¿Qué es una democracia laica?


En el marco del "Día Internacional del Laicismo" queremos compartir este texto de Fernando Savater.

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¿Qué es una democracia laica? 
Fernando Savater

La sociedad democrática debe ser laica, no puede elegir serlo o no serlo. En el pasado la religión oficial ha servido para vertebrar la sociedad. La religión no pertenecía al ámbito privado. Pero en un momento dado, el centro de la vida social pasa a ser el debate y la controversia democrática. Fueron los griegos los primeros que convierten el debate en la asamblea en el centro de la vida social. En ese momento, lo que vertebra la vida social es algo revocable, en lugar de los fundamentos religiosos que son inalterables.

Se produce el paso de la sociedad teocéntrica, que pregunta a lo otro para saber cómo es ella, a la sociedad democrática en la que se pregunta a sí misma. Son los hombres los que se dan sentido. Lo característico de la sociedad democrática es que recibe su sentido de sí misma. La sociedad para los individuos y no los individuos para la sociedad. La sociedad clásica tenía un plus de estabilidad. Lo que no es humano es lo que está a resguardo. Cuando es la propia relación de ciudadanos el centro de la vida social, hay controversia y discusión.

La sociedad democrática no puede ser teocéntrica porque son términos contradictorios. Cuando la religión deja de ser el centro de la vida social es posible la sociedad democrática. La religión no tiene que desaparecer, simplemente debe dejar de ser el centro para que pueda existir la sociedad democrática.

En el momento en que la religión deja de ser el centro de la sociedad se convierte en la vía de búsqueda de sentido de los individuos. La sociedad da cierto sentido, pero somos mortales y, por eso también necesitamos la religión. La religión va a seguir teniendo un tema porque existe la mortalidad. La religión es una de las mayores transmisoras de sentido que ayudan a las personas a vivir con su finitud. Cada cual debe negociar su vida en ese asunto. La religión es un derecho de buscar sentido a la vida. Esto está en la base de la tolerancia democrática, que era tolerancia religiosa antes que política. Voltaire, asombrado por la tolerancia religiosa de los ingleses, decía: "Los ingleses van al cielo y al infierno cada cual por el camino que quiere".

Para que la religión sea vista como un derecho no solo es necesario la tolerancia del poder, sino también que el individuo renuncie a la religión como centro de la sociedad. La diferencia entre un fanático y un religioso, es que para el fanático la religión no es un derecho sino un deber para él y para todos los demás. Y además él considera que tiene el deber de hacer que los demás cumplan ese deber.

La Iglesia española dice que hay persecución religiosa cuando lo único que hay es que se les ha prohibido perseguir. Antes existía persecución religiosa porque eran ellos los que perseguían. La homosexualidad, el aborto, el divorcio... además de pecado eran delito.

Para la Iglesia persecución es que le quiten el derecho a decir la última palabra. La religión como derecho debe ser respetada pero como deber no puede serlo. Es incompatible con la democracia. En los países en que la religión es un deber no pueden convivir distintas iglesias, no puede haber tolerancia religiosa.

El Estado debe ser escéptico frente a la religión. El Estado laico trata mejor a las religiones que las tratarían otras religiones en un Estado teocrático. La mayor persecución religiosa ha sido por parte de otras religiones. La lucha por el laicismo está inscrita en la propia lucha democrática. El cristianismo es la religión para salir de la religión. Es la religión por medio de la cual se entra en el mundo laico.

Los dioses romanos cumplían una función estatal. Los romanos acosaban a los cristianos no por tener su propio dios sino por no adorar a los dioses de Roma. Los cristianos ponían por delante la distinción entre el mundo transcendente y el mundo social, que estaban radicalmente separados.

Este es el comienzo de separación entre el mundo social y el mundo de la religión. Cristo fue condenado por el Estado y, por tanto, no puede representarlo. El cristianismo introduce la separación de Iglesia y Estado. Ahora existe el debate de si la Constitución europea debe recoger una mención a la religión cristiana. En mi opinión sí debe recogerla pero no en el sentido que le da la Iglesia. Habría que mencionar al cristianismo para decir que gracias a él Europa es laica.

Respecto a la educación, se dice que sin la religión no podrían entenderse, por ejemplo, los cuadros de Zurbarán. Pero del mismo modo es interesante la mitología griega para comprender los cuadros renacentistas. Todo puede ser enseñado y estaría bien explicar la religión para entender la pintura religiosa, pero no puede ser dado por religiosos. La Iglesia no pretende enseñar la dimensión estética sino la ética.

En la escuela democrática se deben enseñar dos cosas: Una los conocimientos verificables, aceptados científicamente y respaldados dentro de los parámetros de la época. Otra los valores sobre los que hay acuerdo. No los que aceptan unos y otros no, sino los consensuados, las pautas éticas aceptadas.

Lo demás es aceptable pero no debe estar en la enseñanza y mucho menos en la enseñanza pública. La religión es respetable siempre que no contradiga los valores constitucionales. Existe el derecho a aprender la religión pero costeándoselo el mismo individuo. La sociedad no debe costearlo ni mucho menos imponerlo.

La religión tiene derecho a decir qué es pecado pero no ha decir qué es delito. Tampoco es lógico que diga, por ejemplo, que la homosexualidad es una enfermedad. Eso deben decirlo los médicos que son los que entienden de esos temas.

La modernidad consiste en alejarse de la religión como vertebradora de la sociedad. Debe vertebrarse hacia la polémica, la controversia y el debate democrático. La educación sirve para dar la posibilidad a todos de que la religión sea un derecho. Es necesaria una educación sobre contenidos verificables y valores aceptados para que cada cual sea libre de elegir su propia religión. La Iglesia no puede considerar persecución que se le dé el mismo trato que al resto de organizaciones.

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