Atención: misa a las 10h.

Una llamada telefónica de Leo Bassi nos advirtió ayer de esta incidencia. Los altavoces de la Terminal 2 del Aeropuerto de Madrid-Barajas anunciaban a la concurrencia la celebración de una misa, a las 10 horas, en la capilla del mismo.

No es sorprendente que escuchemos la llamada del muecín a las oraciones diarias en los aeropuertos de La Meca o Teherán. Cuando un Estado se funde con la superstición religiosa y se define como confesional, tales caprichos se admiten con resignada normalidad. Sin embargo, para los viajeros que ayer hicieran escala en Madrid, el anuncio de una celebración religiosa en semejante escenario adquiere una connotación entre ridícula y desagradable. En lugar de servir para anunciar retrasos, llegadas, salidas o cambios de programación, los altavoces predican el horario de misas, invitando a los señores viajeros a participar de la eucaristía. Es posible que los responsables de AENA pretendan con esto evitar potenciales condenaciones eternas. Mucho se lo agradecerán los interesados, pero en un Estado laico tales abusos propagandísticos rezuman incoherencia y mala leche.

Según se nos ha informado, el concesionario de los restaurantes y tiendas del aeropuerto madrileño es el alcalde de la población de Brunete, don Félix Gavilanes Gómez, del Partido Popular, quien fue imputado en el 2006 por delitos de prevaricación y de ordenación del territorio. Quizá la adscripción ultracatólica de don Félix tenga algo que ver con los contenidos casi medievales que se emiten por la megafonía. En tal caso, proponemos que no se limiten a esas tímidas y pías convocatorias, y que se insista a los visitantes y pasajeros con invocaciones, novenas, jaculatorias, rosarios y edificantes sermones. Al fin y al cabo, volar por el cielo siempre ha sido patrimonio de santos que levitan, vírgenes incorruptas y ángeles custodios. La analogía es indudable…

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