Encubrimiento de pederastas en la Arquidiócesis de Medellín

El sacerdote acusado de pederastia Roberto Antonio Cadavid Arroyave
en Brooklin, Nueva York.
Fuente: Nuestra Voz
Mientras en Chile la Fiscalía ingresaba la semana pasada a varias sedes arzobispales en Colombia la impunidad reina en el escándalo de pederastia de la ciudad de medellín.

Horror en el Colegio Parroquial

La parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Bello (municipio anexo a Medellín) tiene un colegio católico anexo que recibió en 1998 al sacerdote Roberto Antonio Cadavid Arroyave  

El padre Roberto Cadavid es un sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín. Fue el primer sacerdote ordenado en la Diócesis de Girardota, en Colombia. Nació en 1960. En la Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá estuvo desde 1988 hasta el 2005, cuando la fuerza policial lo escoltó tras varias denuncias por pederastia.

Una de las víctimas del sacerdote Cadavid en Bello resultó tener a alguien cercano perteneciente a una banda delincuencial que entonces operaba en ese municipio. Eso llevo a que el sacerdote se resguardara en la casa cural. La policía y el ejercito lo trasladaron para su protección a los pocos días.

El portal católico AciPrensa narró este hecho diciendo que ocurrió en febrero de 2005. No menciona que la razón de las amenazas era por abuso de menores. Aunque afirmaron que la comunidad "no entienden por qué motivos su iglesia se encuentra sin sacerdote, y menos cuando éste se distinguía por su trabajo con los jóvenes".


Ahora en Manrique, Medellín

Las graves acusaciones contra Cadavid no generaron mayor sorpresa para el arzobispo Alberto Giraldo Jaramillo que lo nombró párroco en Santa Ana en Manrique Oriental, comuna 3 de Medellín. Y pues ¿qué hace la Iglesia católica colombiana cuando hay señalamientos de abuso de un sacerdote? Nombrarlo rector de un colegio. En esta ocasión fue encargado de dirigir el Colegio Pablo VI. Y como en los demás casos "aislados" que la iglesia ha encubierto, el pederasta volvió a atacar.

Uno de los jóvenes afectados que por entonces tenía 14 años (hoy tiene 27) narró a El Tiempo lo ocurrido:

“Yo era el monaguillo de la parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en Bello, Antioquia, y el padre Roberto Cadavid era el rector del colegio y párroco de la iglesia. Él sabía de la mala situación de mi familia y me dijo que sirviera de mesero en la celebración del día del profesor. Se terminó muy tarde y me dijo que me quedara: esa noche abusó de mí”.

Para callar a las víctimas, hubo pagos según el monaguillo. La fuente de El Tiempo dice que le pagaron 88 millones de pesos por su silencio, de los cuales la copia de un cheque por seis millones fue aportado al diario.
Presunto pago para silenciar a abusado sexual en Medellín. Fuente El Tiempo.
Aún nadie sabe si el padre echaba mano de los fondos de la Iglesia para estos giros.
“A través de un profesor de confianza, me entregó ese cheque y otro por 2 millones de pesos”, dije el exmonaguillo a El Tiempo.

La fuente principal de la investigación, cuyo nombre El Tiempo y La W mantienen reservado, indicó que la familia de uno de los menores denunció al sacerdote ante la curia arzobispal. El menor, víctima de los abusos, señaló que otro compañero también habría sido abusado por el sacerdote. Y como ocurre siempre en estos "casos aislados", la curia no lo denunció ante la Fiscalía General de la Nación, como es su deber legal, sino que trató de callar las familias. La fuente comenta que a la primera familia le pagó una suma superior a los 100 millones de pesos que habrían salido del bolsillo del sacerdote y pagados supuestamente en efectivo. En el caso de la segunda familia, la Arquidiócesis de Medellín tomó la iniciativa de buscar a la familia de la otra supuesta víctima. 

Las gestiones, sin ningún éxito, las habría realizado el entonces vicario general de la Arquidiócesis, monseñor Alfonso Vásquez Benjumea. Dice la fuente al tratarse de una familia muy católica, ellos manifestaron querer tan solo "querer olvidar el incidente". Razón por la que la Iglesia ya podía quedar tranquila por ese lado. No obstante, el arzobispo de Medellín, en entrevista del primero de marzo con la W, niega la existencia de tales conciliaciones.


Con vuelo a Brooklin, Nueva York

Tras el nuevo escándalo en el Colegio Pablo VI la iglesia decidió dejar pasar unos meses para que el tema se olvidara. Y es aquí donde entra el actual Arzobispo de Medellín Monseñor Ricardo Tobón.

Tobón afirma que el sacerdote fue suspendido y que a ellos no le correpondía denunciarlo ante las autoridades. He aquí parte de la entrevista hecha por el periodista Juan Pablo Barrientos de La W.

JPB: El padre Roberto Cadavid, ¿qué pasó con él? Quien después de denuncias de pederastia en la parroquia de Chiquinquirá, pasa a Santa Ana, donde también hay denuncias por pederastia, termina en Estados Unidos. ¿Qué pasó con este sacerdote?

ART: Es un caso que se presentó a la Santa Sede y se le dio la dimisión del Estado Clerical, por lo cual él ya no es sacerdote ni tiene ninguna vinculación con la Arquidiócesis.

JPB: ¿Pero por qué después de que sale por denuncias en Chiquinquirá, lo nombran en Santa Ana y en Manrique?

ART: Bueno, eso no me correspondió a mí, sino al Arzobispo anterior. Yo cuando llegué lo encontré en Santa Ana y me vinieron con alguna información e inmediatamente puso el caso ante la Santa Sede y concluyó como le acabo de decir.

JPB: ¿Pero no lo retiró de la parroquia sabiendo que era una parroquia con colegio y con niños expuestos?

ART: Sí, lo retiré de la parroquia y lo suspendí a cautela, cuando me llegó la información. Presenté la situación ante la Santa Sede y terminó en esto.

JPB: ¿O sea que este es un caso comprobado? Desde que ya lo redujeron al estado laical.

ART: Es un caso que se concluyó de esta manera.

JPB: ¿Y por qué no lo presentaron ante la Fiscalía teniendo las pruebas para decir que el padre era culpable de haber abusado de niños?

ART: Eso no le toca a la Arquidiócesis. Son las personas afectadas las que deben acudir a poner una demanda de este tipo.

JPB: ¿Cómo terminó en Estados Unidos?

ART: No sé, porque él está desvinculado de la Arquidiócesis.

JPB: Pero estuvo hasta el verano (junio) del año pasado en Estados Unidos. Uno se imaginaría que tendría que haber tenido permiso de la Arquidiócesis de Medellín o la de Brooklyn. ¿Cómo es el proceso de un sacerdote que se va? Me imagino que usted lo tiene que autorizar…

ART: No, una persona que está desvinculada de la arquidiócesis o suspendida, como fue la primera etapa de él, procede en libertad como un ciudadano que actúa según lo que mejor le conviene.

JPB: ¿Ustedes nunca se enteraron de que él estaba en Brooklyn ejerciendo en una parroquia?

ART: No supe eso.

JPB: Y si hubiera sabido, ¿cuál habría sido su actuar?

ART: Avisaría al obispo que él estaba suspendido, que estaba en un proceso.

Pero al parecer el Arzobispo Ricardo Tobón está mientiendo. El mismo Arzobispo Tobón le dio permiso y recomendó al pederasta para trabajar en la Diócesis de Brooklyn. El sacerdote aterrizó en noviembre de 2012 en Nueva York.

El periodista decidió poner a prueba las palabras de Monseñor Ricardo Tobón y consultó con la Diócesis de Brooklin. Para su sorpresa el obispo de Brooklyn, monseñor Nicholas Anthony DiMarzio, le envió a La W el contenido de las dos cartas, una de 2012 y otra de 2015, en las que monseñor Tobón recomendó y autorizó al padre Roberto Cadavid, para trabajar en esa diócesis. Hay que señalar que para esa época Ricardo Tobón sabía  que Cadavid había sido suspendido por acusaciones de pederastia en dos parroquias de Medellín.


Impunidad total

Contra Roberto Antonio Cadavid Arroyave existió un proceso en la Fiscalía que fue archivado. La dificultad de las victimas para pagar un abogado, el poder del clero y las presiones hicieron que los casos no llegaran ante un juez. Durante la actual investigación el periodista Juan Pablo Barrientos menciona que hubo presiones para que la investigación no continuara.

La Iglesia por su parte ha apelado al Concordato de 1973 y a la fidelidad de sus feligreses, que hasta plantones de apoyo a un sacerdote sindicado de pederastia han hecho, para evadir la justicia colombiana y seguir ejerciendo como clérigos con el silencio cómplice de los arzobispos colombianos.


Preguntas con respuestas pendientes

¿Por qué dijo el arzobispo Tobón en entrevista con La W dijo que no sabía que Cadavid estaba en Estados Unidos, cuando en verdad lo recomendó y lo autorizó para trabajar en ese país?

¿Por qué el único sacerdote de Medellín condenado por la justicia por acceso carnal y abuso a menores de 14 años, el padre Mario Castrillón, fue encontrado inocente por el derecho canónico y después de pagar su condena fue enviado a una cómoda parroquia y a un lujoso hospital de El Poblado, en Medellín?

¿Puede creerse en la palabra de Monseñor Tobón de que no hubo acuerdo económico para silenciar a las víctimas cuando ya quedó demostrado que mintió en la recomendación de Cadavid a Nueva York?

¿Renunciará el arzobispo de Medellín, tras encubrir y proteger al sacerdote pederasta Roberto Cadavid como lo hicieron los obispos chilenos?


Otros casos

Según se ha desprendido del trabajo investigativo de Juan Pablo Barrientos el caso de Roberto Cadavid no es el único. También se señala el caso del padre Álvaro Pimienta que termino pagando una fiducia a la familia de la menor abusada, quien no lleva el caso a la justicia colombiana; el del joven sacerdote Juan Diego Rodas quien trabajaba como capellán del colegio parroquial de Envigado (municipio aledaño a Medellín) quien se vio involucrado con un menor de edad y se encontraron mensajes comprometedores en su WhatsApp.También se encuentra el caso de Carlos Yepes quien fue denunciado por un joven que afirma haber sido abusado por Yepes cuando era menor de edad. 

El único caso en el que un sacerdote fue condenado por abuso sexual de menores fue el el de Mario castrillón. Castrillón fue condenado a cien meses de prisión por acceso carnal abusivo con menor de 14 años en concurso homogéneo y sucesivo, y actos sexuales abusivos con menor de 14 años. Castrillón pagó su condena en casa cural por cárcel y luego fue enviado a la cárcel de Bellavista, en Medellín. A pesar de ser acusado y juzgado como pederasta, ejerce su sacerdocio en la pomposa clínica de El Rosario, en el barrio El Poblado, y colabora en la parroquia San Juan Apóstol, ubicada frente al centro comercial más imponente de Medellín: El Tesoro.

¿Habrá alguna vez justicia para los menores víctimas de esta serie de abusadores y obispos cómplices en Colombia?

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