El código ateo


Un teólogo protestante promueve un ateísmo «humanista y humano»

(C) Anahí Seri

«La fe religiosa es una creencia en contra de la realidad. La fe atea es una creencia basada en la realidad»
Paul Schulz

Una señora de 84 años ha concertado una cita con su párroco. Quiere hacerle una pregunta muy importante a la que desea que éste responda dándole su opinión personal. «De acuerdo, lo intentaré», asiente el pastor. La señora pregunta: «¿Cree usted en la vida después de la muerte?», y se da cuenta de que el pastor vacila. «No quiero explicaciones teológicas, quiero que me dé su opinión personal». «No, no creo en la vida después de la muerte».
Ambos siguen conversando durante dos horas sin que vuelva a salir el tema. Dos días más tarde, el párroco recibe una llamada telefónica de la hija de la señora. «¿Qué le ha dicho usted a mi madre?». El párroco se estremece, se arrrepiente de haber sido tan directo. Su interlocutora le explica lo sucedido: «Ayer me llamó mi madre para que fuera a verla. Había abierto una botella de vino, ella que nunca bebe, y quería que brindáramos. Me explicó: el pastor me ha dicho que no hay vida después de la muerte, que no hay juicio final ni infierno. Ahora puedo morir en paz».
Con esta anécdota comienza el segundo capítulo de Atheistischer Glaube (La fe atea), el segundo libro de Paul Schulz, quien en 2006 ya había publicado Codex atheos. Die Kraft des Atheismus. Grundpositionen des abendländischen Denkens ohne Gott (Codex atheos. La fuerza del ateísmo. Las bases del pensamiento occidental sin Dios).
Paul Schulz, nacido en 1937 en Francfort, se licenció en teología y se doctoró con una tesis sobre los Manuscritos del Mar Muerto. En los años ’70, fue párroco en la iglesia de San Jacobo de Hamburgo. En 1975 la Iglesia luterana evangélica inició contra él un proceso por herejía, entre otras cosas, por haber afirmado, desde su púlpito, que la existencia de Dios es «una consoladora invención de la criatura humana» y que la oración sólo es «una reflexión personal». En 1979 se vio privado de su ordenación como sacerdote y trabajó entonces durante unos años en la empresa privada, pero cambió de rumbo en 1995 con la fundación de una «academia de la tercera edad» desde la cual, intentando seguir el ejemplo de Sócrates, promueve un ateísmo humanista y humano.
El libro Atheistischer Glaube (La fe atea) consta de siete capítulos, cada uno subdividido en cinco secciones, y estas 35 secciones corresponden a las 35 tesis de su Manifiesto ateo. El manifiesto parte de la idea de que el hombre debe rechazar a Dios para recuperar su autonomía como ser humano. Utiliza términos como «nacimiento racional» en relación con ese proceso de desprenderse de lo divino. Define la «fe atea» sobre tres niveles: el primer nivel consiste en aceptar la realidad como tal, sin Dios. El segundo nivel consiste en hallar la responsabilidad y el sentido de la vida de forma autónoma. El tercer nivel (meta nivel) apunta a una filosofía de la existencia más allá de la naturaleza. A lo largo del libro, se entra en más detalles relacionados con la vida, la muerte, la estética, el sentido de la vida. Cada capítulo comienza con una anécdota concreta como punto de partida para sus reflexiones. Lástima que los editores españoles no se hayan interesado por esta obra, que creo que podría atraer bastante interés entre los lectores de lengua castellana.
Un espacio para dudar. Ateos, agnósticos, escépticos. Reflexión, ensayo, debate. Arte y literatura. Humanismo secular.

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