Las piezas lego de la naturaleza. La historia más extraña jamás contada. Y parte 11.

Las interpretaciones y los abusos

Hay varias interpretaciones de la mecánica cuántica. Las dos más famosas son (i) el colapso de la función de onda y (ii) la existencia de múltiples universos.

La (i) es la interpretación de Copenhague y toma literalmente lo que se hace con las funciones de onda. En el modelo, cuando se mide una variable, deja de ser incierta. Esto se traduce a la realidad diciendo que la onda de una partícula colapsa al ser medida. Deja de ser una variable aleatoria para ser un valor.

La (ii) es su más conocida alternativa. Viene a decir que cada uno de los valores que puede tomar una media se toman en algún universo. O, lo que es lo mismo, cada vez que una función puede tomar varios valores, el universo en el que está actualmente la partícula se divide en tantos universos como valores son posibles.

Hoy por hoy, cualquiera de estas interpretaciones es pura especulación. No hay ninguna observación o experimento concebible que nos pueda valorar una u otra. Hay quien dice que, por esto, ambas interpretaciones son metafísica. Yo prefiero decir que son especulaciones y maneras de hacer más o menos intuitiva la mecánica cuántica.

Junto a este tipo de especulaciones inofensivas hay toda una moda de usar la mecánica cuántica para hacerle decir lo que no dice. Claro, como es tan incomprensible y contraintuitiva, queda muy bien para justificar otras cosas también contraintuitivas … y falsas.

Aquí van unos pequeños ejemplos de abusos de la mecánica cuántica:

1.- El observador influye en lo observado.

2.- La ausencia de determinismo en la mecánica cuántica permite el libre albedrío.

3.- La consciencia puede provocar el “colapso de la función de onda” para que tome el valor que quiera.

Expliquemos esto con detalle.

1.- El observador puede o no influir en lo observado cuando salimos del ámbito de la mecánica cuántica. Cuando estamos en el mundo macroscópico en el que vivimos, ninguna de las extrañezas cuánticas son observables, así que esta afirmación no puede entenderse más que como metáfora, no como aplicación ni consecuencia de la mecánica cuántica. Además, la mecánica cuántica tampoco dice exactamente eso. Dice que el futuro se va construyendo según van interactuando las partículas elementales y según unas reglas probabilísticas determinadas que contradicen la intuición de que los valores de las distintas cualidades de una partícula están predeterminados. El observador lo que hace es provocar interacciones.

2.- El determinismo de Newton y de Einstein dejaba al Universo sin lugar para el libre albedrío, que quedaba como una ilusión de los autómatas mecánicos que seríamos todos los seres vivos, ser humano incluido. El fundamento probabilístico de la mecánica cuántica es, para muchos, una posible vía de escape para que exista el libre albedrío. No sé bien por qué. El que las cosas sucedan con una regla probabilística no deja tampoco lugar al libre albedrío. Uno no puede elegir el número que mostrarán los dados cuánticos. No hay libertad de elección en la mecánica cuántica, por lo que seguimos donde estábamos con respecto a este problema.

3.- Esto es una versión fuerte del punto anterior. Si algunos pensaban que uno, en su cerebro, puede decidir uno u otro valor cuántico cuando toma decisiones, otros piensan que podemos ir más allá y fabricarnos la realidad a medida con el poder de la mente. Los magufos de la película What the bleep do we know? (¿Y tú qué sabes? en su versión española) caen en este y en todos los demás abusos de la mecánica cuántica para justificarse.

Estos abusos no son inofensivos. Con frecuencia hay detrás de ellos sistemas de autoayuda, de pretendida psicología,… que venden remedios que no tienen.

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