Un debate golpe a golpe sobre Dios

ENTREVISTA
Los autores de ¿Dios o la materia? Un debate sobre cosmología, ciencia y religión hablan de este libro, en el que discuten apasionadamente

Pulseada entre Soler Gil (teísta) y López Corredoira (materialista).


© Fernando G. Toledo
Razón Atea

os cosmovisiones diametralmente opuestas chocan en ¿Dios o la materia? (Áltera, 2008), un libro que reproduce el debate escrito, golpe por golpe, entre un cristiano y un ateo.
Los contendientes del reciente volumen son dos españoles: el filósofo especializado en Física Francisco Soler Gil (en el bando cristiano) y el astrofísico doctorado en Filosofía Martín López Corredoira (bajo una bandera materialista atea).
En ¿Dios o la materia?, el fuego lo abre Soler Gil al proponer «tres datos cosmológicos» que concuerdan, dice, con una concepción teísta del mundo y no con una materialista. Acto seguido le replica López Corredoira, interpretando que esas «adecuaciones» de los datos objetivos del mundo al teísmo no son más que parte de la vieja tendencia de usar «el comodín de Dios», un Dios que no existe pero pretende ser «tapagujeros» del conocimiento. De inmediato la discusión estalla hacia cuestiones más amplias (la validez o contrarictoriedad del cristianismo, la racionalidad del materialismo, etc.), haciendo «difícil que este debate deje indiferente a nadie», como dice Juan Arana en el prólogo.
Para ofrecer una aproximación a las páginas de este volumen, Soler Gil y López Corredoira responden estas preguntas.
–¿Cuáles son los datos actuales de la cosmología (o la física en general) que confirman o refutan la hipótesis de la existencia de un Dios?
–Francisco Soler Gil: Más que «confirmar» o «refutar», yo diría que determinados datos físico-cosmológicos «encajan» con más naturalidad en un marco teísta que en uno materialista. Puesto que lo que propone el teísmo es que la realidad fundamental se parece más a una mente (Dios) que a la materia, los datos que se interpretan mejor desde este enfoque son, lógicamente, los que sugieren que hay una racionalidad que impregna el universo a todas las escalas, y con la cual la razón humana se encuentra en cierta sintonía. Un dato que señala en esta dirección es el hecho de podamos concebir el universo como un objeto físico, sin incurrir en las anunciadas (y temidas) antinomias de la razón. También es relevante la prodigiosa efectividad de las matemáticas para la descripción del mundo. La belleza de la arquitectura matemática elegida como armazón del mundo, y el hecho de que esta arquitectura parezca perseguir un fin concreto (la generación de un mundo poblado de seres complejos, entre ellos, los vivientes), han de contarse también entre los datos que apuntan hacia una mente como fundamento del cosmos.
–Martín López Corredoira: Ni la física ni la cosmología refutan, y menos aún confirman, la existencia de Dios. La discusión sobre esta existencia es un tema metafísico sobre el que la ciencia no puede dar una respuesta definitiva. Lo que sí puede dar la ciencia es una limitación en la manera de ver a ese Dios y su capacidad de intervenir en el mundo. Cuanto más entendemos este mundo en términos materiales, menos lugar queda para dioses o espíritus o para visiones animistas/mágicas del Universo.

Fortalezas y debilidades

–Esto tiene relación con la pregunta anterior, pero: ¿cuáles son los puntos débiles del teísmo o del materialismo a la hora de explicar el mundo?
–MLC: En mi opinión, el teísmo, y en particular el teísmo cristiano, hace aguas por muchos lugares. Cuando se apuran los argumentos teístas hasta su última consecuencia, se encuentra uno con posiciones que sólo un creyente incondicional puede aceptar. Por ejemplo, que haya milagros o vida después de la muerte. ¿Cómo vamos a aceptar con lo que sabemos de la vida a través de la biología que existen almas separables del cuerpo que emigran a un supuesto cielo una vez el individuo muere? Ése es el punto débil del teísmo: demasiada imaginación, demasiada fantasía, poca verdad. Sobre las explicaciones del mundo del materialismo, el punto débil es que no nos cuenta lo que quisiéramos oír, deja un vacío en nuestra existencia que el opio del pueblo llamado «religión» enmascara para nuestro sosiego. El punto débil es que no es una filosofía para las masas, es una filosofía que mira la verdad de frente sin tenerle miedo, y eso no es útil para la mayoría de la gente. No podemos esperar pues, como se intentó en la antigua Unión Soviética, que el materialismo y el ateísmo se extiendan a toda una nación.
–FSG: La debilidad de la imagen del mundo materialista no se pone de manifiesto tan sólo en el terreno cosmológico, sino en muchos otros: Si Dios existe, y si Dios posee un carácter similar a la imagen que la tradición religiosa judeocristiana tiene de Él, es natural que los seres humanos hayan sido dotados de una cierta capacidad para conocer verdaderamente la realidad. Es natural, asimismo, que gocen de capacidad para adoptar decisiones libres. Y es natural que existan bienes y males objetivos, y valores éticos y estéticos objetivos. Pero si sustituimos ese enfoque por la imagen del mundo del materialismo naturalista, la capacidad humana para la verdad o la libertad, así como la existencia del bien y el mal moral, o la belleza objetiva se vuelven incomprensibles. El materialismo ateo abre así la puerta a un escepticismo radical muy poco verosímil. En el fondo, el materialismo, más que explicar la experiencia humana, lo que hace es declararla ilusoria en todos sus aspectos más importantes.
–El libro ¿Dios o la materia? comienza tratando temas cosmológicos y su relación con el teísmo y el materialismo, pero pronto deriva a cuestiones sobre religión y ateísmo, sobre cristianismo y anticristianismo. ¿En qué basan, muy brevemente si es posible, sus posiciones respectivas (ateo/cristiano) al respecto?
–MLC: Desde mi posición atea, sostengo que detrás de un intelectual que dice encontrar argumentos racionales para ver a Dios en la cosmología hay siempre un individuo apegado irracionalmente a sus prejuicios religiosos, y muy probablemente a creencias en leyendas mundanas como la del Cristo resucitado, que quedan a veces escondidas detrás de la parafernalia erudita del Dios de los filósofos. Mi intención en el libro ha sido mostrar que no hay nada en la cosmología que nos pueda convencer de la existencia de Dios, y que las ideas que realmente alimentan el discurso de mi interlocutor, sus ideas cristianas, son un castillo de naipes que se desploma a nada que uno lo sople.
–FSG: Yo parto de que hay una serie de datos (como los aludidos en las dos respuestas anteriores) que sugieren que el fundamento de la realidad se parece más a una mente que a una piedra. Ahora bien, con una mente cabe la esperanza de poder establecer algún tipo de relación personal. Esto es lo que da sentido al planteamiento religioso, considerado de manera general. Sin embargo, nos encontramos ante la dificultad que conlleva la multiplicidad de religiones. Pienso que, al llegar a este punto, cada uno tiene que reflexionar por su cuenta, comparando la plausibilidad de las alternativas que llegue a conocer bien. Y, al final, como en todos los temas importantes de la vida, hay que apostar. Desde mi punto de vista, el cristianismo ilumina con claridad todos esos aspectos de la experiencia humana que el materialismo no puede entender, y he apostado por él. La apuesta cristiana puede resumirse en esta frase de San Juan: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él».

La extendida increencia de los científicos

–¿Qué puede explicar el hecho estadístico de que no todos, pero sí la mayoría, de los científicos actuales tiendan a la increencia más que a la creencia, al materialismo más que al teísmo?
–MLC: Como dice, no todos. Hay un porcentaje significativo de científicos creyentes, especialmente en áreas más alejadas del empirismo como la matemática o la física puramente teórica donde las ideas pitagóricas se mezclan con cierto misticismo en algunas mentes. Entre los empiristas, astrónomos o biólogos por ejemplo, hay más ateos. ¿Por qué? Probablemente porque las estructuras psicológicas que conllevan los hábitos científicos, acostumbrados a buscar explicaciones causa natural-efecto a todo en vez de milagros, son un reflejo de las ideas materialistas. Sólo se necesita extrapolar esa forma de concebir el mundo diciendo que todo tiene explicación científica y ya tenemos un materialista. No obstante, es complejo el tema, y el hecho de que a lo largo de la historia haya habido muy notables científicos que no han hecho esa extrapolación nos hace entrever que las circunstancias sociales (si a uno lo van a llevar a la hoguera por hereje o no), las circunstancias personales, emotivas, etc. tienen gran influencia. La religión de hecho es un fenómeno psicológico/sociológico. No hay ningún Dios, lo único que hay son personas que necesitan creer en Dios o no, y los científicos también son personas.
–FSG: Los científicos son, en gran medida, hijos de su tiempo y de su entorno, como el resto de los mortales. Por eso, la mayor o menor proporción de científicos creyentes tiende a reflejar el grado de creencia o increencia del ambiente cultural en el que se han educado. Es un hecho indiscutible que el pensamiento materialista se encuentra actualmente muy extendido entre la población (semi-)culta que nutre las universidades occidentales. Pero, para que no confundamos el efecto con la causa, convendría no perder de vista este otro hecho: Que la mayor parte de los fundadores de la ciencia moderna, no sólo fueron cristianos, sino que fueron personas con un interés por la religión llamativamente superior al de la media de su época (... ¡que no era pequeño!).

El tono y el fondo

–¿Ha habido algún punto particularmente interesante y hasta diríase perturbador de los argumentos de sus respectivos contrincantes?
–FSG: Más que los argumentos en sí, lo que he encontrado muy perturbador ha sido el tono de los mismos, sobre todo en los pasajes relacionados con la crítica al cristianismo. Después de nuestro debate, he leído otros ensayos recientes, de ateos famosos, y me he encontrado un tono similar. Para mí, esta actitud supone un enigma: No consigo entender de dónde procede. Ya he mencionado, en una de las respuestas anteriores, lo que considero la raíz de la controversia entre teísmo y materialismo. Se trata de la cuestión de cómo resulta más adecuado concebir la realidad fundamental: Como mente (teísmo) o como materia (materialismo ateo). A primera vista, podría parecer que nos encontramos ante una discusión filosófica normal, en la que hay indicios que apuntan hacia uno u otro camino, y los contendientes han de sopesarlos mediante el diálogo. Pero el tono de la controversia actual entre teístas y ateos me hace pensar que la opción entre Dios o la materia moviliza fuerzas muy profundas ―y no del todo racionales― en el interior de la persona. En todo caso, se da un tipo de ateo, que no es sólo que crea que Dios no existe, sino que parece sentirse molesto ante la posibilidad de que Dios exista. No quiere que Dios exista. Es una actitud incomprensible para mí.
–MLC: Soler Gil es un gran maestro de la retórica teísta y se defiende muy bien. Ha habido aciertos en sus defensas o críticas a mi discurso, sí, aunque creo que más bien por matices de formas, del uso de unos vocablos u otros, más que por cuestiones de fondo. Lo más interesante, en mi opinión, no es lo que diga o deje de decir Soler Gil. Lo que más destaco es su valentía y su entereza defendiendo sus creencias. Es siempre interesante escuchar a un pensador que dice lo que piensa y piensa lo que dice, aunque no sea de nuestras ideas. Considero que ha merecido la pena batirse intelectualmente con este bravo filósofo. Y más interesante creo que puede ser para el lector que puede juzgar desde un punto de vista propio el debate.


EL CATÓLICO
Francisco José Soler Gil (Caravaca de la Cruz, España, 1969) ha realizado estudios de Física y Filosofía. Es doctor en Filosofía por la Universidad de Bremen (Alemania) y miembro del grupo de investigación de Filosofía de la Física de citada universidad. Publicó Aristóteles en el mundo cuántico (2003) y Dios y las cosmologías modernas (2005, coautor y editor).


EL ATEO
Martín López Corredoira (Lugo, España, 1970) se doctoró en Ciencias Físicas y en Filosofía. En la actualidad es investigador en el Instituto de Astrofísica de Canarias (España). Publicó Diálogos entre razón y sentimiento (1997), Somos fragmentos de naturaleza arrastrados por sus leyes (2005) y Against de Tide (2008, ed.). Ha recibido el Premio Platero-2002 de Poesía (Club del Libro en Español, ONU, Ginebra).


Una versión resumida de esta entrevista fue publicada en Diario Uno de Mendoza.

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