Las piezas lego de la naturaleza. La historia más extraña jamás contada. Parte 1.

Los primeros átomos

Entre los antiguos griegos surgió la necesidad de explicar de dónde sale la diversidad de todo lo que nos rodea. Comenzó la búsqueda del arché o principio. Diferentes filósofos postulaban diferentes alternativas. El ser, el apeiron, el agua, el aire, el fuego (como cambio), los elementos tierra, agua, aire y fuego tomados en su conjunto, el número,… fueron candidatos para ser el principio que organiza el mundo. Se postulaba que el arché se transformaba, mediante algún proceso, en cada una de las cosas que nos rodean.

En esta tesitura salieron dos voces discordantes. Leucipo y Demócrito postularon que las diversas cosas del universo son combinaciones distintas de otras entidades llamadas átomos, que carecen de cualidades, y que se presentan en diferentes tamaños. Además, son ganchudos para poder unirse entre sí. Así, lo que hace que cada cosa sea a su manera es la combinación de los átomos que la componen. Es como que hubieran dado con la idea de que el universo se crea con piezas de lego.

Por influencia de Aristóteles, esta idea nunca prosperó entre los filósofos, para quienes la idea de la esencia del ser sería el problema principal. La tradición atomista siempre fue minoritaria, con figuras posteriores como Lucrecio, ya en la época romana, y poco más. Tuvo que llegar el Renacimiento para que Gassendi considerara el atomismo como la hipótesis más razonable para la explicación de la naturaleza. A partir de aquí fue la hipótesis de los científicos y de algunos filósofos (todavía se mezclaban en estas épocas).

La idea del átomo era extraña a la física y a la metafísica aristotélicas, pero todavía no había revelado todas las sorpresas que traería el desarrollo de esta hipótesis materialista del Universo. Sorpresas que harían de ella la historia más extraña jamás contada y que aquí comienza.

Mis idas:

1. Cuando, en tiempos de ignorancia, varias personas aventuran hipótesis, es posible que alguna acierte por casualidad con algún rasgo de lo que se descubrirá más tarde. No tiene por qué haber en ello más sabiduría que la que se tiene al acertar una quiniela y, sin embargo, de todas las hipótesis antiguas acerca de la constitución de la naturaleza, esta de los atomistas tiene toda la pinta de ser una gran idea o intuición más que una casualidad. Basta ver con qué naturalidad daba ya algunas respuestas a la variedad de la realidad basándose en muy pocos elementos primitivos, a saber, la existencia de los átomos y su capacidad de combinarse. Dos mil años de metafísica no pudieron llegar a tanto.

2. A veces me imagino cómo hubiera sido la evolución de la cultura occidental de haber prevalecido las ideas de Leucipo y Demócrito. Estoy convencido de que se habría desarrollado mucho antes la ciencia y hubiera tenido menos cabida la religión. La búsqueda de la esencia, la inmanencia, la trascendencia y demás "encias" del ser y de la cosa en sí hicieron divagar a gente sabia durante más de dos mil años. Aún hoy, a pesar de lo que sabemos del mundo y de la composición de todas las cosas que nos rodean, sigue habiendo gente entretenida en metafísicas que tienen su origen en ideas completamente erróneas acerca de cómo es el mundo. En esto coinciden discursos religiosos, esotéricos y metafísicos.

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