Como hacerse de una religión en simples pasos

Paso 1:

Seleccionar una denominación.

Para este punto, conviene tener en cuenta (además de preferencias personales) dos elementos. La denominación religiosa de sus padres, y la de la mayoría en su entorno social (por ejemplo su país). El escenario ideal es aquel en el que sus padres tienen la misma denominación que la mayoría de su entorno. Si este es su caso, le recomendamos fervientemente que opte por esta misma denominación. De todas maneras, como está claro que no todo el mundo está en tan favorable situación, haremos el ejercicio de suponer que padres y su entorno tienen distinta denominación religiosa, y veremos los pros de optar por la de unos o la de otros.

Optando por la denominación religiosa de sus padres:

  1. En caso de ya haber sido iniciado por ellos en dicha denominación, se ahorra salirse. Ej: Si sus padres católicos lo bautizaron, eligiendo la denominación católica se ahorra apostatar para pasarse a otra.
  2. Se asegura compartir fiestas religiosas con sus padres (y en todo caso con su familia). Si su objetivo es evitar compartir estos momentos con su familia, elimine este ítem de la lista de pros y agréguelo a la lista de contras.
  3. Si algún día elije casarse por iglesia, podrá contar con el visto bueno de sus padres, que estarán orgullosos de su decisión, concurrirán a la ceremonia y harán un mejor regalo.

Optando por la denominación religiosa de su sociedad

  1. Se asegura que los feriados de su denominación religiosa coincidan con los feriados nacionales.
  2. Mejora notablemente las posibilidades de encontrar una pareja de su misma denominación.
  3. Disminuirá sustancialmente los enfrentamientos con fundamentalistas de otras denominaciones.
  4. Sus impuestos irán a parar a su religión y no a otras.

En esta etapa no hay que preocuparse aún por requisitos ni por la doctrina de la denominación seleccionada. Más tarde se tocará ese punto.

Paso 2:

Seleccionar nivel de fundamentalismo religioso

Diariamente encontramos ejemplos de todo el espectro imaginable. Desde los que son capaces de cubrir el techo con una capa de sus propias tripas en nombre de Dios, hasta los que limitan su actividad religiosa a tildar la casilla “Zoroastrista” en las encuestas religiosas. Los primeros correrían con gran ventaja en el (estadísticamente improbable) caso de que su denominación religiosa sea la del dios verdadero, pero se verán envueltos en problemas en caso contrario. Los segundos, más tibios, optan por lo seguro evitando enemistarse con todos los otros posibles dioses, a cambio de renunciar a ser un ferviente seguidor de su Dios, lo que por supuesto, en caso de existir este, lo deja fuera de la lista de sus favoritos. Se aconseja un punto intermedio entre ambos extremos.

Paso 3:

Dar forma al dios en el que creeremos

Básicamente, es aquí donde debemos dar cuerpo a la creencia. Solo unos pocos puntos son “no-negociables”. El resto puede acomodarse a las necesidades y preferencias de cada uno.

Puntos que deben aceptarse irremediablemente:

  1. Dios existe
  2. Dios es creador de todo
  3. Dios es bueno

Los puntos sobre los que se pueden tomar diferentes posturas son muchos. Los siguientes se dan a manera de ejemplo y no pretender ser un listado exhaustivo de todas las posibilidades.

  1. Aceptación o no de los métodos anticonceptivos
  2. Prohibición o no del aborto
  3. Prohibición o no de la eutanasia
  4. Diseño Inteligente vs Evolución
  5. Interpretación literal vs. Interpretación libre del libro sagrado
  6. Aceptación o no de la infalibilidad del lider de la denominación religiosa.
  7. Carácter divino o no de su profeta principa
  8. Posibilidad o prohibición de hacer dibujitos de su profeta
  9. Vida más allá de la muerte vs. Reencarnación
  10. Compatibilidad de las práctica religiosa con otras prácticas (astrología, tarot, borra de café, lectura de las lineas de la mano, etc)
  11. Posición frente a la homosexualidad
  12. Posición sobre el divorcio
  13. Nivel de xenofobia
  14. Tolerancia a otras denominaciones religiosas
  15. Aceptación de la superioridad natural de unos sobre otros, de la esclavitud, etc.
  16. Nivel de machismo
  17. Posición frente al conocimiento científico y laico

Paso 4:

Compatibilizar nuestra idea de Dios a la idea de Dios de nuestra denominación religiosa.

Este punto es quizás el mas complejo de todo el proceso, por dos causas principales.

  • La existencia de algunas denominaciones particularmente ortodoxas a la hora de definir su dios
  • La ignorancia generalizada sobre lo que cada denominación afirma de su dios.

De todas maneras, cada denominación suele contener varias corrientes internas, entre las que posiblemente se encuentre alguna que se acomode, si no a todas, al menos a muchas de nuestras elecciones del punto anterior. Tenemos así entre los judios a los conservadores, seculares y ortodoxos entre otros. A los chiitas y sunitas entre los musulmanes. Esto sin mencionar la amplia variedad de opciones en el universo cristiano. Si bien esto último se aplica particularmente a los católicos, debemos mencionar la dificultad que supone la existencia de una entidad que decide de manera unilateral los atributos de Dios. No obstante esto, la existencia de católicos de derecha, de izquierda, abortistas, antiabortistas, más o menos homófobos, etc nos demuestran que aún con un Papa que defina la forma de Dios, existe cierto margen sobre el que moverse.

Si sus elecciones en el paso 3 son incompatibles con todos los espectros de su religión y no logran encajar en ninguna, queda la alternativa de justificarse utilizando frases del tipo: “Yo soy católico a mi manera”, “Bueno, yo soy católico porque creo en Dios, pero no en los hombres”, “Yo soy católico pero no creo en lo que dice la Iglesia Católica”, “Yo soy un católico verdadero, no como el Papa”, etc.

Lo que sigue es opcional, ya que para la mayoría de los usos (fiestas, reuniones sociales, charlas con una dama/caballero interesante, etc) debería alcanzar con los pasos anteriores.

Paso 5 (Avanzado):

Justificar nuestras afirmaciones sobre nuestra idea de Dios con citas de nuestro libro sagrado.

O dicho de otro modo: Ya nos armamos a nuestro dios, ahora nos queda buscar textos que apoyen nuestra idea.

Esto es simple si nuestro dios se parece al dios de nuestra denominación. Por ejemplo, si somos machistas y nuestra denominación discrimina abiertamente a las mujeres, seguramente encontraremos información oficial de nuestra iglesia con pasajes en su texto sagrado donde se justifique tal discriminación.

Pero si en algún punto en especial, tenemos posiciones distintas respecto a nuestra denominación (por ejemplo somos machistas, pero nuestra iglesia no, o por lo menos prefiere no decirlo) no hay razones para darse por vencido. En general, si en un sitio, un libro sagrado dice una cosa, en otro lugar dice exactamente lo contrario, por lo que solo es cuestión de buscar un poco más. Un buen truco consiste en buscar argumentos en otras iglesias. Ejemplo: Ud es católico, pero no le termina de cerrar el tema de la Trinidad. Existen cientos de grupos cristianos que no creen en la Trinidad, por lo que solo tiene que buscar argumentos en ellos, sin dejar de ser católico, por supuesto. Así podrá definirse como un católico pero con “criterio propio”, aún cuando esto sea considerado una herejía por la iglesia católica. Algo similar ocurre si ud no es homófobo (por lo tanto su dios tampoco) pero su denominación sí lo es y fundamenta esto con algún pasaje sagrado. Busque algún otro pasaje donde diga lo contrario, de manera más o menos difusa.

En este punto ayuda entender que si nosotros sabemos que lo bueno es determinada cosa, y Dios es infinitamente bueno, entonces Dios no puede ir en contra de esa cosa que sabemos buena. Por lo tanto, Dios es lo que nosotros decimos que es bueno. Ejemplo: Si creemos que es bueno estar en contra del divorcio, y Dios es bueno, es obvio que Dios está en contra del divorcio porque eso es bueno, y Dios es bueno. Luego, estamos en lo cierto porque Dios está de nuestro lado.

Paso 6:

Eliminar las contradicciones generadas en el Paso 5.

Este último punto es solo para aquellos que en el paso anterior hayan caído en la cuenta de que si, con un mismo libro, se puede justificar una afirmación y la contraria, el libro contiene contradicciones. Si ud no advirtió esto aún, no necesita complicarse con este paso.

En efecto, si ud encuentra afirmaciones contradictorias en un libro que debería ser perfecto, verdad absoluta e indiscutible, tiene varios caminos para resolver el dilema. En general ayuda mucho echar culpas sobre una mala interpretación del otro de los textos sagrados.

La escritura es perfecta e inerrante. El error y la imperfección está en las interpretaciones. A partir de ahí, la interpretación correcta es la que favorece nuestra interpretación, y por supuesto la que no lo hace es la incorrecta.

Si un hecho narrado nos parece absurdo, no podemos por ello decir que toda la escritura es absurda. Diremos entonces que “debe interpretarse como una alegoría”

Si una ley divina nos parece una burrada, pues decimos que no debe analizarse en el contexto actual, sino en el de aquellos días.

Tomemos el caso de la pena de muerte. Hay pasajes donde se ordena “no matarás” y otros donde se ordena matar como castigo por determinado pecado.

Si personalmente estamos a favor de la pena de muerte (y por lo tanto nuestro dios también), entonces justificamos no matarás como un “no asesinarás”, aduciendo errores en la traducción. Diremos que lo que se prohibe es asesinar, pero no dar un justo castigo a determinado pecado con la muerte.

En cambio, si estamos en contra de la pena de muerte (y por lo tanto Dios también está en contra), diremos que el mensaje de Dios es claro, tanto en el mandamiento concreto de no matar, como en el espíritu de la escritura. Justificaremos las duras penas solo en aquel primitivo contexto, absolutamente distinto al actual donde la violencia no tiene lugar.

Tomemos en cuenta que alcanza con decir que la escritura del libro sagrado es inspirada, pero no las posteriores reescrituras y traducciones. Por lo tanto, si es necesario, puede utilizarse como argumento el hecho de errores en citas que no dicen lo que nos gustaría que dijera. Si bien este es un método válido, resta confiabilidad a todas las escrituras, por lo que siempre que sea posible es mejor echarle la culpa al lector y no al libro.

Conclusión:
Armarse de un dios no es difícil siguiendo estos pasos. Alcanza con que sea un dios que se acomode a nuestras necesidades, que nos permita vivir una vida tranquilos y que no choque demasiado con nuestro entorno social. Una vez definido, la fe hará su parte y viviremos felices reenviando PowerPoints a nuestros amigos, agradeciendo al cielo si nuestro equipo sale campeón y esperando el momento de recibir el paraíso prometido.

Convertir esta entrada a PDF.

Los comentarios han sido cerrados para esta nota