La iglesia y los nazis

¡Que bonito matrimonio! Durante la segunda guerra mundial nadie se entretuvo en bombardear las lineas de tren que llevaban a los campos de concentración a los judios (entre otros) porque se supone que no sabían que existían (¡Sí y que más!) y ahora 60 años después inútiles lamecirios con las mismas ideas llegan a las mismas conclusiones, tatuar a los homosexuales para "advertir de su peligro". ¡Como se les ve el plumero a estos curillas!

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