La hora de dejar atrás el Nuevo AteÃsmo
El Nuevo AteÃsmo, nombre que habitualmente recibe la literatura contraria a la religión y firmada por Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Daniel Dennett y otros, surge como respuesta al mundo nacido tras el 9 de septiembre y a la reaparición del extremismo religioso en todos sus frentes. Casi una década después, ¿es el momento de devolver al ateÃsmo a un discurso más civilizado desde el punto de vista humanista?
Escucha la versión podcast del artÃculo.
Caspar Melville
Hoy por la mañana he estado defendiendo el Nuevo AteÃsmo, y lo estaré atacando por la tarde. A las nueve de la mañana he debatido con el teólogo cristiano Alister McGrath, autor del malintencionadamente titulado El Espejismo de Dawkins y crÃtico del Nuevo AteÃsmo, en la radio Christian Premier. Pueden apostar a que he estado empollándome a Dawkins y a Hitchens para eso. Pero a las 6 de la tarde en la Royal Society of the Arts la revista que edito, New Humanist, albergará un debate titulado «Después del Nuevo AteÃsmo: la siguiente parada del debate sobre Dios» donde los panelistas —la novelista ganadora de varios premios Marilynne Robinson, el filósofo conservador Roger Scruton, el historiador Jonathan Rée y la premiada por casi todo lo que hace Laurie Taylor —N. del T.; me permito presentarles a todos ellos ante mis lectores y escuchas en España y la américa latina como la crema del pensamiento libre británico actual— han sido invitados para explorar adónde llevamos la cruda y simplista perspectiva sobre la religión popularizada por el Nuevo AteÃsmo.
¿Esto me hace un hipócrita? Voy a decir que «no» aunque, ¿deberÃa? El hecho de poder defenderlo y atacarlo es representativo de mi ambivalencia sobre el fenómeno del Nuevo AteÃsmo, o más precisamente de mi certidumbre de que ese Nuevo AteÃsmo es muy bueno en algunas cosas y muy malo en otras. Durante el resto del artÃculo, utilizo Nuevo AteÃsmo como un atajo guango, holgado pero entiendo que útil para el estilo polemista anti religioso de Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Daniel Dennett —algo más racionalista y educado— y AC Grayling, entre otros.
Algo en lo que es bueno es como generador de interes, y lo digo como editor profesional de material ateo. El Nuevo AteÃsmo ha sido muy bueno para el negocio. Cientos de columnas han sido creadas por ese fenómeno y sus respuestas a él, y no sólo en mi revista. Y aunque en ocasiones el debate ha tenido la sutileza de una pelÃcula erótica de Poli DÃaz, también ha sido educativo, instructivo y popular, en el sentido de que ha sido llevado a cabo en un lenguaje que la mayor parte de la gente entiende. Y también se ha vendido una buena cantidad de libros.
El Nuevo AteÃsmo también es bueno dando respuesta a ciertos manidos argumentos. El origen del impulso de estos nuevos ateos, tal y como relata el filósofo Richard Norman, nace el 11 de septiembre con la reaparición de una particularmente agresiva presión del fundamentalismo religioso. Si, como razona Norman, el Nuevo AteÃsmo generaliza en exceso y da respuestas crudas a la religión, es porque son las necesarias para un fenómeno también crudo y poco especÃfico como lo es la articulación religiosa actual. ¿Qué hay más inespecÃfico que estrellar un avión contra un edificio, o más crudo que el Creacionismo bÃblico?
A la luz de todo esto, ese irascible, retóricamente florido, histriónico e intelectualmente arrogante Nuevo AteÃsmo desde luego tiene su sitio. Los argumentos lo piden a gritos. Puede que la cita clásica del Nuevo AteÃsmo sea la respuesta de Dawkins a aquellos que le acusan de despreciar la teologÃa desde una posición de arrogancia. «Mira» le dice a Laurie Taylor, «alguien que piensa como yo pienso simplemente no cree que la teologÃa sea un "tema" en absoluto. Asà que para mà es como si a alguien que dice que no cree en las hadas le preguntas cómo es eso posible si no ha estudiado hadologÃa».
Es lógica escueta. Estoy de acuerdo con Dawkins. Pero en otra entrevista, y esta vez muy crÃtico con el Nuevo AteÃsmo, Terry Eagleton dice «imagina a alguien afirmándose defensor de la biologÃa cuyo único conocimiento del tema es el Libro de los Pájaros Británicos, asà es como considero yo a Richard Dawkins cuando escribe sobre teologÃa». Visto asà Eagleton tiene razón. También estoy de acuerdo con él.
Más allá de resultarnos entretenido, probablemente no tiene valor, es falso, polÃticamente poco sabio y, bueno, maleducado decir que «toda la teologÃa» es irrelevante —mucha de ella no dejan de ser razonamientos morales— y más todavÃa decir que «la religión lo envenena todo». O que sin religión no habrÃa guerra, o que criar un hijo en la fe de sus padres es una forma de abuso infantil, o que los religiosos moderados son peores que los fundamentalistas porque son quienes preparan el terreno para el extremismo. Que «toda» la religión es asÃ, que «toda» la fe es una mala guÃa, o que quienes creen en un dios son básicamente estúpidos y la ciencia, y sólo la ciencia, puede responder nuestras preguntas.
La imagen de la religión que emerge del Nuevo AteÃsmo es una caricatura, y representa mal, además de subestimar, su importancia real. «La religión» escribe Norman, «es una creación humana, un espejo que nos presentamos ante nosotros mismos y en el que nos vemos reflejados. Los seres humanos atribuyen a sus dioses sus cualidades humanas, la crueldad, el revanchismo, el odio, pero también el amor, la compasión y la piedad. Por eso encontramos una justificación para todo, sea bueno o malo, en la religión».
Por supuesto es menos divertido que denunciar al Papa y su obra, pero es más cercano a la realidad. Para Norman, como humanista, el requisito es ser menos estridente para poder crear alianzas con los religiosos moderados en temas concretos —enseñanza religiosa, fundamentalismo, terrorismo— que nos importan a todos. Secundo la idea, pero tengo un motivo más básico para ir más allá del Nuevo AteÃsmo. Me aburre. Y me temo que empieza a aburrir también a mis lectores.
Asà que el propósito de mi evento de esta tarde es ver si encontramos una forma de adentrarnos en la religión, la fe, la creencia y la no creencia, más consistente con el humanismo que defendemos.
PodrÃamos trazar un mapa para un futuro del debate sobre dios más especÃfico, sutil y paciente. Pero, seamos claros, no importa donde decidamos ir, probablemente no estarÃamos ahà si no hubiésemos tenido esos cinco años del impaciente, irascible, romo y descreÃdo discurso del Nuevo AteÃsmo que ahora tenemos que dejar atrás.
Visto en The Guardian. Foto de David Shankbone.
Escucha la versión podcast del artÃculo.
Caspar Melville
Hoy por la mañana he estado defendiendo el Nuevo AteÃsmo, y lo estaré atacando por la tarde. A las nueve de la mañana he debatido con el teólogo cristiano Alister McGrath, autor del malintencionadamente titulado El Espejismo de Dawkins y crÃtico del Nuevo AteÃsmo, en la radio Christian Premier. Pueden apostar a que he estado empollándome a Dawkins y a Hitchens para eso. Pero a las 6 de la tarde en la Royal Society of the Arts la revista que edito, New Humanist, albergará un debate titulado «Después del Nuevo AteÃsmo: la siguiente parada del debate sobre Dios» donde los panelistas —la novelista ganadora de varios premios Marilynne Robinson, el filósofo conservador Roger Scruton, el historiador Jonathan Rée y la premiada por casi todo lo que hace Laurie Taylor —N. del T.; me permito presentarles a todos ellos ante mis lectores y escuchas en España y la américa latina como la crema del pensamiento libre británico actual— han sido invitados para explorar adónde llevamos la cruda y simplista perspectiva sobre la religión popularizada por el Nuevo AteÃsmo.
¿Esto me hace un hipócrita? Voy a decir que «no» aunque, ¿deberÃa? El hecho de poder defenderlo y atacarlo es representativo de mi ambivalencia sobre el fenómeno del Nuevo AteÃsmo, o más precisamente de mi certidumbre de que ese Nuevo AteÃsmo es muy bueno en algunas cosas y muy malo en otras. Durante el resto del artÃculo, utilizo Nuevo AteÃsmo como un atajo guango, holgado pero entiendo que útil para el estilo polemista anti religioso de Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Daniel Dennett —algo más racionalista y educado— y AC Grayling, entre otros.
Algo en lo que es bueno es como generador de interes, y lo digo como editor profesional de material ateo. El Nuevo AteÃsmo ha sido muy bueno para el negocio. Cientos de columnas han sido creadas por ese fenómeno y sus respuestas a él, y no sólo en mi revista. Y aunque en ocasiones el debate ha tenido la sutileza de una pelÃcula erótica de Poli DÃaz, también ha sido educativo, instructivo y popular, en el sentido de que ha sido llevado a cabo en un lenguaje que la mayor parte de la gente entiende. Y también se ha vendido una buena cantidad de libros.
El Nuevo AteÃsmo también es bueno dando respuesta a ciertos manidos argumentos. El origen del impulso de estos nuevos ateos, tal y como relata el filósofo Richard Norman, nace el 11 de septiembre con la reaparición de una particularmente agresiva presión del fundamentalismo religioso. Si, como razona Norman, el Nuevo AteÃsmo generaliza en exceso y da respuestas crudas a la religión, es porque son las necesarias para un fenómeno también crudo y poco especÃfico como lo es la articulación religiosa actual. ¿Qué hay más inespecÃfico que estrellar un avión contra un edificio, o más crudo que el Creacionismo bÃblico?
A la luz de todo esto, ese irascible, retóricamente florido, histriónico e intelectualmente arrogante Nuevo AteÃsmo desde luego tiene su sitio. Los argumentos lo piden a gritos. Puede que la cita clásica del Nuevo AteÃsmo sea la respuesta de Dawkins a aquellos que le acusan de despreciar la teologÃa desde una posición de arrogancia. «Mira» le dice a Laurie Taylor, «alguien que piensa como yo pienso simplemente no cree que la teologÃa sea un "tema" en absoluto. Asà que para mà es como si a alguien que dice que no cree en las hadas le preguntas cómo es eso posible si no ha estudiado hadologÃa».
Es lógica escueta. Estoy de acuerdo con Dawkins. Pero en otra entrevista, y esta vez muy crÃtico con el Nuevo AteÃsmo, Terry Eagleton dice «imagina a alguien afirmándose defensor de la biologÃa cuyo único conocimiento del tema es el Libro de los Pájaros Británicos, asà es como considero yo a Richard Dawkins cuando escribe sobre teologÃa». Visto asà Eagleton tiene razón. También estoy de acuerdo con él.
Más allá de resultarnos entretenido, probablemente no tiene valor, es falso, polÃticamente poco sabio y, bueno, maleducado decir que «toda la teologÃa» es irrelevante —mucha de ella no dejan de ser razonamientos morales— y más todavÃa decir que «la religión lo envenena todo». O que sin religión no habrÃa guerra, o que criar un hijo en la fe de sus padres es una forma de abuso infantil, o que los religiosos moderados son peores que los fundamentalistas porque son quienes preparan el terreno para el extremismo. Que «toda» la religión es asÃ, que «toda» la fe es una mala guÃa, o que quienes creen en un dios son básicamente estúpidos y la ciencia, y sólo la ciencia, puede responder nuestras preguntas.
La imagen de la religión que emerge del Nuevo AteÃsmo es una caricatura, y representa mal, además de subestimar, su importancia real. «La religión» escribe Norman, «es una creación humana, un espejo que nos presentamos ante nosotros mismos y en el que nos vemos reflejados. Los seres humanos atribuyen a sus dioses sus cualidades humanas, la crueldad, el revanchismo, el odio, pero también el amor, la compasión y la piedad. Por eso encontramos una justificación para todo, sea bueno o malo, en la religión».
Por supuesto es menos divertido que denunciar al Papa y su obra, pero es más cercano a la realidad. Para Norman, como humanista, el requisito es ser menos estridente para poder crear alianzas con los religiosos moderados en temas concretos —enseñanza religiosa, fundamentalismo, terrorismo— que nos importan a todos. Secundo la idea, pero tengo un motivo más básico para ir más allá del Nuevo AteÃsmo. Me aburre. Y me temo que empieza a aburrir también a mis lectores.
Asà que el propósito de mi evento de esta tarde es ver si encontramos una forma de adentrarnos en la religión, la fe, la creencia y la no creencia, más consistente con el humanismo que defendemos.
PodrÃamos trazar un mapa para un futuro del debate sobre dios más especÃfico, sutil y paciente. Pero, seamos claros, no importa donde decidamos ir, probablemente no estarÃamos ahà si no hubiésemos tenido esos cinco años del impaciente, irascible, romo y descreÃdo discurso del Nuevo AteÃsmo que ahora tenemos que dejar atrás.
Visto en The Guardian. Foto de David Shankbone.