Izquierda-derecha: Los objetivos y las restricciones

Desde la izquierda se suele pensar que ser de izquierdas es seguir las ideas del progreso, de la solidaridad y de la igualdad, mientras que ser de derechas significa no dar importancia a las desigualdades humanas, asentar los privilegios de los ricos y estar anclado en ideas caducas.
Desde la derecha se tiende a pensar que ser de derechas es abogar por una sociedad ordenada y estable en la que cada ser humano pueda encontrar su sitio, con trabajo incluido. Ser de izquierdas, en cambio, implica diluir la responsabilidad individual y llevar a la sociedad por caminos tortuosos para perseguir utopÃas irrealizables.
Hoy en dÃa, sin embargo, es muy frecuente oÃr cómo la derecha rechaza que la izquierda se apropie de las ideas de igualdad, progreso y solidaridad, mientras que la izquierda, a su vez, rechaza que solo la derecha quiera una sociedad ordenada y estable. Ninguna se identifica con la imagen que tiene de ella la otra. ¿Debo aclarar que estoy hablando en términos muy generales y que seguramente no incluya a todo el espectro de derecha e izquierda?
Realmente las distinciones entre izquierda y derecha se han difuminado bastante en los últimos tiempos. Ambas tienen razón en sus quejas sobre su estereotipo negativo propio y sobre el estereotipo positivo del otro.
Creo que hay una componente distinta en lo que es la mentalidad de derechas frente a la de izquierdas. Se trata de una conceptualización que tomo de Binmore y que concuerda con estudios psicológicos, como los de John Jost, sobre la relación que hay entre cómo nos enfrentamos a los distintos problemas de la vida y cómo nos adscribimos polÃticamente. El modelo es el siguiente.
Cada problema requiere identificar dos elementos fundamentales. El primero es el objetivo que se pretende alcanzar, el segundo los impedimentos que se interponen en el camino de ese objetivo. La solución será acercarse lo más posible al objetivo sin darse de tortas con la realidad. Matemáticamente, se trata de elegir los valores de las variables de control (lo que puede hacer un gobierno, por ejemplo) para maximizar una función objetivo (unos niveles de desarrollo, igualdad,…) sujeto a la condición de que los valores de las variables cumplan unas restricciones (que no se salten la legalidad, pero que tampoco se salten las leyes de la economÃa -por ejemplo, la que dice que si todo el mundo cobra lo mismo nadie trabajará).
En este esquema podremos decir que una persona de derechas tenderá a enfatizar las restricciones y, por tanto, a ser escéptica en la posibilidad de realizar cambios, por mucho que pueda estar de acuerdo con los fines últimos de algunas propuestas de esos utópicos izquierdosos, que no se dan cuenta de que cada vez que quieren cambiar algo, lo empeoran todo más. Una personalidad poco aventurera ayudará a tener esta disposición.
Una persona de izquierdas, en cambio, enfatizará la función objetivo y tenderá a pensar que las restricciones pueden ser superadas con esfuerzo y voluntad, que es cuestión de proponérselo y no sentarse y estar conformes con el estado de las cosas, como hacen esos conservadores que se asustan por todo. Una personalidad abierta será la que ayude a desarrollar estas preferencias polÃticas.
Los problemas de las sociedades han ido cambiando con los tiempos, como también lo han hecho las restricciones materiales, legales, costumbristas, tecnológicas y demás. Lo que quiere decir que la actitud frente a la posibilidad de perseguir ciertas metas ha podido variar con el tiempo sin necesidad de variar la mentalidad de acuerdo con el esquema anterior. Si ahora hay menos restricciones para eliminar privilegios sociales, el conservador no tendrá tantos problemas como antes para adherirse a ese proyecto. Si las restricciones para conseguir la igualdad plena en disfrute de bienes y servicios se han hecho evidentes, el progresista puede aceptar que habrá que resignarse a que siempre haya algún nivel de desigualdad y no propugnar una revolución para conseguir lo imposible.
Post Scriptum:
Cuando tenÃa preparada esta entrada me entero que Hugo acaba de publicar una que puede complementar esta. La recomiendo.





























