Qué (no) sabemos los economistas



Invariablemente, cuando entablo conversación casual con alguien y se descubre mi profesión (para los usamericanos es muy normal preguntarle a alguien por su trabajo), sale el tema de que si la crisis económica y que si se pudo predecir, o que si hay que cambiar todos los modelos de economía porque no se pudo.

La respuesta que doy últimamente es una comparación con los ingenieros. Un ingeniero puede diseñar un sistema (un avión, un tren, una carretera,…) de una manera más o menos eficiente y atendiendo a unos mayores o menores estándares de seguridad, pero los accidentes seguirán ocurriendo y seguirán siendo impredecibles.

Lo que es posible hacer es buscar el diseño para que los accidentes sean los menos posibles y para que, si ocurren, se pueda minimizar el daño. Por supuesto, también habrá que tomar nota de las causas de los accidentes para mejorar todavía más.

En economía ocurre igual. Las crisis económicas son nuestros accidentes. Los economistas tenemos una idea bastante buena de cómo debe ser el sistema económico para que tenga los menos accidentes posibles. Pero seguirá habiendo crisis y seguirán siendo impredecibles.

Imaginemos que los economistas son capaces de predecir que dentro de seis meses habrá una crisis. Si esta predicción es entendida y aceptada por el resto de la sociedad, la consecuencia inmediata es que la crisis no ocurrirá dentro de seis meses, sino que empezará ahora mismo, con todos los agentes anticipándola.

Claro que para cada crisis habrá quien la haya anticipado. Algunos (no necesariamente economistas) por haber hecho un análisis certero y otros la habrán anticipado como quien acierta a la lotería. Incluso si los economistas están de acuerdo que hay una situación económica insostenible (una burbuja en algún mercado, un sistema diseñado con los incentivos al revés,…), la reacción política y social puede perfectamente ignorarlos.

En la mayoría de las situaciones, lo normal es que haya algún consenso en que estamos en una situación inestable, pero igual de normal es que no haya consenso sobre la gravedad de la situación ni sobre su urgencia. ¿Es la burbuja demasiado grande, o permite un aterrizaje suave? ¿Se mezclará el problema con algún otro?

Hay unas cuantas cosas importantes que no sabemos los economistas. No sabemos el futuro, no predecimos las crisis, no sabemos qué hará la bolsa y no sabemos si los políticos nos harán caso. Tampoco sabemos cómo sacar a un país de la pobreza o cómo entusiasmar a una sociedad en un proyecto común. Pero nunca hemos presumido que sabíamos esas cosas. Tómese cualquier manual de economía como demostración.

Pero sí sabemos que unos mecanismos económicos permiten hacer las cosas mejor que otros. El mecanismo por sí solo no lo hará, como la democracia por sí sola no hace nada. Hace falta tomar muchas decisiones por muchos agentes y usar del saber hacer de todo el mundo.

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