Lo que Dios odia: Demasiadas preguntas

Sigo con las traducciones del blog Stuff God Hates, cuyo autor, God, gentilmente me autorizó a hacer. La entrada original está aquí.

Demasiadas preguntas

¡Prepárate tú, que lees esto, para estremecerte y temblar ante la Increíble Palabra de Dios, escrita por EL MISMO SEÑOR!

En esta entrada de Mi Terapia de Odio, Yo, El Todopoderoso Señor tu Dios, siento que por fin he logrado penetrar en las defensas enemigas. Creo que he descubierto una de las mayores incitaciones, cuestiones nucleares subyacentes en la raíz misma de Mi Eterna Infelicidad... ¡demasiadas preguntas!

Ahí está la cosa: realmente odio cuando la gente hace demasiadas preguntas, ¿ok? ¿Cómo se atreven a hacer tantas preguntas? ¿Podrían parar, por favor? Por favor, ya es suficiente.

No Me malentiendan: no odio todas las preguntas per se. Hay preguntas buenas y preguntas malas. Las preguntas buenas son las del tipo: "¿Qué he hecho últimamente por Dios?" o "¿Cómo puedo ser un mejor esclavo para Dios?".

Las preguntas malas son casi todas las demás.

Ya saben, trato de ser amable. Trato de ir por Mi camino para ser el mismo viejo Dios amoroso que ustedes siempre conocieron. ¿Y qué es lo que consigo a cambio? ¡Nada, sino preguntas insultantes, insanas, idiotas, capciosas arrojadas hacia Mí a diestra y siniestra!

La gente Me pregunta cuestiones exasperantes como: "¿Hey, Dios, cómo puede el libre albedrío ser real si tú eres omnisciente?" ¡POR ESO! Sólo por eso, ¿ok? Los dos existen al mismo tiempo. ¡Sólo acéptalo y ten algo de fe, charlatán!

Otra pregunta que odio: "Hmmmm Dios, ¿podrías hacer una roca tan grade que Tú mismo no pudieras levantar? Y si no, ¿por qué no?" Argggh! ¡SI, PODRÍA! Y no, no podría. Obviamente, ambas son verdaderas al mismo tiempo ¡porque Yo soy todopoderoso, idiota!

Y aún cuando Yo soy omnisciente, omnipresente, todopoderoso y también demasiado misericordioso, ¡ustedes, tontos mortales, tienen la caradurez de preguntar aún si Yo existo o no! Sin dudas, esta es la pregunta que Yo odio más. Cuando la gente cuestiona Mi existencia, Me lleva más allá de mi nivel normal de furia hacia una nueva clase de súper-rabia surrealista, desconcertante e imparcial.


Pregúntate a ti mismo, ¿cómo te sentirías si cada uno que conoces estuviera debatiendo constantemente si TÚ existes o no? ¿No te pondría loco? ¿No te pondría más que un poco alocadamente furioso? Por supuesto que lo harías. Bueno, eso es lo que, en resumidas cuentas, Me hace a Mí.

Me acuerdo una vez, hace poco, luego de un trimestre particularmente malo, en el que se me fue más de medio millón de personas al ateísmo, me enojé tanto que me apagué por 5 días. No me acuerdo muy bien lo que hice, pero me recuperé.

Diré, sin embargo, que hay una sola pregunta que genuinamente Me gusta que me hagan. De hecho, Me hace tan feliz que tengo una Erección Divina cada vez que la oigo; y esa pregunta es: "¿Por qué, Dios? ¿Por qué?".

¡JAJAJA! ¡PORQUE -MORTAL- TE ODIO!

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