Lo que Dios odia: Los delatores
Sigo con las traducciones del blog Stuff God Hates, cuyo autor, God, gentilmente me autorizó a hacer. La entrada original está aquÃ.
Los delatores
¡Prepárate tú, que lees esto, para estremecerte y temblar ante la IncreÃble Palabra de Dios, escrita por EL MISMO SEÑOR!
Hoy quiero hablar de algo que hace hervir Mi Sangre. Buchones, botones, bocones, como quieran llamarlos: ¡odio a los delatores!
Yo, el Todopoderoso Señor Soberano, ¡desprecio a aquellos que delatan a los demás! Se los aseguro, su deuda será pagada por completo. ¡Los traidores se ganan la traición!
A nadie le gustan los chismes, menos aún al Señor. Los considero uno de los pecados más odiados dentro de Mi Top 500.
De hecho, me gustarÃa aprovechar esta oportunidad para añadir un nuevo super-mandamiento a Mi Lista de Diez:
11. No delatarás.
Este mandamiento suplanta a todos los demás mandamientos, excepto la idolatrÃa. Si ves a alguien adorar a otros dioses, ¡mándame una oración de alerta inmediatamente!
Aún cuando me disguntan los delatores, aquà no voy a identificar a alguien especÃficamente para que lo ridiculicen. Eso Me harÃa un delator de delatores.
Sin embargo, debo expresar Mi Ira Sublime a los muchos miles de muchachos zorros preadolescentes que han delatado a Mi Clero. Al hacer eso, ¡me han delatado a Mà y se trajeron sobre sà su ruina eterna!
¡Oh, la injusticia! He visto a muchos humildes sacerdotes perder su trabajo meramente por forzar a los jóvenes niños de la parroquia a chupar sus penes.
Cuando pienso en todos esos inconstantes niños del altar, a quienes los honré con la posibilidad de servir a Mi Iglesia, ¡sólo para verlos traicionarme!
Bueno, pueden disfrutar de sus dineritos robados a Mà en juicios mientras estén en la Tierra, pero pasarán toda la eternidad en el Infierno por sus crÃmenes de delación. AllÃ, ellos serán violados una y otra vez por todos los tiempos, y no tiernamente como lo hacÃan Mis Sacerdotes, sino salvajemente -como es la manera de los demonios.
Yo, El Señor Todopoderoso, he hablado.
Los delatores
¡Prepárate tú, que lees esto, para estremecerte y temblar ante la IncreÃble Palabra de Dios, escrita por EL MISMO SEÑOR!
Hoy quiero hablar de algo que hace hervir Mi Sangre. Buchones, botones, bocones, como quieran llamarlos: ¡odio a los delatores!
Yo, el Todopoderoso Señor Soberano, ¡desprecio a aquellos que delatan a los demás! Se los aseguro, su deuda será pagada por completo. ¡Los traidores se ganan la traición!
A nadie le gustan los chismes, menos aún al Señor. Los considero uno de los pecados más odiados dentro de Mi Top 500.
De hecho, me gustarÃa aprovechar esta oportunidad para añadir un nuevo super-mandamiento a Mi Lista de Diez:
11. No delatarás.
Este mandamiento suplanta a todos los demás mandamientos, excepto la idolatrÃa. Si ves a alguien adorar a otros dioses, ¡mándame una oración de alerta inmediatamente!
Aún cuando me disguntan los delatores, aquà no voy a identificar a alguien especÃficamente para que lo ridiculicen. Eso Me harÃa un delator de delatores.
Sin embargo, debo expresar Mi Ira Sublime a los muchos miles de muchachos zorros preadolescentes que han delatado a Mi Clero. Al hacer eso, ¡me han delatado a Mà y se trajeron sobre sà su ruina eterna!
¡Oh, la injusticia! He visto a muchos humildes sacerdotes perder su trabajo meramente por forzar a los jóvenes niños de la parroquia a chupar sus penes.
Cuando pienso en todos esos inconstantes niños del altar, a quienes los honré con la posibilidad de servir a Mi Iglesia, ¡sólo para verlos traicionarme!
Bueno, pueden disfrutar de sus dineritos robados a Mà en juicios mientras estén en la Tierra, pero pasarán toda la eternidad en el Infierno por sus crÃmenes de delación. AllÃ, ellos serán violados una y otra vez por todos los tiempos, y no tiernamente como lo hacÃan Mis Sacerdotes, sino salvajemente -como es la manera de los demonios.
Yo, El Señor Todopoderoso, he hablado.