Comer menos carne salva vidas si es eso lo que queremos
Reducir el consumo de carne ahorrarÃa a las naciones occidentales actuales decenas de miles de muertes, con el gasto médico asociado, y ayudarÃa también a combatir el cambio climático. Pero la obsesión por alargar la vida entra en demasiadas ocasiones en conflicto con mejorar la calidad de la misma.
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Reducir el consumo de carne, hasta no sobrepasar los 200 gramos de la misma a la semana, podrÃa reducir las muertes tanto por cáncer como por enfermedades coronarias. Son las conclusiones de un estudio publicado hoy por Friends of the Earth —Amigos de la Tierra— y del cual nos informa el suplemento Science News de The Guardian. Lo firma Mike Rayner, experto en salud pública.
Las cifras se corresponden al Reino Unido. En total calculan que si los ciudadanos británicos no consumiesen carne más de dos o tres veces a la semana, se salvarÃan 45.000 vidas al año. Más de la mitad por causa de dolencias cardÃacas e infartos, y hasta casi 10.000 por cáncer. Esto ahorrarÃa más de un millón de libras a las arcas británicas, pero también ayudarÃa a combatir el cambio climático y la deforestación en Sudamerica. En este continente, se están echando a perder bosques enteros para alimentar ganado vacuno cuya carne es después exportada a Europa. Merece la pena recordar aquà también el descomunal gasto de agua potable necesario para la crÃa de este tipo de ganado.
Sabemos ya, desde luego, y sin necesidad de este informe, que un exceso de carne, en particular de carne procesada, es inconveniente para la salud, por su exceso en sal y en grasas saturadas. No es que se esté recomendando pasar a una dieta por completo vegetariana, pero sà a no exceder los 200 gramos a la semana, el equivalente a media salchicha al dÃa. Se calcula que la ingesta semanal de carne en Europa sobrepasa el kilogramo por persona.
«No tenemos que hacernos vegetarianos para cuidarnos a nosotros mismos y a nuestro planeta, pero tenemos que empezar a prescindir de la carne» dice Craig Bennett, director de campañas de Friends of the Earth. «Los gobiernos ignoran el impacto ambiental del consumo de carne tan elevado, pero no pueden ignorar las vidas que podrÃan salvarse comiendo menos y mejor carne».
El profesor Steve Field, responsable de Medicina General en el Royal College, está de acuerdo en que «la gente no deberÃa dejar de comer carne, pero sà deberÃa comer menos, especialmente carne procesada, por su contenido en sal y en grasas saturadas, y comer más fruta y verduras».
Rachel Thompson gobierna la Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer. La organización ya hubo publicado sobre el riesgo asociado al consumo excesivo de carne. Dice que «las cifras le dan importancia a lo que ya decÃamos sobre la carne roja y procesada, que existen evidencias de que aumentan el riesgo de sufrir cáncer intestinal, el tercer tipo de cáncer más común en el Reino Unido. Recomendamos no comer más de 500 gramos de carne roja cocinada a la semana, y evitar en todo lo posible la carne procesada como el bacon o los embutidos».
Los productores de carne ya han criticado el informe. «La mayor parte de los consumidores ya siguen esas recomendaciones en cuanto al consumo de carne roja» dice Chris Lamb, representante de los productores de carne de cerdo en el Reino Unido. «Es demasiado simplista decir que cambiar sólo un elemento de nuestra dieta va a tener resultados tan dramáticos. La carne roja juega un papel muy valioso como parte de una dieta saludable y equilibrada».
Tiene por supuesto razón en esto. Cualquier biólogo identificará de inmediato al hombre como especie carnÃvora. Sus ojos están situados bajo la frente, y no en los laterales de la cara, como sucede en todos los hervÃboros. Existen numerosos y buenos motivos para adoptar una dieta vegetariana, y no falta quien se siente más humano prescindiendo de alimentos cuya producción haya implicado en algún punto el sufrimiento de un animal. Me identifico con sentimientos asÃ. Pero también es cierto que, cuanto más restringida es una dieta vegetariana, más suplementos artificiosos, por no decir artificiales, son necesarios para que resulte completamente equilibrada.
El problema cuando se intentan combatir los negacionismos aparece cuando surgen los afirmacionismos, igualmente poco rigurosos y generalmente igual de peligrosos. Jen Elford, de la Sociedad Vegetariana, reprocha a Friends of the Earth. «Para tratarse de una organización tan valiente, no entiendo por qué no han recomendado una dieta vegetariana. Por supuesto menos carne es mejor que más, pero no podremos manejar los problemas de salud y ambientales de nuestra sociedad actual sin prescindir por completo de las proteÃnas animales».
¿QuerÃan sugerencias valientes? A mà se me ocurren algunas. Por ejemplo, la calidad de vida es tanto o más importante que la duración de la misma. ¿Qué tal si permitimos comer la carne que desee a quien disfruta de hacerlo y está dispuesto a vivir veinte años menos, con tal de que los que le queden en el planeta pueda consumir los alimentos que le hace feliz consumir? ¿Qué tal si legislamos de una vez la muerte asistida, para que nuestro estilo de vida no quede marcado por la previsión de sufrir debido al mismo una muerte más o menos dolorosa?
Foto de Procsilas Moscas.
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Reducir el consumo de carne, hasta no sobrepasar los 200 gramos de la misma a la semana, podrÃa reducir las muertes tanto por cáncer como por enfermedades coronarias. Son las conclusiones de un estudio publicado hoy por Friends of the Earth —Amigos de la Tierra— y del cual nos informa el suplemento Science News de The Guardian. Lo firma Mike Rayner, experto en salud pública.
Las cifras se corresponden al Reino Unido. En total calculan que si los ciudadanos británicos no consumiesen carne más de dos o tres veces a la semana, se salvarÃan 45.000 vidas al año. Más de la mitad por causa de dolencias cardÃacas e infartos, y hasta casi 10.000 por cáncer. Esto ahorrarÃa más de un millón de libras a las arcas británicas, pero también ayudarÃa a combatir el cambio climático y la deforestación en Sudamerica. En este continente, se están echando a perder bosques enteros para alimentar ganado vacuno cuya carne es después exportada a Europa. Merece la pena recordar aquà también el descomunal gasto de agua potable necesario para la crÃa de este tipo de ganado.
Sabemos ya, desde luego, y sin necesidad de este informe, que un exceso de carne, en particular de carne procesada, es inconveniente para la salud, por su exceso en sal y en grasas saturadas. No es que se esté recomendando pasar a una dieta por completo vegetariana, pero sà a no exceder los 200 gramos a la semana, el equivalente a media salchicha al dÃa. Se calcula que la ingesta semanal de carne en Europa sobrepasa el kilogramo por persona.
«No tenemos que hacernos vegetarianos para cuidarnos a nosotros mismos y a nuestro planeta, pero tenemos que empezar a prescindir de la carne» dice Craig Bennett, director de campañas de Friends of the Earth. «Los gobiernos ignoran el impacto ambiental del consumo de carne tan elevado, pero no pueden ignorar las vidas que podrÃan salvarse comiendo menos y mejor carne».
El profesor Steve Field, responsable de Medicina General en el Royal College, está de acuerdo en que «la gente no deberÃa dejar de comer carne, pero sà deberÃa comer menos, especialmente carne procesada, por su contenido en sal y en grasas saturadas, y comer más fruta y verduras».
Rachel Thompson gobierna la Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer. La organización ya hubo publicado sobre el riesgo asociado al consumo excesivo de carne. Dice que «las cifras le dan importancia a lo que ya decÃamos sobre la carne roja y procesada, que existen evidencias de que aumentan el riesgo de sufrir cáncer intestinal, el tercer tipo de cáncer más común en el Reino Unido. Recomendamos no comer más de 500 gramos de carne roja cocinada a la semana, y evitar en todo lo posible la carne procesada como el bacon o los embutidos».
Los productores de carne ya han criticado el informe. «La mayor parte de los consumidores ya siguen esas recomendaciones en cuanto al consumo de carne roja» dice Chris Lamb, representante de los productores de carne de cerdo en el Reino Unido. «Es demasiado simplista decir que cambiar sólo un elemento de nuestra dieta va a tener resultados tan dramáticos. La carne roja juega un papel muy valioso como parte de una dieta saludable y equilibrada».
Tiene por supuesto razón en esto. Cualquier biólogo identificará de inmediato al hombre como especie carnÃvora. Sus ojos están situados bajo la frente, y no en los laterales de la cara, como sucede en todos los hervÃboros. Existen numerosos y buenos motivos para adoptar una dieta vegetariana, y no falta quien se siente más humano prescindiendo de alimentos cuya producción haya implicado en algún punto el sufrimiento de un animal. Me identifico con sentimientos asÃ. Pero también es cierto que, cuanto más restringida es una dieta vegetariana, más suplementos artificiosos, por no decir artificiales, son necesarios para que resulte completamente equilibrada.
El problema cuando se intentan combatir los negacionismos aparece cuando surgen los afirmacionismos, igualmente poco rigurosos y generalmente igual de peligrosos. Jen Elford, de la Sociedad Vegetariana, reprocha a Friends of the Earth. «Para tratarse de una organización tan valiente, no entiendo por qué no han recomendado una dieta vegetariana. Por supuesto menos carne es mejor que más, pero no podremos manejar los problemas de salud y ambientales de nuestra sociedad actual sin prescindir por completo de las proteÃnas animales».
¿QuerÃan sugerencias valientes? A mà se me ocurren algunas. Por ejemplo, la calidad de vida es tanto o más importante que la duración de la misma. ¿Qué tal si permitimos comer la carne que desee a quien disfruta de hacerlo y está dispuesto a vivir veinte años menos, con tal de que los que le queden en el planeta pueda consumir los alimentos que le hace feliz consumir? ¿Qué tal si legislamos de una vez la muerte asistida, para que nuestro estilo de vida no quede marcado por la previsión de sufrir debido al mismo una muerte más o menos dolorosa?
Foto de Procsilas Moscas.