La calidad bien entendida

En una entrada anterior hablaba de cómo una mejora tecnológica puede no venir acompañada de una mejora de la calidad debida a la complicación de su uso. Paradojas modernas. A la luz de esa entrada y de esta otra sobre el consumismo es que escribo la de hoy.
Voy a considerar otros aspectos que inciden en la falta de calidad de buena parte de las cosas que consumimos. No solo hay comida basura, también tenemos música intrascendente, ropa que dura dos dÃas, turismo de masas, educación mediocre, telebasura, aparatos de usar y tirar, literatura barata, pelÃculas de serie B, bienes de todo a 100, …
Propongo la siguiente explicación. Pongamos que tenemos un mundo (acaso pre-industrial) donde es posible tener un bien de calidad por 100 y uno de poca calidad por 30. En este mundo algunos optarán por uno u otro según sus gustos y su renta. Pongamos ahora que la cosa cambia (acaso haya una revolución industrial), de manera que es posible obtener el bien de calidad por 80 y el de poca calidad por 1. En este mundo, de nuevo, la gente optará por uno u otro según preferencias y renta, como antes.
Habrá, sin embargo, una diferencia crucial: el bien de poca calidad se ha hecho mucho más barato en comparación con el de calidad. Para unas preferencias razonables de los individuos, se demandará una proporción mucho mayor de bienes de poca calidad en relación a los que se demandaban antes del cambio en los precios (debidos a cambios en los costes de fabricación). En este mundo post-industrial habrá más de todo (de mucha y poca calidad), pero en proporción habrá más bienes basura, de poca calidad, de usar y tirar.
El mundo es, ni que decir tiene, mucho más complicado que lo esbozado anteriormente. Las mejoras tecnológicas no solo sirven para abaratar costes, sino para crear otro tipo de bienes, habrá también calidades intermedias,…, pero creo que este modelo súper simplificado nos puede dar una primera explicación de lo que está pasando.
En este modelo que he propuesto, no tiene por qué ocurrir que en todos los aspectos estemos rodeados de mediocridad. Algunas personas buscarán ropa de calidad, mientras otras vestirán con prendas que duran unas pocas semanas de uso. A otras les preocupará el buen yantar y se gastarán ahà sus cuartos, pero les importarán un pimiento oÃr música en condiciones, por ejemplo. Otras darán prioridad a la buena educación. Algunas personas melómanas oirán música bien grabada y en buenos equipos. Otras estarán satisfechas con oÃr música de cualquier manera, con auriculares y en el metro, o con los altavoces baratos de un ordenador. Habrá quien quiera amueblar y decorar su casa con muebles y objetos artÃsticos de calidad, otros se conformarán con muebles sencillitos y con souvenires made in China.
Cuando hablo de calidad no me refiero a comer en El Bulli ni tener un Picasso en la pared o vestir prendas pijas. Lo que digo vale perfectamente para una calidad aceptable. Cuando viajamos, por un par de cientos de euros suele ser posible comprar algún objeto de buena calidad de los artesanos locales o, con ese mismo dinero, comprar un montón de recuerdos baratos. En lo culinario, por un poco más de tiempo o dinero, es posible comer mejor (tanto cuando uno cocina como cuando come fuera), pero claro, es tan fácil poner una pizza en el horno o freÃrse unas croquetas congeladas…
DifÃcil nos lo pone el mundo moderno para tener calidad en todo. Requiere un poco de conocimiento y de disciplina poder abstenerse de la cantidad para mejorar la calidad y disfrutar con ella.
Sic transit gloria mundis.





























