Educar como Dios manda

Un nuevo delirio fundamentalista de un Obispo Católico puede leerse desde ayer en el sitio web Jujuy al Día. Se trata de una entrevista exclusiva de ese medio al Obispo Monseñor Palentini, quien sostiene que es necesario “establecer una educación basada en lo religioso, lo trascendente y lo espiritual, como única manera de que los niños adquieran los valores necesarios para respetar a sus compañeros, y desterrar esta problemática de manera definitiva.“  El señor obispo parece creer (entra tantas cosas que parece creer sin sustento alguno) que los valores religiosos son necesarios para desterrar la violencia. Dicho de otra manera, donde hay religión hay bondad, y donde no la hay, lo único posible es la maldad. Claro que esto no solo es simplificar de manera absurda, sino que es mentir descaradamente. Existen ejemplos de hombres y mujeres educados en la religión (incluso más allá de la educación básica, como por ejemplo sacerdotes de la iglesia católica) que han violado niños, lo que es una de las formas de violencia mas aberrantes para nuestra sociedad. Evidentemente, la educación religiosa no sirvió para mucho con estos hombres. Del lado opuesto, tenemos ejemplos de grandes hombres que hay mostrado no tener creencia alguna.

Luego se sorprende porque “sacamos los crucifijos de las escuelas, sacamos las imágenes religiosas, y hasta en algunos casos no se les permite nombrar a Dios porque parece que molesta.” Al parecer, Palentini extraña algunos privilegios que tenía la Iglesia Católica en la época que se avasallaban los derechos del resto de las denominaciones religiosas y de los no creyentes. Para él, parte de la educación es atosigar a los niños con dogmas y otro tipo de verdades irracionales para asegurarse que cuando crezcan sean hombres de bien. Para esto, pretende que en las escuelas existan crucifijos y otras imágenes religiosas, incluso pisoteando el derecho de familias con hijos de otras religiones o de ninguna, que no tienen porqué soportar las historias que el obispo decidió creer. Esto forma parte de la idea que algunos todavía tienen que consiste en confundir la obligación de la sociedad en educar a sus niños, con el derecho que tienen los padres a enseñar, en su vida privada, las creencias religiosas que desean. Ni los ateos ni los judíos pretendemos influir en las cosas que se enseñan en una iglesia o en un curso de catequesis. Por lo mismo, sería una invasión inaceptable que la iglesia pretenda influir en la educación obligatoria, que es un derecho de todos los argentinos y no solo de los católicos.

Sigue: “esto es una alarma, para volver a repensar los auténticos valores, que tienen su raíz en los valores que encontramos en La Biblia y en una formación auténticamente cristiana y trascendente del hombre.” Si no hablara sobre un tema tan serio, parecería hasta gracioso que mencionelos valores de “La Biblia”, cuando una lectura crítica de esta nos muestra que es una constante apología de la violencia, del machismo, de la xenofobia, de la venganza y la crueldad. Solo la malintencionada manipulación que hacen de los versículos, rescatando citas “amorosas” de entre páginas y páginas de muerte ordenada por Dios, pueblos enteros masacrados por sus profetas elegidos, etc. pueden hacer creer a alguien que La Biblia contiene valores dignos de ser rescatados.

Ni siquiera la única frase que prometía mostrarnos algún costado tolerante del obispo, pudo terminar bien. Dice “Respetando por supuesto al que piensa distinto, que tiene otra religión, pero no podemos pensar que el hombre no es un ser religioso”. No queda muy claro como iba a respetar a los que tienen otras religiones, cuyos símbolos no son el crucifijo que este señor quería colgar en las aulas. Pero lo que si queda claro, es que Palentini no puede entender que efectivamente hay hombres no religiosos, y mucho más: hay hombres que ni siquiera creemos en Dios. ¿Qué papel jugaremos nosotros en el mundito del Obispo? No queda muy claro, pero por lo visto no piensa ser respetuoso con nosotros.

Volviendo con el viejo truco de las metáforas, el obispo sostiene que “[los valores] los tiene que incorporar la familia, pero la escuela no puede estar afuera de eso. Será importante el idioma extranjero, la técnica, la computación y todo lo demás, nadie discute que no sean importantes, pero no hay ningún programa de computación que resuelva el problema que tiene en el corazón una persona“. Hay que decirle al obispo, que los problemas del corazón son especialidad de los cardiólogos y no de la religión.

Creo que la formación religiosa es lo primero que ayuda a poner límites, porque uno sabe distinguir entre el bien y el mal, y sabe elegir dentro del bien lo mejor que tiene que hacer, y entonces respeta a la persona en su totalidad” agrega Monseñor Palentini, que parece no reparar que su moral religiosa puede enseñar que está bien lo que para la moral de otras religiones está mal. La solución entonces es justamente todo lo contrario a lo que dice el obispo. Es dejar de lado de una vez por todas las estúpidas morales basadas en leyes primitivísimas, desconfiar de las verdades absolutas, y pensar como construir, entre todos una moral que incluya a toda la sociedad (incluso a los “sin religión”), sin ningún tipo de discriminaciones.

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