Teología portátil, I

El ateísmo, tal como lo entendemos hoy en día, es una herencia de la Ilustración, lamentablemente. Lamentablemente, porque hoy leemos todavía los textos de esa época como si fueran de total actualidad, en lugar de como documentos curiosos de tiempos olvidados en los que era necesario luchar contra el oscurantismo y la irracionalidad institucionalizada. Es triste que tengamos que decir de nuevo lo que ya se formulo de manera perfectamente clara hace siglos. Esto tiene, sin embargo, una ventaja: esos textos están en el dominio público, al haber muerto sus autores hace más de 70 años, por lo que podemos disfrutar de ellos y de su rabiosa actualidad sin límites.

Vimos a Paul Henri Thiry, barón de Holbach por la blogosfera atea el otoño pasado porque la editorial Laetoli publicó dos de sus obras traducidas al castellano: Système de la nature ou des loix du monde physique & du monde moral y Le christianisme dévoilé, ou Examen des principes et des effets de la religion chrétienne: magnífico. Por ejemplo, Paleofreak reprodujo un pasaje de estas ediciones en un post. Ambas están en Wikisource en versión original, aquí y aquí, así como otra no menos interesante: Teología portatil o diccionario abreviado de la religión cristiana. Como esta última no es fácil de encontrar en castellano nos da ocasión de comenzar una nueva serie en el blog: las estructura de la obra es la de un diccionario, de manera que cada entrada es independiente de las otras y nos permitirá elegir arbitrariamente algunas de las más divertidas e irlas disfrutando poco a poco. Para comenzar, aquí tienen un par:
Viñeta aparecida en el Siné Hebdo, el periódico maleducado de esta semana, número 29, firmado por Lindingre

Castidad: Virtud religiosamente observada por los curas, monjes y monjas de Italia, Portugal y España, cuyos votos apagan para siempre las comezones a las que los profanos están sujetos.

Excomuniones: Son penas espirituales que los pastores de la iglesia infligen a aquellas de sus ovejas que la han desertado. Antiguamente te dejaban seco, algunas veces mataban príncipes de apoplejía. Hoy en día las excomuniones no producen efectos tan marcados, como consecuencia de que la fe se haga más rara en la Tierra.

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