Ultraortodoxos protestan por llevar niñas a clase
La comunidad haredào jaresi ha vuelto a ser noticia por su fanatismo. Una escuela al norte de Jereusalen se ha visto rodeada de ultraortodoxos que gritan a los padres que llevan a sus niñas a educarse porque la vestimenta de las niñas es inapropiada. A parte de los insultos que proporcionan las proptestas se ven a menudo acompañadas de lanzamiento de piedras, huevos dañados y popo.
En el judaÃÂsmo ultraortodoxo la castidad de la mujer es motivo de máxima preocupación. Para los fanáticos del judaÃÂsmo la mujer no sólo debe ocultar sus cabellos, los brazos y hasta los talones, sino que debe tener prohibido cualquier contacto fÃÂsico con un hombre que no sea su esposo". Además, no debe reunirse nunca sola con un hombre distinto de su marido. Estas dos obligaciones hacen que la educación universitaria y el desempeño en el mundo laboral sea algo casi que imposible en la sociedad de los jaredÃÂes. En los años 1980, se crearon pasos de peatones separados para hombres y mujeres en ciertas zonas jaredÃÂes, para evitar roces involuntarios entre hombres y mujeres en los pasos más frecuentados.
Hay que tener en cuenta que el trabajo de las mujeres está limitado por dos factores: no es posible aceptar que la mujer jaredàtrabaje en un medio mixto, lo que reduce mucho el número de puestos de trabajo accesibles; los frecuentes embarazos frenan mucho a los empleadores. Los haredÃÂes en su mayorÃÂa se oponen al servicio militar y ven peor aún que las mujeres sirvan en este. Para ellos la Tsajal (Fuerzas de Defensa de israel) es una casa de prostitución para las mujeres soldados.
Pero los haredÃÂes en su rigor religioso han cometido asesinato y daño en propiedad ajena. En 2005 un jaredàapuñaló a un homosexual, y se emitieron panfletos que invitaban a matar a los "moradores de Sodoma y Gomorra".
La violencia contra los judÃÂos no jaredÃÂes es frecuente en Israel: piedras lanzadas contra los vehÃÂculos que circulan en el dÃÂa de reposo, el shabat (el sábado), cócteles Molotov contra cines que abren el Shabat, intimidan a los laicos qu viven en sus bariios para que se muden, también sabotean las excavaciones arqueológicas (por el riesgo de perturbar el descanso de los muertos), han generado motines contra las autopsias (prohibidas por la ley judÃÂa). En 1986 tuvo lugar la "guerra de las marquesinas", destrucción sistemática por parte de los jaredÃÂes de las marquesinas de su barrios o cercanas a ellos y que tenÃÂan anuncios con imágenes "indecentes".
Tampoco es escasa la violencia verbal. Los ataques contra los grupos "heterodoxos" como los caraÃÂtas o los samaritanos pueden ir muy lejos, a veces con acusaciones fantasiosas (semimusulmanes, enemigos de los judÃÂos...). Los miembros de los kibbutz también fueron acusados de no ser judÃÂos.
En Israel, grupos de judÃÂos ultraortodoxos han protestado airadamente contra familias judÃÂas que llevan sus niñas a una escuela ubicada en la localidad de Beit Shemesh, en el norte de Jerusalén.
La causa de la protesta es que los alumnos que asisten a este establecimiento no son tan ortodoxos como debieran, según los manifestantes, sobre todo por la vestimenta que llevan las niñas.
Las protestas a veces se tornan violentas y las fuerzas de seguridad se han visto obligadas a intervenir en varias ocasiones.
Según madres de las alumnas agredidas, las niñas sufren de pesadillas.
Esta situación pone de manifiesto uno de los conflictos más profundos en la sociedad israelÃÂ.
Los dejo con el video:
En el judaÃÂsmo ultraortodoxo la castidad de la mujer es motivo de máxima preocupación. Para los fanáticos del judaÃÂsmo la mujer no sólo debe ocultar sus cabellos, los brazos y hasta los talones, sino que debe tener prohibido cualquier contacto fÃÂsico con un hombre que no sea su esposo". Además, no debe reunirse nunca sola con un hombre distinto de su marido. Estas dos obligaciones hacen que la educación universitaria y el desempeño en el mundo laboral sea algo casi que imposible en la sociedad de los jaredÃÂes. En los años 1980, se crearon pasos de peatones separados para hombres y mujeres en ciertas zonas jaredÃÂes, para evitar roces involuntarios entre hombres y mujeres en los pasos más frecuentados.
Hay que tener en cuenta que el trabajo de las mujeres está limitado por dos factores: no es posible aceptar que la mujer jaredàtrabaje en un medio mixto, lo que reduce mucho el número de puestos de trabajo accesibles; los frecuentes embarazos frenan mucho a los empleadores. Los haredÃÂes en su mayorÃÂa se oponen al servicio militar y ven peor aún que las mujeres sirvan en este. Para ellos la Tsajal (Fuerzas de Defensa de israel) es una casa de prostitución para las mujeres soldados.
Pero los haredÃÂes en su rigor religioso han cometido asesinato y daño en propiedad ajena. En 2005 un jaredàapuñaló a un homosexual, y se emitieron panfletos que invitaban a matar a los "moradores de Sodoma y Gomorra".
La violencia contra los judÃÂos no jaredÃÂes es frecuente en Israel: piedras lanzadas contra los vehÃÂculos que circulan en el dÃÂa de reposo, el shabat (el sábado), cócteles Molotov contra cines que abren el Shabat, intimidan a los laicos qu viven en sus bariios para que se muden, también sabotean las excavaciones arqueológicas (por el riesgo de perturbar el descanso de los muertos), han generado motines contra las autopsias (prohibidas por la ley judÃÂa). En 1986 tuvo lugar la "guerra de las marquesinas", destrucción sistemática por parte de los jaredÃÂes de las marquesinas de su barrios o cercanas a ellos y que tenÃÂan anuncios con imágenes "indecentes".
Tampoco es escasa la violencia verbal. Los ataques contra los grupos "heterodoxos" como los caraÃÂtas o los samaritanos pueden ir muy lejos, a veces con acusaciones fantasiosas (semimusulmanes, enemigos de los judÃÂos...). Los miembros de los kibbutz también fueron acusados de no ser judÃÂos.
En Israel, grupos de judÃÂos ultraortodoxos han protestado airadamente contra familias judÃÂas que llevan sus niñas a una escuela ubicada en la localidad de Beit Shemesh, en el norte de Jerusalén.
La causa de la protesta es que los alumnos que asisten a este establecimiento no son tan ortodoxos como debieran, según los manifestantes, sobre todo por la vestimenta que llevan las niñas.
Las protestas a veces se tornan violentas y las fuerzas de seguridad se han visto obligadas a intervenir en varias ocasiones.
Según madres de las alumnas agredidas, las niñas sufren de pesadillas.
Esta situación pone de manifiesto uno de los conflictos más profundos en la sociedad israelÃÂ.
Los dejo con el video: