjudicar cualquier cosa que Dios diga o haga". En 1569 Lutero insistiría "La razón es el más grande enemigo que tiene la fe".

Qué grandes palabras, es muy difícil decirlo más claramente. ¿Pero por qué la razón es enemiga de la fe?. Los fundadores de los grandes dogmas desérticos (el judaísmo, el cristianismo y el islam) sabían mucho menos acerca de cómo funciona el universo que lo que sabe ahora un niño en edad escolar. La religión proviene de una época pre-científica, con niveles bajísimos de educación y prospera principalmente en países con bajo nivel educacional. De hecho, conforme el nivel educacional de un país mejora, la religión pierde terreno, como muestra esta gráfica:

Esta oposición diametral entre racionalidad y religión la vive la gente religiosa de una manera muy especial, con una especie de bailoteo argumental que me divierte cuando no me indigna.

Cuando uno hace preguntas como ¿por qué Dios no puede detener carros de hierro? (Jueces 1:19) o ¿por qué en la Biblia el murciélago es un ave? (Levítico 11:19), ellos responden que la religión y la inteligencia se ocupan de temas totalmente distintos. Que la inteligencia del hombre es buena, que la penicilina (ese gran regalo del señor), el reemplazo de la astrología por la astronomía (mmm....), etc. son pasos muy importantes para la humanidad.

Pero cuando tienen oportunidad, siempre desprecian la razón.

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