Fundamentalismo aplicado

Hace ya varios años, circuló por internet una carta abierta a unas supuestas declaraciones de una tal Laura Schlessinger. Desconozco si la tal Laura Schlessinger dijo lo que dicen que dijo, pero tampoco tiene importancia, porque sabemos que muchos sostienen cosas semejantes: básicamente pretender imponer cualquier conducta ética con la excusa de que así lo dice la Biblia. La respuesta menciona otras tantas afirmaciones que la Biblia hace sobre cuestiones éticas, que en general son vistas como brutalidades para casi cualquiera de nosotros, y a partir de ahí pretende hacernos reflexionar sobre las consecuencias de aplicar literalmente a la Biblia como guía moral. Se citan la trata de esclavos, la venta de personas, maltrato a la mujer, lapidaciones y otras bestialidades que, lejos de condenar, la Biblia aprueba y regula.

Muy a pesar de las leyes que Dios inspirara o dictara hace ya varios siglos, y que pueden leerse en varios libros sagrados de varias religiones, en algunos lugares del planeta hemos podido escribir éticas más tolerantes. De a poco hemos aprendido a construir actitudes más amables con otras naciones, con otras etnias, con otras culturas, con otras ideologías, e incluso, muy lentamente con las mujeres. Claro que cada movimiento en favor de la convivencia pacífica, de la pluralidad y de la tolerancia, tiene una reacción en contra de los fundamentalistas que encuentran en dicho movimiento un claro desafío a la palabra de Dios. El proceso entonces se hace lento, y con algo de suerte, cuando la intolerancia se hace insostenible, surge alguna reinterpretación de los textos divinos para aceptar que en realidad cosas como lapidar a una mujer por no conservar su virginidad no es una gran idea.

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