La mujer para la iglesia



John Shelby Spong

La mujer no puede ser clérigo en la mayor parte de los grupos religiosos conservadres. ¿Cómo de hipócrita es pensar que una mujer puede liderar una nación pero no una congregación?

No se trata tanto de un signo de hipocresía, sino de sexismo desinformado en la Iglesia Católica, y símbolo de la irrelevancia de muchos parámetros de la Cristiandad en el mundo de hoy en día. Gran Bretaña tuvo una mujer como primer ministro años antes de que la Iglesia Anglicana tuviera una mujer obispo. ¿Cómo de absurdamente podemos llegar a comportarnos?

El Catolicismo Romano basa su oposición a ordenar mujeres en la idea anticuada de que una mujer no puede representar a Dios ante un altar. ¿Es que es Dios un hombre? ¿Hay alguna parte de la anatomía masculina que la mujer no posee y a la que Dios es especialmente sensible? Juan Pablo II el papa llegó a afirmar que dado que Jesús no escogió a ninguna mujer para ser su discípulo, las mujeres no pueden ser sacerdotes. Hay dos ideas equivocadas aquí. Lo primero es que no es cierto. Marcos, Mateo y Lucas afirman que Jesús tuvo mujeres discípulas que le siguieron desde Galilea. Segundo, a los líderes vaticanos no parece importarles tanto que Jesús no tuviese discípulos polacos, alemanes, irlandeses o italianos. Ser obispo en esa iglesia no te obliga a ser un pescador judío acompañado en ocasiones de un recolector de impuestos. No nos tomamos de forma tan literal ninguna otra distinción entre los doce que su género. Resulta especialmente extraño, de hecho, que a pesar de la importancia que el Vaticano les da a los doce, ni siquiera el Nuevo Testamento se ponga de acuerdo en sus identidades.

Los evangélicos conservadores basan su oposición a ordenar mujeres en textos literales de la Biblia, sin importarles que otros textos literales apoyan la esclavitud, sugieren que la mujer es propiedad del hombre, proponen la ejecución de los hijos desobedientes, los adúlteros y los homosexuales, etc. En realidad si nos tomásemos la Biblia de forma literal, quedaríamos pocos vivos.

Es hora de que prejuicios caducados de la humanidad que se basan principalmente en el miedo al diferente dejen de recibir la cobertura de la Iglesia y de la Biblia. Llamemos a esos prejuicios por su nombre; ¡diabólicos!

Visto en On Faith.

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