Lo que Dios odia: Asia

Sigo con las traducciones del blog Stuff God Hates, cuyo autor, God, gentilmente me autorizó a hacer. La entrada original está aquí.

Asia

¡Prepárate tú, que lees esto, para estremecerte y temblar ante la Increíble Palabra de Dios, escrita por EL MISMO SEÑOR!

Hoy quisiera hablarles acerca de algo que verdaderamente Me disgusta: el continente de Asia.

Asia es una gran pérdida de espacio y Yo desprecio hasta la última nación, animal (*) y los bastardos comunistas paganos que viven allí. Sin embargo, no odio su topografía. A diferencia de Africa -de la cual estoy profundamente, profundamente avergonzado- realmente estoy bastante satisfecho con las tierras que hice en Asia (con excepción de Rusia, Mongolia y Kazakhistán).

No, lo que Yo detesto es, estrictamente, la gente y los gobiernos de Asia. ¿Y preguntan por qué? ¡Porque no Me veneran! Quiero decir, ¡por Mi Bien! Yo sólo soy el Perfecto Creador de Todo el Universo, pero ¿a ellos le importa? No, ellos Me ignoran totalmente.

¿Y qué es lo que hacen, en cambio? Pierden su tiempo venerando filósofos insolentes y putas de 4 brazos olorosos y toda clase de otros sinsentidos idiotas.

¿Pero saben lo que realmente, absolutamente me mata sobre Asia? La loca cantidad de gente que hay allí, y que pasan sus vidas enteras ignorando descaradamente Mi Existencia. Es el continente más grande de Mi Planeta y tiene más del 60% de toda la vida humana. ¡ESO SON MAS DE 4.000 MILLONES DE PERSONAS ESTRAFALARIAS! Y Yo, el Señor Todopoderoso, ¡sólo tengo unos lamentables 25 millones de seguidores en todo ese estúpido continente entero!

Absolutamente patético. Pero ya saben, no puedo más que sentir que es parcialmente Mi Culpa. Probablemente, si no hubiera derrochado demasiado tiempo enfocándome sólo en Israel, en los viejos días; probablemente, si Me hubiera diversificado más, hoy no tendría este problema.

¡Y tampoco hay forma de convertir a estos paganos! Lo sé, Yo he tratado. Mandé allí ola tras ola de Mis misioneros más intimidantes, todo inútilmente. ¿Sabían que adorarme está prohibido en China? ¡Es verdad!

Les digo, es francamente frustrante. Como resultado, la mayoría de las veces trato de golpear a los asiáticos tanto como puedo. Siempre los estoy castigando con tsunamis y terremotos y erupciones volcánicas y plagas y penes pequeños. Eso explica que sólo la semana pasada impacté China con un terremoto y Myanmar con un ciclón. Aún así, sólo conseguí matar unos miserables 120.000 asiáticos. Sólo otros 3.999.880.000 más y termino.

(*) Yo soy la razón por la que los pandas no se aparean para salvar su especie. Realmente, odio los pandas.

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