¿PUEDE EL PENSAMIENTO RELIGIOSO ACERTAR A CIEGAS?

Copio algunas respuestas a los comentarios dn otra entrada.
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Consideremos las ideas sobre la estructura FÍSICA del universo que han tenido muchos pueblos pre-científicos (p.ej., que la tierra está en el caparazón de una tortuga, etc.). Estos son temas sobre los que es posible alcanzar algún conocimiento científicamente razonable. Y planteémonos la siguiente cuestión: ¿cuál es la probabilidad de que, tomado un pueblo primitivo al azar, y consideradas sus ideas sobre la estructura física del universo, esas ideas sean bastante parecidas a la realidad -que en este caso, podemos conocerla bastante bien-?
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Sabemos que la respuesta es un número muy bajo. Pues ahora consideremos la misma pregunta pero referida a un tema que, ENCIMA, es TAN DIFÍCIL que ni siquiera la investigación científica puede ofrecer una respuesta razonable, es decir, es un problema MUCHOS ÓRDENES DE MAGNITUD más complicado que el de la estructura física del universo. ¿Alguien puede creer EN SERIO que la probabilidad de que esos pueblos pre-científicos hayan ACERTADO en sus conjeturas sobre "la causa última del universo" es MAYOR que la probabilidad que tenían de acertar sobre un problema acerca del que, por lo menos, sí que hay alguna forma humanamente accesible de resolver, al menos de modo aproximado?
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En definitiva: mi tesis es que no hay razones para pensar que el pensamiento pre-científico haya tenido una probabilidad de "dar en el clavo" relativamente alta al abordar un problema sobre el que ACEPTAMOS QUE NO HAY NINGUNA MANERA DE AVERIGUAR NADA DE NADA, mientras que cuando han abordado problemas sobre los que sí que es posible averiguar algunas cosas han fracasado estrepitosamente. Más bien lo razonable parece ser esperar que en el primer caso HAYAN FALLADO CON UNA PROBABILIDAD TODAVÍA MÁS ALTA.
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Naturalmente, TODAS las conjeturas sobre ese tema del que no podemos saber nada están abiertas, no hay nadie que establezca una prohibición a los intentos de buscar nuevos argumentos o "pruebas". Pero es que son dos cosas completamente distintas: una es la de dejar abierta civilizadamente la discusión, y otra es la de tener la honestidad de reconocer que la probabilidad de que los visionarios hayan "dado en el clavo" no es más alta cuando se han ocupado de responder a la pregunta "¿tiene el mundo un creador?" que cuando lo han hecho con la pregunta "¿cuál es la disposición espacial de la tierra en el cosmos?".

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