Sintiendo a Dios… en el lóbulo temporal
¿Qué tienen en común, a parte de ser religiosos, Mahoma, San Pablo, Juana de Arco, el profeta Ezequiel, Santa Teresa de Ãvila y Elena G. de White? La respuesta se esconde en sus cerebros. Más especÃficamente en su lóbulo temporal.
Las anteriores personas padecieron de epilepsia de lóbulo temporal, una condición anómala que les ocasionó visiones auditivas y visuales en las que vieron a Jesús, o ángeles, y otras escenas de caracter religioso. Afortunadamente, la tecnologÃa actual ha permitido investigar más el lóbulo temporal, para demostrar que la alteración electroquÃmica de esta zona del cerebro es la causante de las experiencias religiosas.
En una investigación que tomó décadas Michael Persinger y su equipo de la Universidad Laurentian en Estados Unidos diseñaron un dispositivo que analizó el lóbulo temporal de cientos de personas. Con ello lograron provocar el sentimiento de que un espÃritu, o una presencia, estaba en el cuarto con ellos, cuando, de hecho, no habÃa nadie. Esto se sentÃa como un estado de revelación de la verdad universal. La estimulación duraba tres minutos, y cada sujeto luego traducÃa lo que habÃa sentido a su propia cultura y religión, algunos lo llamaban Dios, Buda, o una presencia benéfica. El afectar momentáneamente la actividad eléctrica del cerebro causaba en los pacientes una experiencia que en otras situaciones hubiese sido llamada sobrenatural, mÃstico, una revelación divina, un encuentro con Dios, o sencillamente algo "maravillosamente espiritual". Los resultados se publicaron en el 2007.
El neurocientÃfico argumenta que las experiencias religiosas son tan solo resultado de anormalidades eléctricas en el cerebro humano. Él opina que las inclinaciones religiosas de figuras fundadoras o que ayudaron a expandir religiones, como San Pablo, Moisés, Mahoma o Buda, son a raÃz de esas casualidades neurológicas.
“Dios no es más mÃstico que una rica cenaâ€, afirmó Michael Persinger. Se refiere a que la religión y la mÃstica provienen de estos eventos neurológicos que le dan placer al cerebro, por lo cual una rica comida que también nos da placer, para él es igual a un evento mÃstico.
Sin embargo, a pesar de la evidencia de las neurociencias los adventistas seguirán creyendo que Elena G. de White (cuya imagen acompaña esta entrada) tuvo visiones porque Dios se las envió, lo mismo dirán los musulmanes respecto a Mahoma, o los católicos sobre Santa Teresa de Ãvila, o los cristianos en general sobre Pablo, quien expandió el cristianismo. No obstante, la neurologÃa, y en especial la neuroteologÃa sigue sumando evidencias que todas las visiones están en el cerebro.
¿Y usted qué opina?
Las anteriores personas padecieron de epilepsia de lóbulo temporal, una condición anómala que les ocasionó visiones auditivas y visuales en las que vieron a Jesús, o ángeles, y otras escenas de caracter religioso. Afortunadamente, la tecnologÃa actual ha permitido investigar más el lóbulo temporal, para demostrar que la alteración electroquÃmica de esta zona del cerebro es la causante de las experiencias religiosas.
En una investigación que tomó décadas Michael Persinger y su equipo de la Universidad Laurentian en Estados Unidos diseñaron un dispositivo que analizó el lóbulo temporal de cientos de personas. Con ello lograron provocar el sentimiento de que un espÃritu, o una presencia, estaba en el cuarto con ellos, cuando, de hecho, no habÃa nadie. Esto se sentÃa como un estado de revelación de la verdad universal. La estimulación duraba tres minutos, y cada sujeto luego traducÃa lo que habÃa sentido a su propia cultura y religión, algunos lo llamaban Dios, Buda, o una presencia benéfica. El afectar momentáneamente la actividad eléctrica del cerebro causaba en los pacientes una experiencia que en otras situaciones hubiese sido llamada sobrenatural, mÃstico, una revelación divina, un encuentro con Dios, o sencillamente algo "maravillosamente espiritual". Los resultados se publicaron en el 2007.
El neurocientÃfico argumenta que las experiencias religiosas son tan solo resultado de anormalidades eléctricas en el cerebro humano. Él opina que las inclinaciones religiosas de figuras fundadoras o que ayudaron a expandir religiones, como San Pablo, Moisés, Mahoma o Buda, son a raÃz de esas casualidades neurológicas.
“Dios no es más mÃstico que una rica cenaâ€, afirmó Michael Persinger. Se refiere a que la religión y la mÃstica provienen de estos eventos neurológicos que le dan placer al cerebro, por lo cual una rica comida que también nos da placer, para él es igual a un evento mÃstico.
Sin embargo, a pesar de la evidencia de las neurociencias los adventistas seguirán creyendo que Elena G. de White (cuya imagen acompaña esta entrada) tuvo visiones porque Dios se las envió, lo mismo dirán los musulmanes respecto a Mahoma, o los católicos sobre Santa Teresa de Ãvila, o los cristianos en general sobre Pablo, quien expandió el cristianismo. No obstante, la neurologÃa, y en especial la neuroteologÃa sigue sumando evidencias que todas las visiones están en el cerebro.
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