Lo que está por venir


Una de las principales razones que tengo para querer vivir eternamente es la de ver el futuro. Cuando pienso en cómo será el mundo dentro de cuatrocientos o mil años me da mucha lástima no poder estar allí para contemplarlo. Y más me fastidia cuando pienso en alguien como, por ejemplo, Guillermo de Ockham, una inteligencia privilegiada en la Edad Media, y en adelantos de la tecnología que hoy son una realidad como los teléfonos móviles o Internet, y me pregunto si podríamos explicarle lo que son. ¿Podría Ockham, hombre del Siglo XIV,  entender cómo transmitimos imágenes y sonidos a unas cajitas de plástico de colores mediante ondas electromagnéticas que viajan invisibles por la atmósfera?  ¿Podríamos explicarle a Ockham qué es un Blog? En su época era algo absolutamente inimaginable. Entonces, lo que realmente me fastidia es lo que existirá siendo absolutamente inimaginable para mí dentro de cuatrocientos años y que yo no estaré para ver.  Si Internet sería incomprensible para Ockham, ¿qué será lo incomprensible para nosotros?

Y la cosa cobra más incertidumbre si aceptamos la hipótesis de la singularidad tecnológica. Si dentro de x años superinteligencias computerizadas van a inventar cosas que nuestras sencillas inteligencias de homínido no pueden ni soñar… ¿Qué nos deparará el futuro? Aquí os dejo un pequeño adelanto de lo que está por venir en los próximos años,  el breve lapso de tiempo que nuestra escasa capacidad predictiva del avance tecnológico nos puede describir.

Véase ¿Quién puede negar la idea de Progreso? (II)

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