Fragmento de lectura: CaÃn, la discusión con Dios después de la muerte de Abel
[...] La escena se repitió, invariablemente durante una semana, siempre un humo que subÃa, siempre un humo que podÃa tocarse con la mano y luego se deshacÃa en el aire. Y siempre la falta de piedad de abel, la jactancia de abel, el desprecio de abel. Un dÃa caÃn le pidió al hermano que lo acompañara a un valle cercano donde corrÃa la voz de que se escondÃa una zorra y allÃ, con sus propias manos,





























