Requiem por la metafísica

La metafísica quiere estudiar el ser. Su hermana la teología quiere estudiar un ser principal llamado dios. Ninguna sabe definir su objeto de estudio. Tampoco su método de estudio, que, hasta donde alcanzo, es algo así como:

“Vamos a ver hasta dónde llegamos usando nuestras intuiciones y nuestros prejuicios acerca de conceptos como espacio, tiempo, causalidad, extensión, esencia, fin, y algunos más.”

Se me dice que en los últimos tiempos la metafísica hace las cosas mejor. Que ha dejado su objeto de estudio, ahora se interesa por la ciencia, las matemáticas, la lógica,… Se me dice también que usa nuevos métodos, que define las cosas con precisión y que sabe de lógica, de matemática y de ciencia. O que metafísica es pensar que existe la realidad que intentamos comprender.

Lo que pasa es que si uno cambia de objeto de estudio y de método, no sé por qué se empeña en no cambiar de nombre a lo que hace, puesto que está haciendo algo completamente distinto. No seré yo quien prohiba a nadie poner el nombre que quiera a lo que hace, pero puede inducir a confusión. Los aerogeneradores para producir energía a partir del viento suelen ser llamados "molinos de viento". Ciertamente no son molinos. No me opongo a que se llamen así siempre y cuando sepamos que los molinos a los que se enfrentaba Don Quijote y los aerogeneradores hacen cosas completamente distintas.

Si se quiere formular hipótesis en física, eso se llama física. Si se quiere estudiar el método científico, se llama metodología o epistemología. Si se quiere estudiar el fundamento de la teoría de la probabilidad, eso se llama fundamentos de la teoría de la probabilidad. Si se quieren buscar maneras en las que puede ser lo que no conocemos, eso se llama especular o proponer hipótesis. Si se quiere ensoñar cómo puede ser aquello que no podemos conocer, se llama también especular o imaginar. Si se quiere pensar en lo que significa toda la ciencia, literatura y, en general, toda actividad humana en la manera de colocarnos en el mundo, eso se llama filosofía. Pensar que existe la realidad que intentamos comprender se llama vivir.

La metafísica estuvo bien cuando no sabíamos nada y empezamos a indagar. Dejó de tener sentido cuando supimos hacer ciencia. Desvarió cuando quiso retorcer el lenguaje para hacerle decir que los prejuicios de una religión eran proposiciones de la razón. Resulta patético su intento de recobrar un sitio en el mundo queriéndonos convencer de que hacer ciencia o vivir es hacer metafísica.

La metafísica murió hace tiempo, sin producir más conocimiento que el de su propia limitación. No hace falta resucitarla.

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