2010. Una odisea en el Vaticano.

2010, ese año en el la teletransportación sería posible, los coches volarían, la energía solar sería suficiente para alimentar todo el planeta, naves colonizadoras surcarían los espacios siderales, los robots tendrían que atenerse a la legislación robótica, los humanos se alimentarían a base de píldoras... y el Vaticano descartaría uno de los 271 (¡¡¡271!!!) milagros atribuidos al papa Juan Pablo II, por lo cual se va a retrasar un poco su beatificación. No sé si me gusta más que se hable de milagros "documentados", que quien fue el representante de Dios en la Tierra necesite pruebas para que se demuestre que era un santo, o que esto sea necesario para que salga en las estampitas y se le pueda rezar "legalmente". Realmente, es todo tan exótico, que es difícil decantarse, aunque creo que me quedo con el hecho de el futuro santo ya tenga asignado su cargo, puesto de trabajo o plaza (llevará la concejalía, ministerio, departamento, consejería, o como quiera que se llame esto allí, de deportes) para cuando pase a ocupar su plaza de funciosanto. Mucho me temo que o sacamos a nuestros deportistas de los centros de alto rendimiento y los llevamos a entrenar a misa, o no volvemos a oler una medalla. Por perder el tiempo entrenando cuando habría que estar rezando.

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